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 DIRECTORIO   Domingo, 27 de Febrero de 2005, número 489
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JUSTICIA / DECISIVOS FRENTE A ATUTXA
Detrás de manos limpias
ADMIRADOR DEL ULTRA Blas Piñar, su labor al frente de Manos Limpias le ha llevado a ganar el 30% de la infinidad demandas presentadas contra políticos e instituciones. La última «víctima» de Miguel Bernard ha sido Atutxa
SUSANA RIVAS
MAL POLITICO, BUEN ABOGADO. Tras su decepcionante carrera política con Blas Piñar, Bernard fundó en 1995 Manos Limpias. / J. AYMA
Su secretario general no oculta la admiración que le despierta la figura de Blas Piñar, ante cuyo nombre siempre antepone un respetuoso don: «Yo era amigo de don Blas Piñar y de la familia.Para mí, don Blas fue un hombre leal a sus ideas. En su día la Historia lo reconocer. Gente del franquismo que había vivido mucho más del Régimen que el señor Piñar, después dieron el salto a otras formaciones políticas, renunciando a sus ideas».

Miguel Bernard Remón se despreocupa de que este tipo de declaraciones públicas pueda poner en cuestión al sindicato Manos Limpias, creado en España hace ahora una década bajo el mismo lema que sustentó a su homónimo en Italia: «Allí donde existe un delito debe haber alguien capaz de denunciarlo».

«Vamos a sentar a Atutxa en el banquillo. Esto es un triunfo para la democracia, para todos los españoles, para la Constitución...», clamaba Bernard tras conocer la resolución del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco por la que reabre el caso Atutxa.Según los denunciantes, el presidente del Parlamento Vasco desobedeció la orden del Tribunal Supremo sobre la disolución del grupo parlamentario de Sozialista Abertzaleak, formado por los representantes electos de la ilegalizada Batasuna.

«Los hemos sentado [la denuncia incluye a Gorka Knörr (EA) y Kontxi Bilbao (IU-EB)]. De no ser por nosotros no hubiese pasado nada, porque el fiscal general también se hubiera lavado las manos», aventura Bernard.

El sindicato que está removiendo la vida política vasca y española con su continuo ir y venir a los juzgados, se fundó en España en 1995, y en la actualidad cuenta con 6.500 afiliados. Bernard presume de que el sindicato se autofinancia. Y de que el perfil de sus afiliados no permite encasillarlos ni social ni políticamente: «Hay todo tipo de funcionarios, arquitectos, limpiadoras...».

Sin embargo, Bernard no puede sustraerse a un pasado político que, en una lectura superficial, puede colocarlo al otro lado de la legalidad democrática. El secretario general de Manos Limpias recuerda con indisimulada nostalgia la década prodigiosa de la ultraderecha española posfranquista, cuando los militantes de Fuerza Nueva eran temidos por su organización paramilitar y los numerosos altercados callejeros que protagonizaban armados de cadenas y chacos. «Objetivamente, con todos los defectos que pudiera tener Fuerza Nueva, el partido de Blas Piñar desempeñó un papel importante en la transición española. Si no hubiera existido una oposición de este tipo, llamémosle violenta, a lo mejor la transición se hubiera hecho de otra manera. Tal y como se desarrolló hubo un equilibrio de fuerzas y terminó, con los incidentes que existieran por el camino, con un texto constitucional».

Las concomitancias ultraderechistas no acaban en las declaraciones del secretario general del sindicato. Cuando el sindicato filofascista Fuerza Nacional de Trabajo se instaló en Madrid, compartió sede con Manos Limpias en las oficinas capitalinas de Quintana, 20, en el barrio de Moncloa.

CON EL FRENTE NACIONAL

Antes de fundar el sindicato, Bernard Remón intentó también emprender la carrera política siguiendo la estela de su admirado mentor ideológico, y siempre rodeado de lo más granado de la ultraderecha española. Fuentes cercanas a su persona aseguran que «soñó con formar en España un partido como el francés de Le Pen», pero las urnas no le dieron respaldo suficiente para trasladar el movimiento xenófobo lepeniano a la piel de toro. Los analistas políticos han hablado de que la iniciativa política del controvertido José María Ruiz Mateos le disputó y arrebató un espacio político común cuando ambos se presentaron a las elecciones al Parlamento Europeo en 1994. Mientras el empresario de la abeja y el traje de Supermán sacaba tres parlamentarios, Bernard se tenía que conformar con recontar un puñado de votos con perfume a naftalina histórica.

Pero con la fundación de Manos Limpias en 1995, Bernard ha colmado, al parecer, sus aspiraciones de alcanzar cierta relevancia en la vida política española. Porque, por ejemplo, la reapertura del caso Atutxa no acaba en el presidente del Parlamento vasco, en Knörr y en Bilbao. El nuevo fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, no recurrió en principio el archivo de la causa dictado por la juez Nekane Bolado. Hasta que Manos Limpias empezó con su insistente labor de denuncia.

Animados por su reciente éxito, los promotores de este particular sindicato planean ahora «presentar una denuncia ante el Consejo Fiscal [contra Conde Pumpido] por falta muy grave, y después una querella por prevaricación», anuncia Bernard.

Los más de 6.000 afiliados de Manos Limpias (casi todos procedentes de las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha y que aportan a la causa 60 euros anuales) cumplen una década ejerciendo de azote de presuntos corruptos del mundo político y financiero y en defensor de sus «valores inquebrantables» desde que llevaran en 1995 al banquillo a diversos cargos socialistas por las irregularidades que el sindicato detectó en la Expo de Sevilla. Bernard blande con orgullo el porcentaje de éxito de su labor fiscalizadora: «Hemos ganado el 30% de las demandas presentadas».

Ahora vuelven a apuntar a la frente de la impunidad de los poderosos.«Vamos a denunciar a la ONCE. Emiten el doble de cupones que venden, se quedan con un 50% y eso no lo sabe la gente. Eso no lo hace ninguna lotería en España».

Abogado-letrado del Ayuntamiento de Madrid -«de la época en que había que superar oposiciones con más de 300 temas»-, Bernar presume también de ser «el único funcionario del Consistorio que ha declarado sus bienes». No es el único togado del sindicato: «Contamos con abogados que son funcionarios afiliados a Manos Limpias y no nos cobran. Sólo pagamos a los procuradores».

De esta manera han conseguido emprender algunos de los procesos más sonados de la historia reciente de España. Contra las Madres de Mayo argentinas por apoyo a ETA. Contra el mismísimo superjuez Baltasar Garzón y el ex ministro popular de Exteriores Abel Matutes por filtrar el informe médico del ex dictador chileno Augusto Pinochet. Garzón repetiría por no abstenerse ante los sumarios del caso GAL y de los fondos reservados, y por dilación en la tramitación de las denuncias de Manos Limpias contra la Expo.Contra párrocos de Bilbao, Vitoria y San Sebastián por apoyo a ETA. Contra la ley lingüística de la Generalitat catalana.Contra el ex ministro popular de Defensa y ex presidente del Congreso, Federico Trillo, por presunto fraude en la ley de Medición de Apoyo a la Movilidad Geográfica de las Fuerzas Armadas. Contra dos guardias civiles marbellís por revelar su condición homosexual...Y Bernard promete más manos limpias para desanudar el trapo que convierte a la Justicia, en ciega.




 
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