MADURO, ERDOGAN Y EL GOLPE CONTINUADO
"¿Ustedes vieron el golpe de Estado en Turquía?
el presidente Erdogan me contó los detalles y yo vengo ahora más claro, el que
intente violar el derecho a la paz, la Constitución y algo que se parezca a un
ataque terrorista o golpe de Estado, el presidente Erdogan quedará como un niño
de pecho ante lo que yo voy a hacer"
(Nicolás Maduro, en
Ha sido una semana de sobresaltos: de manera abrupta, sin cuidar
las formas, de una manera bufa, unos tribunales regionales paralizan lo que,
dado este despropósito, es de suponer considerasen un maniobra mortal para sus
ansias de eternizarse en el poder; luego, la rápida y contundente reacción de
la Oposición, que conjuga todas las voluntades en pocas horas, para direccionar
desde la Asamblea Nacional, la calle (las resteadas) y en el plano
internacional; la Asamblea sesionando el domingo, con irrupción de turbas aparentemente
alebrestadas (y luego aparentemente tranquilizadas) por el alcalde Jorge
Rodríguez, cuya presencia hizo que se le señalara como el director de orquesta,
primero como agitador y luego como conciliador y contenedor, en un evento poco compatible
con la profesión de psiquiatra ( http://elpitazo.com/ultimas-noticias/senalan-a-jorge-rodriguez-como-responsable-de-los-ataques-violentos-a-la-an/).
La situación del país es insostenible. Y el margen de
maniobra del gobierno es corto y precario. Por lo que, de haber habido Referéndum
Revocatorio el revolcón hubiese sido total. Por lo que las formas se pierden
tratando de evitarlo. Simplemente buscan imponerse, con gran despliegue de
torpeza. Torpeza que opaca la temeridad y delata zonas de vulnerabilidad y
temor.
El juego de la Oposición es claro. Lo que buscan también. La
manera, por supuesto. La duda tiene que ver con la efectividad: ¿en este país
con los poderes secuestrados, puede dar algún resultado concreto? ¿qué se tiene
que hacer? ¿qué se debe conjugar? Con el gobierno el análisis es algo más
complejo. Quiero decir, identificar que detrás de las bravuconadas, que es
distinto a una demostración de fuerza, hay estrategia e intencionalidad. Quedan
pues dos preguntas: ¿qué están haciendo? ¿qué pretenden? ¿por qué de esa
manera?
El juego de la Oposición es más complejo de armar, porque su
situación en 15 años ha sido la de pérdida del poder institucional. Lenta ha
sido la recuperación. Es la factura de haberse asustado de la cita electoral
del 2005. Se justificó por falta de confianza en el árbitro electoral y porque
así iba a quedar en evidencia las triquiñuelas con las que se fraguaban los
resultados electorales. Esa ausencia permitió que se nombraran figuras claves del
chavismo en los puestos de contrabalanza del régimen y se aprobaran leyes y
normativas con grandilocuencia revolucionaria. Así que lo que diga
legítimamente el Parlamento, debe tener resonancia en la calle. Porque las
instituciones por su cuenta no le van a hacer caso.
La problemática consiste en que la calle cansa, si es muy
prolongada su estadía en ellas. No hay tradición miliciana ni es la izquierda
militante de otros tiempos, sino padres, madres y jóvenes que, en muchos casos,
solo se desahogan, no hilvanan coordinación política. Y esto puede ser una
debilidad que aproveche el gobierno: cansar, culpabilizar y reprimir
ocasionalmente, para que abandonen el pavimento y volver a las colas de
productos regulados. Hace falta mover la calle de manera articulada y decidida,
con liderazgo claro. Y en Venezuela la mayoría se opone al gobierno, que no
equivale a comulgar con la Oposición. La calle también puede ser aprovechada
tanto por los radicales como por los infiltrados. Ambos son peligrosos. Porque
hay que exhibir músculo y cabeza.
Y en el plano internacional el juego se hila fino. Porque el
mundo se mueve por intereses, no sería la primera vez que dejan colgando de la
brocha a los derechos humanos o cualquier otra tragedia humanitaria. Los mismos
déspotas del medio oriente fueron piezas claves para la política exterior los
Estados Unidos durante el periodo de Guerra fría. O sea, la coyuntura actual se
da para que los países puedan exhibir una declaración de principios. Venezuela
exhibe deudas impagables en el corto plazo. El país luce como un lastre hasta
para los propios aliados. Y la petro-diplomacia cuenta menos cheques en el
bolsillo, porque hay menos producción. Porque a la gallinita de huevos de oro
había que alimentarla y no lo hicieron. Porque creyeron que la “caja China” era
su “caja chica”. Porque el desastre que es Venezuela está al descubierto y
ningún país sensato puede hacer una defensa razonada ante sus ciudadanos
(articular con organizaciones de ciudadanos y no solo con gobiernos). A nivel
internacional, la MUD tiene la mesa servida, para mostrar más confianza para el
futuro que sus pares chavistas. Y, en este caso, el reloj está en contra el
gobierno: mientras esperan que los precios del barril se recuperen, la
pesadilla de ISIS puede ser un mal recuerdo. Y los países, en especial Estados
Unidos, va a contar con más tiempo para atender al continente. No
necesariamente para intervenir, según las líneas épicas del discurso
oficialista. Ya sabemos el daño que causa dichas acciones salvíficas. Una
empresa tal, la intervención, que requiere gastos millonarios, tienen en la
mayoría de los casos razones que son cuantificables. Porque además las fisuras
en la integridad del gobierno permiten otras maniobras ¿o es que no se ha
entendido lo que ha pasado con los narco-sobrinos?
El estamento político oficialista sorprende por su falta de
imaginación. Cuando pareciera que va a dar un golpe de escena, sale con una
rutina humorística. Si las condiciones para la recolección de firmas del 20%
eran casi de imposible cumplimiento, cayeron en la trampa de sus propios
fantasmas: los miedos. Falta el genio creativo como fabulador que era el
presidente Chávez. Por eso se fueron en desbandada para cerrar el paso del
Revocatorio por medio de tribunales regionales. Queda en el aire la sospecha de
que lo hicieron así para no embarrar a los grandes cacaos de la Revolución sino
a personajillos ávidos de poder. Total ¿quién no quiere ir de vacaciones a
Disney World sin estar en constante zozobra por cualquier sobresalto?
Pero es tan torpe y bufa la puesta en escena, que queda la
duda de si eso es a propósito. Lo cual contradice la falta de coordinación y el
excesivo atropello por controlar la situación. Cuestiones que confunden cuando
hay momentos de arrebato de Nicolás Maduro en los que pareciera tener la sartén
agarrada por el mango (porque los sables los tienen los que habitan en
cuarteles) y se pasa en el siguiente “negro” (espacio entre bloque de
comerciales en televisión en el que se transmite el programa) a declaraciones
sin la más mínima perspectiva. Como, por ejemplo, decir que se reunió con el
presidente turco y que estuvieron hablando del golpe en Turquía. Para luego
seguir mostrando las cartas: si en Venezuela se produjese un golpe (vuelve otra
vez el guion del golpe, golpe de Estado, golpe continuado, golpe mediático,
¿golpe institucional?...), “el presidente Erdogan quedará como un niño de pecho
ante lo que yo voy a hacer”. Se refiere a la gigantesca purga ocurrida en
Turquía y ¡oh, intereses! tolerada por Occidente: perder un aliado o permitirle
que se alinee con el gigante eslavo en la lucha contra ISIS, no parece muy
conveniente a Europa y Estados Unidos. Las cárceles pueden estar atestadas por
presos pudriéndose en sus excrementos, que el mundo no confesará su amnesia.
¿Cuál es el sueño de Maduro? Poder reeditar el golpe a
Erdogan en Venezuela, para terminar de vaciar las filas opositoras y justificar
el cierre del Parlamento. Erdogan estaba fuera de Turquía cuando se dio el
golpe (creo que en Egipto), ocurrió un viernes que es sagrado para los
musulmanes (el 15 de julio), todo se dio en base a rumores más que acciones
coordinadas. Además alguien dijo que los golpes no se dan el fin de semana por
razones estratégicas. Total, que nada cuadra con un golpe tradicional y, menos,
con un golpe exitoso. Esto, las acusaciones de Erdogan al clérigo Fetulá Gudel
y la despiadada purga interna hace pensar, como posibilidad digna de crédito,
que todo fue un montaje. Erdogan consiguió que algunos pisaran el peine y
luego, mostrándose como que había recuperado el poder, arrojar los huesos de
disidentes, opositores y sospechosos a mazmorras malolientes. Occidente lo iba
a tolerar, por la guerra contra ISIS y para evitar que se alejara de la OTAN sucumbiera
a las carantoñas rusas.
Con el guion en la mano, hay que provocar una situación que
se salga razonablemente de control, debió pensar el gobierno: la suspensión de
la recolección del 20% de las firmas para solicitar el revocatorio. Por
supuesto, que Nicolás debía viajar fuera del país. O la oposición se quedaba
tranquila o la coartada pudiese ser perfecta. Lo que no debía contar el
presidente viajero es con la torpeza de sus adláteres. O, mejor dicho, la falta
de coordinación. Se le olvida que el PSUV es ahora el partido de las mil
cabezas. Que ponerse de acuerdo debe ser más difícil que los acuerdos a puerta
cerrada de la MUD. Así que, si su intención era purgar, va a tener todos los
créditos para poder purgar a los suyos, si los somete al escarnio público.
Aunque digan que la MUD pretende repetir los golpes contra Dilma y Lugo
(acciones que no dudo que la puedan inspirar), necesitan mucho más para
recuperar el control del país y la credibilidad internacional. Así que la
historia se repite primero como tragedia y luego como comedia.
Queda esperar si de todo esto puesto en escena de forma torpe
y grotesca, al menos queda las ganas de hablar y negociar. Eso que llaman
diálogo y que debería producir acuerdos (ese es el sentido de la palabra “negociar”).
Es de esperar que el representante del Vaticano, que dicen que va a participar,
no quede reducido a personaje de utilería. Total, desde el punto de vista de la
credibilidad, los que gobiernan ya no tienen mucho que perder. Algo todavía pueden
todavía. Y no me refiero exactamente al poder.
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