De la tele con culo a la curva
Quince años separan las dos imágenes. Un televisor de 36 pulgadas y 50 centímetros de fondo del curvo con 65 pulgadas de pantalla y apenas dos centímetros.
Dentro de cinco días, el 30 de junio, este suplemento cumple 15 años. Una década y media en la que la tecnología ha cambiado mucho más de lo que recordamos. Por eso hemos traído a esta portada un televisor de hace 15 años. Lo tienen ahí en la imagen central junto a uno de los paneles más evolucionados de hoy. ¿Recordaban cómo eran? ¿cuánto pesaban? ¿qué tamaño tenían? En aquellos años, 25 pulgadas eran una barbaridad, y para lograrlas había que contar con un equipo que pesaba sus buenos 35 kilos y abultaba como un frigorífico.
Servía para ver la tele y los más avanzados le conectaban un grabador/reproductor de vídeo. El DVD se generalizaría más adelante. Hoy hacen muchas más cosas, casi tantas como los móviles. Por cierto, cuando comenzamos a publicar este suplemento hace tres lustros sí había móviles. Pero tenían que ver bien poco con los actuales smartphones. Nokia era la reina de los teléfonos. De hecho, nadie podría pensar entonces que apenas siete años después iba a arrancar el comienzo del fin para el fabricante finlandés. Y es que en 2007 llegaría el iPhone y con él una revolución en el sector.
En los comienzos era fácil encontrar esa palabra, «revolución», en nuestros titulares. Era mucho más frecuente que ahora. Estos últimos años, posiblemente acogotados por la crisis, vivimos un periodo más de evolución que de revolución. Porque ¿son los wearables una revolución? Yo lo dudo.
Lo que sí ha supuesto una cierta revolución silenciosa han sido las app, las aplicaciones para móviles y tabletas (ahora también para televisores conectados). Ya se cuentan por millones y cada día se lanzan decenas en todo el mundo, aunque la mayoría de ellas apenas viven unos días:se descargan, se usan un par de veces y, al final, terminan ocupando espacio de almacenamiento en el móvil hasta que nos llega un aviso de que no tenemos capacidad para descargar una nueva app y la borramos.
También hay otras tecnologías que han dado un salto cualitativo, pero parece que estamos curados de espanto y no nos parece un avance lo suficientemente importante que las velocidades de internet hayan pasado de medirse en Kb a hacerlo en Mb. Los 300 megas de la fibra nos meten de lleno en la primera división europea en cuanto a velocidad de la banda ancha. Otra cosa es el precio, una de las protestas más habituales en nuestra andadura.
En 2015 guardamos nuestros archivos (fotos, música, películas, libros...) en la nube;nos hablamos por Whatsapp, vemos en la tele lo que queremos y no lo que se emite en ese momento, estamos conectados permanentemente con móviles y tabletas, nos informamos por Twitter... ¡Cómo hemos cambiado!
