A LA CONTRA

Carlos Pérez Naval

El niño español que ganó el 'Wildlife' de fotografía, otra vez nominado

  • Su padre le enganchó a la fotografía en Calamocha (Teruel) cuando tenía 4 años

  • A los 9, la pricnesa Kate Middleton le distinguió como fotógrafo 'Wildlife' del año en la categoría infantil, por el primer plano de un amenazante escorpión

  • Recién cumplidos los 10, espera repetir suerte. La respuesta, el 13 de octubre

Carlos no se separa de su cámara réflex, listos para captar...

Carlos no se separa de su cámara réflex, listos para captar cualquier momento que merezca la pena.

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Vacaciones en California, verano de 2014. El niño llega con sus padres a Morro Bay, una bonita playa de pescadores. Ve unos platos de agua dulce cerca del mar donde ardillas y gaviotas sacian su sed. Y la paciencia de los ojos fijos del niño hace que se obre la magia.

La imagen se llama To drink or not (Beber o no beber) y, en octubre, su autor puede convertirse en el mejor fotógrafo de naturaleza del año, el Wildlife Photographer of the Year 2015, en la categoría juvenil. No será la primera vez para Carlos Pérez Naval. El año pasado, el pequeño de Calamocha (Teruel) ya vio su inocente sonrisa retratada en los periódicos junto a Kate Middleton, que, divertida, le entregaba el primer premio del reputado certamen que organizan el Museo de Historia Natural de Londres y la BBC en su 50ª edición. Compiten unos 45.000 fotógrafos, adultos y menores, de un centenar de países. El vencedor más joven hasta la fecha sólo tenía nueve años. Con 10, aspira a repetir podio. "Está muy contento", confiesa a Crónica Eva, su madre.

Adora a los linces, las lagartijas, los tigres, los osos, los insectos, las serpientes, los caimanes, los mapaches. La foto seleccionada, que podrá verse en Londres, refleja un duelo en blanco y negro, el de una ardilla que se agarra desafiante al plato de agua, erguida ante el largo pico de una gaviota. "Las ardillas y las gaviotas a veces peleaban por el agua y era divertido, porque la gaviota peleaba con la ardilla para que no bebiera", contaba Carlos esta semana en conexión telefónica con Aragón TV. "Estuvo media hora larga hasta conseguirla", añade la madre.

'Era divertido: la gaviota peleaba con la ardilla para que no bebiera del plato de agua' recuerda Carlos.

Sus padres, ambos profesores, le animan. Lo han llevado a China, a Brasil, a la India... Las imágenes también nacen cualquier día de primavera en el jardín de su casa. "Año tras año nos damos cuenta de que va haciendo fotos de mejor calidad. Tiene más idea, más técnica...". Este verano, Carlos ha ampliado su álbum mastodóntico con 20 días en Kenia. Más y más animales. Y gotas de rocío; le encantan sus reflejos.

Los captura con la cámara de Rodrigo, el padre, o bien con la que éste le regaló cuando le sobraban seis dedos para contar su edad. Por el momento, controla la Nikon D300, la D7100... Números de adultos.

No le cayó otra cámara cuando el lunes cumplió los 10 años. "Todavía es pequeño, tendrá tiempo", dice Eva. Su hijo es un niño como cualquiera: juega al fútbol, a la peonza, pinta con acuarelas... Pero sus fotos son las de un chico mayor. La que le catapultó a la fama se llamaba Stinger in the sun (Aguijón al sol). El jurado la eligió aunque no sea su mejor obra, en opinión de sus amigos de 5º de primaria. Los Pérez Naval la tienen enmarcada, pero no junto al sofá. "No es una foto como para verla todos los días en el salón", sonríe Eva. El chico la logró en una zona pedregosa del pueblo de Torralba de los Sisones: un primer plano al atardecer de un escorpión dorado que levanta su aguijón en un gesto amenazante hecho de veneno. El jurado fue elocuente: "Supera a la de muchos adultos. ¡Es una toma increíblemente misteriosa!".

Los padres se muestran prudentes: el 13 de octubre pueden revivir una exposición mediática que el año pasado les pilló por sorpresa. Carlos está ilusionado. En la ceremonia quiere saludar al andaluz Francisco Mingorance, que tiene 40 años más que sus 10 y que brilla, como él, retratando el mundo animal. La ardilla y la gaviota y la mirada paciente del niño artista tienen la suerte echada.

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