_
_
_
_
_
entrevista a Caddy Adzuba

“El poder de los medios es inmenso, si se utilizan mal es un crimen”

La periodista defiende los medios de comunicación constructores de paz Algunos de ellos funcionan en su país, República Democrática del Congo

Ángeles Jurado
Caddy Adzuba, el pasado 15 de julio en la sede de Casa África de Las Palmas de Gran Canaria.
Caddy Adzuba, el pasado 15 de julio en la sede de Casa África de Las Palmas de Gran Canaria.Joan Tusell

“Lo siento, pero los medios de comunicación occidentales no evolucionan, son casi librescos", lanzaba risueña Caddy Adzuba, antes de informar —sin poder disimular su orgullo— de que hay medios congoleños que sí que han evolucionado y que son sensibles con los derechos humanos y útiles para dar voz a la sociedad civil y construir la paz. Caddy Adzuba (Bukavu, 1981) se expresó con sencillez, en un francés limpio y preciso, ante el auditorio abarrotado de Casa África el pasado 16 de julio. Acababa de llegar de una conferencia en El Escorial, en una nueva visita fugaz a España, de esas que dejan un gusto a poco y a delicioso en los labios, el corazón, el cerebro.

Más información
"Una mujer violada es una mujer enferma"
Una mujer que clama
En defensa de las niñas violadas
"Se sigue usando el cuerpo de mujer como arma de guerra"

“Cuando los medios occidentales hablan de África, muestran niños con pantalones harapientos, falta de carreteras, mujeres descalzas y sucias. Si se habla de la guerra, se menciona el número de muertos y quién se pelea. Nada más”, señala antes de explicar que la primera pregunta que le hicieron en una de sus recientes visitas a España después de recibir el premio Príncipe de Asturias de la Concordia el año pasado fue sobre el ébola. Incluso un estudiante español le llegó a plantear en una de sus conferencias la cuestión de si había aviones en su país y de cómo había llegado hasta España.

Caddy Adzuba se despacha a gusto contra los medios occidentales cargados de clichés y visiones negativas y catastrofistas sobre el continente africano, pero no es complaciente con cierto tipo de medios africanos tampoco. “La mayoría, cuando hablan de Europa, enseñan casas hermosas y dicen que todos trabajan y cobran 3.000 euros al mes. Cuando se muestra ese tipo de información a gente que vive en la miseria, en la guerra, en la desesperación, todos quieren venir. Se les venden sueños. Piensan que la vida en Europa es muy buena. El poder de los medios es inmenso. Si se utilizan mal, es un crimen, un arma de destrucción masiva”, precisa.

La periodista y jurista congoleña aprovecha la ocasión para denunciar el papel de las multinacionales que financian y planifican la guerra y la presencia de los helicópteros y aviones que traen armas hasta lo más profundo de su país y desaparecen cargados con minerales de sangre. También la influencia nefasta del ejército ruandés, apoyado por gobiernos occidentales y que importó una violencia antes jamás conocida a la República Democrática del Congo y a la que se sumaron otros grupos extranjeros armados oportunistas como los rebeldes ugandeses del Ejército de Resistencia del Señor o los guerrilleros burundeses. Clama contra la violencia sexual, que es puro feminicidio destructor de sociedades y el peligroso desamparo de todos esos niños traumatizados y desmovilizados que han ejercido de soldados o esclavos sexuales y que no tienen opciones de reinsertarse con éxito en sus sociedades. Pero sobre todo, aprovecha para defender otro tipo de periodismo: respetuoso, comprometido y que construya y aporte a la sociedad en la que se ejerce y a una especie de solidaridad planetaria.

Caddy Adzuba, durante su intervención en Casa África el pasado julio.
Caddy Adzuba, durante su intervención en Casa África el pasado julio.Joan Tusell

Realidad compleja

Caddy Adzuba es una mujer de una belleza serena. Se ha hecho trenzar el pelo en un moño y luce un traje que se le ajusta a las curvas, en paño, y tacones rojos. La piel bruñida y suave resplandece, especialmente en su cara, donde dibuja las cejas a lápiz y una sonrisa con forma de corazón con un pintalabios morado. Es coqueta, se adorna con joyas como unos enormes aros dorados, disfruta de la música, se enamora de ciudades como Las Palmas de Gran Canaria a la primera bocanada de brisa marina en Las Canteras, disfruta una copa de vino tinto.

Sin embargo, lo más llamativo de Caddy Azduba no es precisamente que sea hermosa ni coqueta ni chic: lo que golpea a quien la mira y le fascina es que irradia fortaleza, determinación y dignidad. Que, a pesar de tener vivencias duras y descomponerse un poco en cada testimonio de guerra que registra con su grabadora, conserva una risa dulce y espontánea y desea sentir el calor de las sonrisas de su audiencia. Que repite una y otra vez que las mujeres torturadas y violadas no son víctimas, que ella misma no es víctima. Que termina su charla animando a su auditorio a que compre un billete a Kinshasa y se plante en su país para descubrir todo aquello que los medios occidentales no cuentan sobre él, todo lo que es hermoso y vital y fascinante. La abrumadora y deliciosa complejidad de un país lleno de aristas y riquezas y la igualmente abrumadora complejidad de un conflicto.

Conversaciones con Caddy Adzuba

Caddy Adzuba presentó en Casa África el libro Micrófonos de paz, escrito en forma de diálogos con la periodista y activista Elisa García-Mingo y editado por Casa África, sobre su experiencia con la Asociación de Mujeres de los Medios de Sur Kivu (AFEM-SK). En él, aporta su opinión sobre la visión que  los medios occidentales tienen de África o sobre el deber del periodismo de dar voz a las víctimas de guerra y a los olvidados.

“Mi país es demasiado rico. A sólo 300 kilómetros de mi casa hay uranio. Es un país tan sorprendente que he visto correr el oro por las calles de tierra y a la gente recogiéndolo. Yo misma me hice una pulsera con ese oro. Es un país raro, loco. En la región en la que vivo hay gorilas y primates que son únicos en el planeta, como los bonobos. El coltán más puro del mundo se encuentra en Colombia y en el Congo. Y estamos en guerra desde 1996”, dice.

Antes de su intervención, la también periodista Elisa García-Mingo, que acompañó a Caddy durante su charla, recordó que la República Democrática del Congo vive ahora su tercera guerra, caracterizada por una violencia dispersa y animada por más de 60 grupos armados que protagonizan alianzas muy volátiles. Elisa afirmó que 20 años de conflicto han cristalizado en una crisis humanitaria sin precedentes que se ha “cronificado”, en la que se normalizan abandono escolar, enfermedad, violencia sexual, niños soldados y la existencia de tres millones de desplazados internos. “RDC está en el penúltimo puesto del Índice de Desarrollo Humano, sólo por delante de Níger”, declaró. “La riqueza de sus recursos sólo es superada por la crueldad y exuberancia de la violencia”.

La periodista continuó con un recorrido histórico por el devenir más reciente del país, desde el genocidio no documentado del territorio cuando ejerció de colonia del rey Leopoldo de Bélgica a la cleptocracia de Mobutu, la primera guerra del Congo en 1996 y la teórica llegada de la democracia en el año 2006. Pintó un conflicto que a lo largo de 20 años de endebles treguas y explosivas hostilidades se ha cobrado las vidas de entre cinco y seis millones de personas y se ha saldado con el sacrificio de medio millón de mujeres violadas. Quizás, porque las cifras no son exactas. “Es el conflicto más cruento de la Historia tras la II Guerra Mundial”, enfatizó Elisa, que también explicó que la mayor misión de paz del mundo, la MONUSCO, se sitúa en este territorio y que la misión de Médicos Sin Fronteras con más recursos es la de RDC, “un país que se enfrenta a una situación sólo comparable hoy con la de Siria”.

Caddy Adzuba, en Las Palmas el pasado 15 de julio.
Caddy Adzuba, en Las Palmas el pasado 15 de julio.Joan Tusell

A este cóctel hay que añadir el expolio de recursos a través de multinacionales, gobiernos y fuerzas armadas extranjeras y locales, la corrupción, la impunidad y la absoluta arbitrariedad de los actores armados. “Hay zonas del país, en los Kivus, en las que tres de cada cuatro mujeres han sido violadas”, finalizó.

En su turno de palabra, Caddy mira a su alrededor y subraya que, a pesar de ser abogada de formación, licenciada en Derecho en la Universidad de Bukavu, su deseo de cambiar las cosas le llevó hasta los medios de comunicación siendo muy joven: para ser precisos, con sólo 18 años y en alas de una indignación galopante. “Cuando encendía la radio no se hablaba de los niños secuestrados, por ejemplo. La Radio Televisión Congoleña sólo programaba música y hablaba de deportes, del Madrid o del Barcelona, pero no de los niños secuestrados. Y yo sabía que se secuestraba a niños. Conocía a algunos de esos niños secuestrados. Hablamos de una guerra multidimensional, que traumatiza hasta los menores detalles de la vida social de un país. Y de medios que no hablaban de esa guerra”, denuncia.

Caddy dice que utilizó los 5.000 euros de su Premio Príncipe de Asturias para repartirlo entre 150 mujeres. Su deseo era apoyarlas en la puesta de marcha de una actividad, en la creación de negocios, en la consecución de su independencia y autonomía. Se queja de los millones de dólares y euros que se han despilfarrado en RDC imponiendo proyectos pensados en despachos climatizados en Europa sin pensar en sus usuarios. Va desvelando cómo fue tomando el poder en su medio, con otras mujeres igual de determinadas, que se cansaron de hablar de cocina, leer boletines de noticias y anuncios, servir café. Habla de la responsabilidad de los medios de comunicación. De su utilidad. Y termina con un mensaje claro: “El conflicto de RDC está ligado a España. No os puede ir bien si no nos va bien. Si tenemos un problema, es vuestro problema también”.

Aunque sea, finaliza, porque los congoleños verán esas televisiones mendaces que muestran hermosas casas y empleos para todos y querrán entrar también en nuestro inexacto y endeble paraíso.

Caddy Adzuba fue la protagonista el pasado 16 de julio de #ÁfricaEsNoticia, un ciclo de conferencias organizado por Casa África en las que se habla sobre temas de actualidad de la mano de expertos africanos y españoles. Caddy está acompañada en esta ocasión por Elisa García-Mingo, también periodista y activista como ella, aunque madrileña. Ambas acaban de publicar un texto en forma de diálogos sobre la responsabilidad de los medios en la construcción de la paz y la defensa de los derechos humanos. ha sido editado por Casa África y se titula Micrófonos de paz. Conversaciones con Caddy Adzuba.

Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_