TECNOLOGÍA

Videojuegos, no sólo ellos

Una alumna del máster de videojuegos de Florida Universitària en las...

Una alumna del máster de videojuegos de Florida Universitària en las clases de Catarroja. JOSÉ CUÉLLAR

  • Un máster busca abrir el sector a más mujeres, que sólo representan el 7% de la industria

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«Los libros te permiten imaginar cosas extraordinarias. Las películas te permiten ver cosas extraordinarias. ¿Y los videojuegos? Los videojuegos te permiten hacer cosas extraordinarias». La cita está impresa en una pared de cristal, tras la que asoma algo así como un barco pirata -así se ven a ellos mismos sus protagonistas- con licenciados en Bellas Artes, informáticos, maestros, arquitectos o filólogos. Puede parecer un sinsentido, pero a todos les unen los videojuegos.

Lo que delimita el cristal es el aula donde se imparten las clases del máster en Creación Independiente de Videojuegos que imparte Florida Universitària en Catarroja. Un aula, por ejemplo, en la que puede dar una masterclass desde Carolina del Norte alguien como Tommy Álvarez, de Ubisoft e implicado en el desarrollo de personajes para proyectos que pueden rondar los 400 millones de dólares.

La pregunta se convierte así en más obvia si cabe: ¿por qué apostar por los videojuegos? Más allá de que España es el segundo país que más gasta en esta forma de ocio, «tienen la capacidad de hacer sentir cosas, permiten vivir una historia más interesante que un libro o una película precisamente porque tus decisiones condicionan la historia».

Quien lo afirma es José Luis Soler, coordinador del área Replay de videojuegos en Florida Universitària. Lo que viene a decir es que un videojuego poco o nada tiene que ver con el entretenimiento banal que absorbe horas y horas a frikis de la causa. Aquí se apuesta más por la parte artística. Y esto explica que el máster esté abierto a todo tipo de perfiles (y sin conocimientos previos), pues cada uno puede tener su propio rol en el desarrollo de un producto.

María Tatay es el mejor ejemplo. ¿Qué hace una traductora en un máster como este? «En una feria de videojuegos vi el cartel anunciador del máster: ¿Quieres que los videojuegos te cambien la vida? Y respondí que sí». Esta joven de 25 años cursó el máster el año pasado y ahora se encuentra ultimando con sus compañeros en la incubadora de Florida el videojuego que pretenden comercializar, y que sirvió de base como proyecto final de máster. Los subtítulos en inglés de la creación, por ejemplo, son cosa suya.

Porque hacer un videojuego no es sólo inventar una historia. Hay que saber moldear unos personajes de acuerdo con un buen guión, concebir unos escenarios, saber comercializar y promocionar el juego en las plataformas... «La formación está muy orientada al emprendimiento», apunta Soler.

María Tatay aterrizó en el máster gracias a la beca Women in Games de la propia universidad. Como recuerda Soler, «hoy juegan a videojuegos hombres y mujeres al 50%, pero trabajando en la industria ellas sólo son el 7%». El resultado, «muchas mujeres consumiendo juegos hechos por hombres». El objetivo de este proyecto formativo pasa, por tanto, por "quitar los estigmas del chico cerrado, el gamer o friki» que se asocian al sector de los videojuegos.

¿Se nota la mano femenina en un juego? «Por la experiencia que tenemos, se ve sobre todo en la parte narrativa, pues las mujeres suelen aportar más profundidad a los personajes», según Soler. «Un diseñador se tira enseguida a matar, mientras que una diseñadora suele introducir diferentes mecánicas».

El máster persigue igualmente otro propósito ambicioso. «Queremos generar industria en Valencia», sostiene Soler. «Hasta ahora se orientaba a la gente a marcharse fuera; nuestro objetivo es que los alumnos sean capaces de montar aquí sus propios estudios». En este sentido, la inspiración viene de Estados Unidos, donde se crean empresas vinculadas a las universidades que, a su vez, les proporcionan a los becarios.

«Queremos ese ecosistema, queremos esa industria, porque lo que ahora tenemos son estudios muy pequeños, en garajes...». Por eso era importante, insiste Soler, tener una «formación de calidad, porque todos los jóvenes se iban a Madrid o Barcelona».

'No hay que distinguir entre juegos de hombres y mujeres'

Marta Castilla ha sido este año una de las alumnas del máster de videojuegos de Florida Universitària. Graduada en Bellas Artes, es una apasionada de la parte artística de los videojuegos, y por eso ha encaminado su rumbo en esta dirección. «Es un sector muy heterogéneo», dice, y en él caben todos. Becada también tras ganar un concurso de creación de juegos, Marta opina sin embargo que «no hay que distinguir juegos de hombres y mujeres». «Una historia gráfica puede gustar a chicos y chicas; no hay que etiquetar», insiste. Eso sí, coincide con María Tatay en que hasta ahora la presencia de la mujer como protagonista de un juego podía reducirse... a ser una niñera.

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