Todo ese “bienestar” está apoyado en importaciones que trasladan a los países suplidores los beneficios sobre la actividad y el empleo. O sea que el poco dinero que va apareciendo vía las remesas, y vaya a saber de qué otras fuentes, no se queda aquí sino que se va a producir riqueza y desarrollo en los otros países. 

Los que dicen que en el 2020 vamos a estar mejor sería bueno que ponderen y pongan en perspectiva su afirmación. No me cabe duda que algunos sectores verticales pueden mejorar y que algunos estratos horizontales también lo hagan, pero el país como un todo va a empeorar. 

La caída sistemática de la producción y distribución de electricidad –base de cualquier posibilidad de desarrollo-, la caída sostenida de la producción petrolera, de los grados de nutrición -especialmente niños- y la desatención mortal en los hospitales -nuevamente especialmente niños-, más la estampida de venezolanos huyendo del país, son el síntoma estructural de que no estaremos mejor. 

 En el 2020 tenemos que trabajar más para lograr que nuestras industrias se levanten, apelar al máximo a nuestra solidaridad para ayudar a los millones que lo necesitan, y tomar consciencia de que la solución saldrá de adentro, no solo de los opositores, sino principalmente de lo que pueda hacer el chavismo, que es quien al final tiene la llave de nuestra solución.

-Maduro juramentó a civiles armados y afirmó que su milicia alcanzó los tres millones.

-Guaidó señaló que cuenta con el respaldo de 45% de los venezolanos, mientras que Maduro tiene solo 10% de apoyo.

-En Venezuela ahora hay más dólares que bolívares (no es tan cierto, pero da esa sensación).

-Consecomercio: el país no aguanta un año más de recesión (claro que lo aguanta, eso y mucho más)

-Bolsonaro no enviará a nadie a la asunción de Alberto Fernández en Argentina (¿será que Maduro aparece como sorpresa?)



Lo que no es noticia (y debería serlo)

-Que “el cambio en la constitución, los parlamentos comunales y la consolidación de la milicia, son las bases del futuro previsto por el chavismo”.

-O que a partir de tener un plan eléctrico habrá no menos de cuatro años contados a partir de que se tome la decisión, para ver algún resultado concreto (licitación, diseño, ejecución).

-Ni que no es malo tener fantasías y pensamiento mágico sobre cómo reconstruir el país, pero eso llega hasta que se hace un flujo de caja proyectado y se aterriza en la realidad.

-Tampoco que la dirigencia empresarial debería abandonar el modo “diagnóstico-queja” y dedicarse la buscar y aplicar soluciones, sin ruido y sin estridencia, pero hacerlo, y pronto.