Donald Sultan, pintor de incendios y otras catástrofes

  • El pintor estadounidense presenta cuadros sobre desastres.
  • Para trabajar con materiales adecuados a la destrucción combina linóleo, alquitrán, fibras y yeso y compone escenas sobre la fragilidad de las obras humanas.
  • 'El hombre es intrínsecamente autodestructivo, y todo lo que construye acabará siendo destruido', afirma el artista, interesado en la impermanencia.
Un bombero en un incendio. Cuadro de Donald Sultan
Un bombero en un incendio. Cuadro de Donald Sultan
Private collection, New York © Donald Sultan
Un bombero en un incendio. Cuadro de Donald Sultan

A principios de los años ochenta del siglo XX, el pintor, escultor y grabador estadounidense Donald Sultan (1951) comenzó a llamar la atención con los ásperos paisajes industriales que pintaba con una mezcla de materiales especialmente duros: fibras sintéticas, linóleo, alquitrán, yeso... Sus pinturas desean reproducir el mundo de finales del milenio, pero también advertir sobre la posible cercanía de un desastre.

Aquellos cuadros sirvieron a Sultan para entrar en el club de los artistas mejor cotizados de su generación: eran pinturas industriales en las que se adivinaban accidentes, incendios, derrumbes y otras catástrofes. Ahora vuelven a exponerse como si se tratase de constatar que el artista tenía razón y que el derrumbe de todo un sistema aguarda tras la esquina.

La exposición Donald Sultan: The Disaster Paintings (Donald Sultan: los cuadros del desastre) agrupa por primera vez aquella colección y la muestra en conjunto en una gira por varias ciudades de los EE UU que, del 26 de mayo al 4 de septiembre, recala en el Smithsonian American Art Museum de Washington, la influyente pinacoteca de arte moderno conocida coloquialmente por sus siglas inglesas, SAAM.

Sultan trabajó en los paisajes industriales y exploró las posibilidades del tema durante casi una década, pero las obras laten ahora con un potencia dolorosa por los peligros ambientales, la crisis sin fin de la industria de los EE UU y el desmorone del Estado del Bienestar.

"Las ansiedades sociales y culturales sobre la fragilidad de los sistemas y estructuras que reflejan las pinturas de desastres de Sultán siguen siendo relevantes y hacen de este un momento oportuno para reexaminarlas", apuntan desde el museo, que ha seguido una política de exposiciones de especial crítica hacia el modelo socioeconómica que predica el presidente Donald Trump.

Monolíticas pero débiles

La serie, compuesta por una docena de imponentes cuadros, represe no menos grandiosas estructuras levantadas por el hombre —plantas industriales, vagones o trazados de ferrocarriles de mercancías, estructuras de ingeniería metálica....— que, pese al aspecto monolítico, pueden ser destruidas por eventos catastróficos, drásticos, tan inesperados como fugaces. Para adaptar el medio a los temas, Sultan trabajó con materiales sucios: especialmente alquitrán, pero también resinas, fibras sintéticas, yeso y linóleos.

Uno de los primeros artistas de su generación en emplear una amplia gama de herramientas y materiales industriales en lugar de pinceles y pinturas tradicionales, la selección de Sultan es una metáfora visual intencionada. "Estas pinturas tienen una cualidad física que sólo se puede experimentar en persona", explica Sarah Newman, la coordinadora de la exposición.

Cruces de caminos

El poder de los cuadros, que representan las consecuencias de incendios, derrumbes, accidentes, fugas tóxicas y abandonos está en las profundidades ahumadas de la materia que él artista conjura para situarse en cruces de caminos dicotómicos: el minimalismo de la representación y lo mayestático de los temas, la figuración y la abstracción, la historia y la sociedad...

El conjunto The Disaster Paintings fija en el momento eterno de los cuadros los eventos de la vida real de las sociedades modernas: sufrimos tantos y tan variados desastres que "es fácil olvidar que siempre estamos a las puertas de otro", comentan desde el museo para justificar la importancia moral del planteamiento de Sultan, cuya carrera de cuatro décadas se ha nutrido de los "aparentes opuestos" de la sociedad en la que vivimos.

"La serie habla de la impermanencia de todas las cosas", dice el pintor en unas declaraciones distribuidas por el museo. "Las ciudades más grandes, las estructuras más grandes, los imperios más poderosos..., todo muere. El hombre es intrínsecamente autodestructivo y todo lo que se construye acabará siendo destruido. Sobre eso hablan mis obras: vida y muerte".

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