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      Pautas para una comunicación consciente y efectiva

      Cómo transmitir de manera asertiva y con atención plena lo que pensamos. Y cómo aprender a escuchar lo que el otro quiere decirnos.

      03/09/2015 08:56

      Entro a un bar en el centro de la ciudad y allí está la escena infaltable: la mesa de los amigos, normalmente del mismo género, quizás entre 4 y 6, hablando de manera ininterrumpida y casi todos al mismo tiempo. Se superponen, se interrumpen, se adivinan las intenciones en una muy bien orquestada sincronización de encriptados mensajes no verbales. Lo disfrutan, es cierto, pero no cabe duda que la comunicación que mantienen es bastante poco clara y podría ser mucho más rica.

      ¿Por qué nos comunicamos así? ¿Por qué no nos escuchamos? La velocidad de los intercambios es frenética y da la impresión de que es más importante decir algo que el contenido de lo que decimos. Hablar por hablar, la expresión cruda y su estética, más que el sentido y la intencionalidad de la palabra.

      Podemos mejorar la comunicación, somos responsables de lo que comunicamos, por eso quiero que examinemos cómo se puede lograr transmitir de manera asertiva lo que pensamos. Y, lo que es más importante, recepcionar lo que el otro quiere decirnos.

      Pasos para comunicar con atención plena

      Para comunicar conscientemente, con responsabilidad y asertividad, reconocemos que es fundamental seguir los siguientes pasos:

      - Tener una intención positiva. Podemos comunicarnos para encontrarnos con el otro o para manipularlo, disminuirlo o maltratarlo. Si queremos encontrarnos con el otro, es clave dar y recibir, estar dispuesto a abrir nuestro corazón y nuestra mente para intercambiar de manera sincera con la otra persona.

      -  Estar atento a lo que ocurre con la otra persona y conmigo mismo. El otro ¿está preparado para escuchar lo que quiero decirle? ¿Cuál es la mejor forma de expresarle mi idea? ¿Puedo ir registrando su rostro, sus gestos, sus mensajes no verbales para saber si estoy llegando con mi mensaje? Y yo, por mi parte, ¿estoy equilibrado, ecuánime, para dar mi mensaje?

      - Conectar conmigo mismo y con el otro. ¿Qué siente la otra persona? ¿Mi cuerpo, emociones y gestos están alineados para comunicar mejor? ¿El otro puede sentirme como yo lo siento? ¿Me recibe armoniosamente o me rechaza, me evita, se distancia?

      -  Autorregular mi estado mental. A medida que voy recibiendo el torrente informativo, voy comprendiendo y sintiendo su mensaje en mi cuerpo y mis emociones. ¿Tengo que reajustar mis palabras, mi postura o mi mensaje para conectar con el otro verdaderamente? ¿Puede el otro no comprenderme o estar distorsionándolo? ¿Puedo aceptar el silencio como una forma muy conveniente de comunicarme, de pausar mis palabras?

      En la medida que entrenes esta forma de comunicación asertiva prevalecerá la comprensión y la empatía, el sincero encuentro con los demás. Si seguimos enredados en la superposición de comunicaciones, el ruido y el imponerse por sobre el otro, las distorsiones y dificultades en la comunicación continuarán vigente en cada encuentro cotidiano.

      Te dejo un breve y hermoso texto de Louis Lavelle que recalca el valor del silencio en nuestra comunicación, ese preciado tesoro que casi no ejercitamos:

      “El silencio está, a veces, tan cargado de significado, que torna innecesaria la palabra; no sólo porque la hace inútil, sino también porque al hablar se echaría a perder esta esencia tan frágil que lleva consigo el silencio y que impide, por así decirlo, que se le toque. El silencio es un homenaje que el habla tributa al espíritu”.


      Sobre la firma

      Martín Reynoso

      Psicólogo y Coordinador de Mindfulness / INECO - Columnista para Clarín Buena Vida