Salud

Embarazo en los meses de calor

El embarazo en verano puede convertirse en un infierno para las futuras mamás debido a las elevadas temperaturas.

Para disfrutar de este momento maravilloso de la vida también durante los meses estivales, es conveniente seguir una serie de consejos que ayudarán a sobrellevar el calor y evitar la aparición de complicaciones, principalmente en el último trimestre.

La deshidratación, el peor enemigo de los embarazos en verano

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Uno de los principales peligros para la salud durante los meses calurosos es la deshidratación, más aún durante el embarazo, ya que en este período aumenta el umbral de sed y las necesidades de ingesta de líquidos pasan de unos 2 litros diarios a 2,7 litros.

Una buena hidratación resulta fundamental para favorecer el trasporte de nutrientes por el sistema circulatorio hasta el bebé y eliminar toxinas a través de la orina. Además, el consumo adecuado de líquidos previene molestias habituales del embarazo como el estreñimiento, la acidez de estómago o las náuseas. Refrescos, agua y zumos son opciones sanas y recomendables.

Una alimentación equilibrada también ayuda a prevenir la deshidratación en la época estival. Los lácteos frescos, las frutas y las verduras de temporada, además de aportar nutrientes necesarios para la gestación, constituyen un pilar básico para la defensa del organismo contra los efectos de las altas temperaturas.

Los peligros del sol durante el embarazo

Las futuras mamás deben cuidarse de la exposición solar durante el embarazo. Los riesgos del sol en la piel afectan a todos, pero en la época de gestación las mujeres son más propensas a la aparición de manchas, especialmente en algunas zonas del rostro como los pómulos y alrededor del labio superior.

Estas manchas en la piel, que suelen venir propiciadas por cambios hormonales, pueden aumentar su incidencia por la exposición solar. Es aconsejable que las embarazadas se protejan adecuadamente con cremas de protección de factor elevado y eviten las horas de mayor intensidad de radiación.

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Recomendaciones para mujeres embarazadas durante las vacaciones

Las molestias que provoca el calor a las embarazadas no deben suponer un impedimento para disfrutar de las vacaciones y del tiempo libre, aunque se deben tener en cuenta algunos consejos para evitar riesgos innecesarios.

  • Por ejemplo, si se come fuera de casa con frecuencia, se aconseja evitar los alimentos donde pueda proliferar Salmonella, como es el caso de huevos, tortillas o mahonesas. Los pescados y mariscos deben estar bien cocinados, así no se correrá el riesgo de padecer infecciones alimentarias.
  • A la hora de hacer la maleta, lo mejor es optar por prendas cómodas y frescas, que no opriman el cuerpo y que permitan la transpiración y una buena circulación. La misma recomendación es aplicable para el calzado, cómodo y mejor abierto.
  • Si se viaja a zonas de playa, lagos o ríos o si se va a hacer uso de piscinas, se recomiendan algunas precauciones. Los baños en estas zonas no son perjudiciales, salvo en las últimas semanas del embarazo y por recomendación del especialista, ya que si se desprende el tapón mucoso que sella el cuello del útero puede aumentar el riesgo de infecciones. Se debe tener en cuenta que algunas mujeres no se percatan del desprendimiento del tapón y, aunque suele producirse horas o días antes del parto, en algunas ocasiones se da hasta varias semanas antes.
  • Se deben evitar los baños en lugares de riesgo o en la playa cuando el mar está revuelto. Es conveniente no realizar deportes como el surf, esquí acuático o saltos de trampolín. El submarinismo está desaconsejado por los riesgos que conlleva para el bebé.
  • Si se opta por pasar las vacaciones en lugares con aguas termales, se debe tener precaución con los baños en aguas a elevadas temperaturas, ya que la futura mamá puede sufrir desmayos, sofocos o alguna reacción vasomotora.
  • Por último, recordar que la Organización Mundial de la Salud ha recomendado a las embarazadas no viajar a regiones con transmisión activa del virus de Zika, dada la posible relación entre la infección por el virus y el riesgo de producirse microcefalia u otros desordenes neurológicos en los fetos.