15 ago 2015

Crece con un coach ejecutivo

Con la ayuda de este consultor podrás desarrollar nuevas habilidades y detectar otras áreas de oportunidad en tu empresa. ¡Intégralo a tu equipo!

Ser emprendedor no sólo es cuestión de aceptar el reto de tener tu propia empresa. También implica aprendizaje constante, tomar riesgos y, por supuesto, equivocarse. Se pueden tomar ciertas previsiones haciendo un plan de negocios para definir la misión, visión y objetivos de la organización. Sin embargo, en la práctica es cuando comprobamos si las estrategias diseñadas dan los resultados esperados.

La mayoría de los empresarios se forma y aprende las lecciones más valiosas al momento de ejecutar. En otras palabras, no se estudia para ser dueño de negocio, aunque sí ayuda el hecho de contar con conocimientos en diferentes disciplinas como administración, marketing y finanzas. Pero al final del día, se deben afrontar diversas situaciones para las que no siempre se está preparado. 

Otra situación común es que la rutina provoca que el emprendedor no sea capaz de darse cuenta de que está cometiendo una serie de errores o que esta “miopía de taller” no le permita identificar nuevas áreas de oportunidad que se le presentan. En el peor de los escenarios, puede caer en un área de confort, o bien creer que lo sabe todo y que no necesita la ayuda de nadie, pues está satisfecho con lo que ha conseguido sin analizar hasta dónde puede ser capaz de llegar. 

Inicia la conversación
Es cierto: tú eres la persona que mejor conoce cómo opera tu empresa. Por lo tanto, eres el indicado para resolver los problemas relacionados con ella y hacerla crecer. La pregunta es: ¿cómo lograrlo? Y la respuesta es sencilla: con un coach ejecutivo. Quizá no habías escuchado antes este término o solamente relacionas esta palabra con deportes como el box o el futbol americano. La realidad es que esta figura te puede ser de gran ayuda para mejorar tu desempeño.

“El concepto de coaching ejecutivo es una conversación bajo una metodología, la cual logra –con base en una serie de preguntas que el coach le hace al coachee– que la persona, ya sea dueño o directivo, perciba una serie de situaciones que le van a ayudar a resolver una problemática”, explica Ricardo Shahin, coach profesional y director general de CIR México, firma especializada en calidad en el servicio y satisfacción del cliente. “El coach no sugiere, no recomienda, no juzga; su misión es que tú te muevas de un lugar a otro. Pero la decisión es tuya, pues a quien le debe ‘caer el 20’ es a ti”, agrega.

Por su parte, Raúl Gutiérrez, director de Syracuse Consultores, catedrático y coach, señala que el objetivo del coaching ejecutivo es que la gente maximice su propio potencial; además, busca la solución partiendo de la acción. “Para ello, utiliza herramientas y procesos para que la persona deje salir ese maestro interno que tiene y, de este modo, alcance mejores resultados”.

De manera más específica, Rigoberto Acosta, MasterCoach de ActionCOACH, dice que se trata de una interacción dinámica en donde el emprendedor va aprendiendo cómo ser dueño de una empresa y cómo manejar y resolver diferentes situaciones. “En el coaching de negocios, al igual que en el de los deportes, el individuo se entrena todos los días para ser mejor. Es un proceso de crecimiento continuo porque siempre hay nuevo conocimiento y una conciencia por adquirir, así como diferentes estrategias y decisiones”, afirma.

Cuando tú mismo comienzas a pensar y analizar las cosas, al final, determinas qué es lo que tienes que hacer. Con la metodología del coaching ejecutivo como base, el coach ayuda a la persona a que tome la decisión que realmente quiere y, sobre todo, la que más le conviene. El empresario tiene que comprender que es él quien tiene la solución. Por lo tanto, el trabajo del coach no consiste en darle una lista de órdenes a seguir.

Lo que sucede cuando el emprendedor recurre a una capacitación o asesoría externa es que obtiene ideas o sugerencias que puede aceptar o rechazar. “Pero no es lo mismo tener el conocimiento que empezar a desarrollar la habilidad para hacerlo, y es cuando realmente aprendemos. Por ejemplo, si te platico de un libro que trata sobre cómo nadar y no te metes a la alberca, jamás vas a aprender”, aclara Gutiérrez, quien también es catedrático de la Universidad Iberoamericana (UIA), Campus Ciudad de México. 

Por lo que, la base del coaching ejecutivo es la acción; el coach te da retroalimentación para que tú mismo vayas comprendiendo y actuando de tal manera que te permita crecer en la realidad, es decir, en la práctica. El objetivo es no quedarse únicamente en el plano de las ideas, sino llegar hasta el punto de la ejecución. Sólo así generarás resultados.

Todas las personas (en su respectiva actividad profesional) tienen ciertas áreas ocultas, o sea, no pueden ver todo el panorama debido a que se encuentran actuando la mayor parte del tiempo. En cambio, cuando hay un observador externo que te mira de una forma más integral, también está más consciente de otros aspectos que tú no identificas.

De ahí que la función del coach es, en gran parte, estar contigo, retroalimentar tus ideas y ser un testigo. Para Gutiérrez, siempre es bueno contar con acompañantes para mejorar nuestro desempeño. “Todos tenemos muchos ‘recursos’; el problema es que algunos están dormidos. Cuando entras en una dinámica con un coach, la consecuencia es que despiertas el concepto de awareness (estar más consciente), lo que te permite encontrar cuáles son esas creencias limitadoras y ponerles solución”, asegura.

Existen empresarios que piensan que nadie les puede enseñar algo nuevo acerca de su negocio, pues ellos mismos lo fundaron y lo han operado durante años. Si te identificas con este perfil, analiza lo siguiente: “el coach del jugador número uno de tenis del mundo no es aquel que lo supera en la cancha, sino el que ve cosas distintas a las que el coachee observa; esos son precisamente los puntos (áreas susceptibles de mejora) en los que se enfoca para que la persona se dirija hacia cierto lugar”, aclara el director general de CIR México.

También hay quienes creen que el coaching ejecutivo es exclusivo para quien tiene un problema o una limitante en su compañía, aunque no necesariamente es así. Puede tratarse de alguien que está actuando bien, pero quiere afinar ciertas habilidades o descubrir áreas de oportunidad para crecer. Todo parte de estar consciente de la situación que se vive, para entonces tomar una decisión en consecuencia.

Metodología que sí funciona
De acuerdo con Shahin –quien es experto en calidad en el servicio y satisfacción del cliente–, el coaching ejecutivo se soporta en dos grandes columnas: 

1. El coachee. Se trata de la persona (o el cliente), que sostiene una conversación con el coach bajo una metodología.

2. La acción. Esta plática no debe quedarse sólo en el terreno de los planes e ideas, sino que siempre tiene que ir acompañada de una acción (tarea o asignación) que deja el coach al coachee en cada sesión.

La gran ventaja es que con base en esta conversación, comienzas a notar lo siguiente: una serie de situaciones que no habías pensado, puntos que no habías considerado y elementos que habías pasado por alto. “Lo importante es que las determinaciones que se toman para solucionar los problemas o mejorar diferentes aspectos del negocio son tus propias decisiones, utilizando tus conocimientos”, precisa Shahin. 

El coach no viene a imponer su perspectiva; tú eres el que deduce las cosas y el que sabe lo que tiene que hacer. Más bien te lleva hacia otro lugar –como dice el origen del concepto– y ayuda a que no te pierdas en el camino. La última palabra es tuya, por eso es válida, porque no es lo que te dijeron que tienes que ejecutar, sino que es tu iniciativa y de nadie más.

“Una de las principales características del coaching que manejamos en ActionCOACH es que se trata de un proceso asistido en donde existe una comunicación e interacción directa y abierta con el dueño de negocio. Así, se define un plan en donde se incluyen metas tanto empresariales como personales. Y se da un seguimiento continuo al logro de cada uno de estos objetivos”, explica Acosta, considerado el mejor coach de Latinoamérica por esta franquicia mundial a la que pertenece.

Es fundamental crear empatía (elemento básico para construir una comunicación efectiva), ya que tiene que haber confianza para que el coachee pueda tener apertura para realmente externar sus ideas y puntos de vista, así como sus temores y limitaciones. Después, hay que identificar el objetivo que se va a buscar en cada sesión y estar consciente de la importancia de conseguir esa meta. 

De ahí, según Gutiérrez, hay que analizar cuáles son las interferencias, identificar esas creencias limitantes (ideas y hechos), crear posibilidades y terminar definiendo acciones específicas que se quieren emprender para obtener un resultado. Por otro lado, Acosta señala que los objetivos deben tener cinco elementos clave para que sean SMART (en inglés): S (Specific, específicos), M (Measurable, medibles), A (Achievable, alcanzables), R (Results-oriented, orientados a alcanzar un resultado concreto) y T (Timely, establecidos en un tiempo determinado).

Ahora bien, de acuerdo con la experiencia de estos tres coaches, las sesiones que se realizan con el coachee duran desde 45 minutos hasta una hora y media; mientras que la periodicidad va de una semana a un mes. Aquí lo esencial no es el tiempo, sino cómo aprovecharlo al máximo. Por lo tanto, una pieza imprescindible en la labor del coach es la habilidad para escuchar y conversar. 

“En lo particular, las sesiones las llevo a cabo una vez al mes, porque después de 90 minutos de estar con el coachee, le dejo asignaciones y le doy oportunidad para que ponga en práctica las ideas que él mismo propuso. Así, para nuestro siguiente encuentro llega con resultados”, dice Shain. ¿Qué pasa si la decisión tomada no fue la correcta? “La lección que se rescata de estas situaciones es que la persona reconozca su error y descubra la razón de su equivocación”, agrega.

Para Acosta, estas conversaciones son una buena oportunidad para que la gente exprese cuáles fueron sus aprendizajes durante la semana –intervalo que él deja entre las sesiones que realiza con cada coachee– en su faceta como empresario y como persona, si cumplió las metas fijadas y cuáles fueron los principales logros y desafíos. Después, teniendo todo este aprendizaje como nuevo punto de partida, se determinan los próximos objetivos. 

“La persona va viviendo una disciplina como dueño de negocio. Para ello, cuenta con el punto de vista de alguien externo, que no es su familiar ni miembro de su empresa, pero con quien puede comentar muchas ideas y darse cuenta de varias limitaciones. Al final, lo que vale la pena es que vea que su potencial es más grande de lo que imagina y que lo que pensaba imposible de superar es sólo una falsa creencia”, afirma el MasterCoach de ActionCOACH.

Oportunidad de negocios
Una pregunta que quizá tienes en mente ahora que ya sabes un poco más acerca del coaching ejecutivo es cómo convertirte en un coach profesional. De acuerdo con Shahin, no es necesario contar con una profesión específica, pero sí es fundamental saber escuchar para poner toda la atención en el coachee. 

“En mi caso, soy ingeniero químico, trabajé muchos años como director de firmas internacionales de tecnología y hoy dirijo mi propia empresa de calidad en el servicio y satisfacción del cliente. Mientras que mi interés por el coaching comenzó en 2007; investigué de qué se trataba y me certifiqué como Coach Ejecutivo Estratégico. Actualmente, tengo siete certificaciones en total”, comenta el director general de CIR México.

Por su parte, Gutiérrez aclara que el hecho de certificarse lo ayudó a adquirir la metodología que le hacía falta para ejercer como un coach profesional. “Además, hay que tener habilidad para preguntar, pues el coaching ejecu-tivo se enfoca en el desarrollo de una persona de una forma interactiva y estructurada. Es un sentimiento de confrontación consigo mismo y que ocurre mediante preguntas específicas, retroalimentación, procesos reflexivos y asignación de actividades”, asegura el catedrático de la UIA.

“El coach hace que saques todo tu potencial y que lo traduzcas en valor para tu negocio”, explica Acosta, quien cuenta con una certificación por parte de ActionCOACH y es dueño de su propia empresa al adquirir una franquicia de esta firma. Y añade, “por lo que debe ser una persona preparada académicamente, tener experiencia como empresario, con capacidad para comunicarse y estar siempre orientado a ayudar a otros siguiendo una ética”. 

A diferencia de un asesor, consultor o mentor, la finalidad del coach ejecutivo es que te superes y logres tus objetivos. El coaching no busca culpables, sino cómo opera el problema para desactivarlo o cómo aprovechar una oportunidad que se presente. Así que no confundas estos términos y si te interesa implementar esta metodología, acércate a instituciones serias para entrenarte, certificarte  y ser todo un profesional. Recuerda que sólo tú fijas tus propias metas.

10 Razones para Entrenarse
1. Poder enfocarte en tus objetivos e identificar qué acciones debes realizar para que estas metas se materialicen.
2. Cambiar uno o varios comportamientos que te impiden dar lo mejor de ti mismo.
3.Elevar una competencia o habilidad al siguiente nivel de desarrollo.
4.Clarificar de forma continua los aprendizajes que incrementen tu capacidad de acción y obtención de resultados.
5.Trazar objetivos de manera efectiva y medir los avances constantemente.
6.Generar nuevas ideas, posibilidades y perspectivas.
7. Administrar eficazmente el tiempo para equilibrar la vida privada y profesional.
8. Mejorar las relaciones con superiores, colaboradores, proveedores y clientes.
9. Resolver conflictos y problemas cuando se presenten dentro y fuera de la organización.
10.Aprender a tomar decisiones difíciles.

Autor: Germán Sánchez
Fuente: http://www.soyentrepreneur.com
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