Con el verano son muchos los que se disponen a alquilar una vivienda para pasar sus vacaciones en la costa. Para el propietario de un apartamento playero es una buena oportunidad de rentabilizarlo. Pero el inquilino debe evitar abusos y en su primera vez saber cómo actuar y evitar zonas de riesgo.

Consejos hay muchos; los fundamentales son estos que da el Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid):

Regulación

El alquiler tiene la consideración de arrendamiento para uso distinto del de la vivienda, celebrándose por una temporada, bien sea la de verano u otra.

Garantías

El turista interesado en el inmueble debe exigir como condición esencial del alquiler que la vivienda objeto del arrendamiento sea realmente la que se le ofrece, vía Internet o mediante agencia.

Contrato

Aunque el arrendamiento es válido si se concierta de modo verbal, su formalización por escrito se erigirá normalmente en la única garantía del turista que alquila.

Idioma

Es importante que el inquilino solicite una copia de contrato en su idioma, incluso en el caso de que prevaleciera la redacción en castellano o en una lengua oficial.

Inventario y fotografías

Debe solicitar un inventario del mobiliario, electrodomésticos y enseres de la vivienda, y asimismo unas fotografías de los mismos, lo que supondrá una garantía.

Mascotas

El alquiler debe instar información sobre la posibilidad de llevarla a la vivienda, lo que asimismo debería recogerse en el contrato escrito.

Zonas comunes

El turista, a la hora de negociar, se debe informar sobre la existencia de zonas comunes que pueda utilizar durante su estancia.

Garaje

Es conveniente interesarse sobre la existencia de un garaje como anejo al alquiler, ya que muchos propietarios tiene garaje pero solo alquilan la vivienda.

Prohibir el acceso a la vivienda

El turista tiene derecho a prohibir la entrada a la vivienda a toda persona y solo si lo autorizase se podría entrar en la finca.

Precio cerrado

El inquilino debe cerrar el costo total del alquiler de modo que al desalojar la vivienda el arrendador no pueda exigirle el abono de otros costes.