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SEGURIDAD JURÍDICa

España se adelanta para proteger su secreto empresarial

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Aunque ha pasado un tanto desapercibido, hace unas semanas el Consejo de Ministros dio luz verde al anteproyecto de ley de secretos empresariales, tal vez el mayor hito legislativo para la promoción de la economía del conocimiento y la innovación que viviremos este año.

Con esta ley, España busca ponerse a la vanguardia jurídica en la puesta a disposición de instrumentos jurídicos para la promoción y protección de los intangibles, pues sólo Suecia y EEUU cuentan con leyes específicas para regular esta figura, hoy recogida en un maremágnum de normas, destacando la ley de competencia desleal.

El objetivo es reforzar la seguridad jurídica de los secretos empresariales, que constituyen la base de la economía del conocimiento y juegan un papel esencial en el entorno actual de innovación e intercambio de información.

¿Y por qué es tan importante el secreto empresarial? El secreto empresarial protege el know how o la información de negocio que, en economías de servicios como es la española, suponen la principal y, a veces, única ventaja competitiva. No es de extrañar que casi simultáneamente, en mayo de 2016 EEUU y la UE promoviesen sendas leyes federales o directivas para dar cuerpo en su territorio a esta nueva figura.

Para quien dude de la potencia innovadora española y del impacto que esta figura tendrá en nuestra economía y empresas, el informe de Cotec de 2017 arroja unos números demoledores. Por ejemplo, que en España la inversión en tangibles cayó un 24% en los últimos años, mientras que subía un 18% en intangibles.

También cabe mencionar que la contabilidad nacional solo recoge un 40% de los intangibles que genera la economía. Si el otro 60% se tuviese en cuenta, el PIB crecería un 3,5% (más de 37.000 millones de euros). Además, de los intangibles generados sólo una pequeña parte se protege por las figuras tradicionales de Propiedad Industrial e Intelectual, por lo que la gran mayoría es know how, cuya principal vía de protección legal es a través del secreto.

Por tanto, la gran mayoría de los modelos de negocio y empresas innovadoras que se generan en la actualidad, utilizan la figura del secreto como elemento clave de protección (lo sepan ellos o no). El problema es que hasta la fecha esta modalidad ha sido la menos protegida en el ámbito europeo, caracterizado por una excesiva fragmentación que dificulta su defensa.

Hoy más que nunca resulta esencial para la empresa disponer de una política de seguridad en el tratamiento de la información confidencial, que permita evidenciar, clasificar, proteger, difundir, usar, explotar y defender el conocimiento sensible y competitivo de la organización y con ello conformar un sólido patrimonio de secretos empresariales.

Con la nueva normativa, cuya trasposición está prevista para junio de este año, todas las entidades han de revisar cuidadosamente las medidas laborales (en especial en los procesos de contratación y despido de trabajadores), los acuerdos y cláusulas de confidencialidad, los protocolos de acceso y encriptación de la información y el plan de contingencia para paliar los riesgos de pérdida de la información crítica.

Justo por sus características, pocos casos de violación de secreto salen a la luz pública, pero cada vez es y será más frecuente oír hablar sobre esta materia en relación con salidas de personal o conflictos entre empresas tecnológicas donde su hecho diferencial es su especial modelo de negocio.

No se trata de un caso aislado, según estudios de la Comisión Europea un 20% de las empresas europeas declaró haber sufrido de apropiación indebida de sus secretos, y la mayoría cree que puede haberla sufrido aunque no puedan constatarlo. Además, muchas están seguras de que este riesgo aumentará en los últimos años. Es curioso ver que estas mismas empresas señalan que la principal fuente de riesgo viene de los competidores (53), los mismos empleados (45%) y sus clientes (31%).

El siglo XIX consolidó las figuras de las patentes, los diseños y las marcas. El siglo XX fue el de las variedades vegetales y los dominios. Hoy, en los albores del siglo XXI, asistimos a la consolidación de la nueva figura de protección de los intangibles.