Temporada de lluvia en la Tierra del Hambre… -Acaparamiento y especulación-



EN LA TIERRA DEL HAMBRE

–Reflexión-

Autor:

C.P.C. FELIPE ALFREDO ORTIZ BENAVIDES

Sitio del Autor: certezafinanciera.blogspot.mx 

Anoche soñé cómo organismos luchaban por resolver el problema del hambre, en el paisaje “morfeoniano” se entregaban alimentos enlatados, bebidas y agua embotellada de la Sierra de la Abundancia para llevarlos a los llanos con sus terrenos agrestes, toscos,  perennes que fallecen a diario, ahí, en la Tierra del Hambreno tiene ubicación en el mapa del Planeta, nadie sabe dónde es-, allí donde hay hambre no hay estufas y menos combustible para generar calor, no hay agua para hacer de la arcilla o tierra rojiza el barro y con él hacer un pretil que proteja de los vientos y enclaustre el calor, pocos son los árboles para de su “hueso” hacer leña y encender fogatas, no hay tractores para barbechear la tierra y de sus discos del arado tomar uno para hacerlo comal, no hay maíz para hacer masa y de ahí tortilla, miento… únicamente hay poquito maíz, y se obtiene pinole añadiendo una raja de canela molido en el metate de piedra milenaria,  .

Absorto, veía como se le obsequiaba a cada jefe de familia de la Tierra del Hambre un abrelatas de producción china para acceder al alimento enlatado y un refresco de cola, acompañada de una estampita que describía el esfuerzo de responsabilidad social de la compañía en donar el abrelatas para combatir el hambre. No es lo mismo tener hambre a que no hay alimentos, la escasez de alimento tiene una conducta malévola.

Hace 10 años, renté 5 hectáreas –junté tres socios… Andrés, Arturo y Carlos, sin formalizarlo, gente honesta, gente de aquella que valora la palabra-, juntamos capital, y le metimos a la tierra un barbecho rápido e incrustamos gallinaza para darle vitamina y proteína a la tierra, Andrés con su experiencia de decenas de años de producir temporada tras temporada, confiaba que en las tierras altas se agarraría la mejor época para comercializar el jitomate, era el encargado de esa etapa, semilla, fertilizante, herbicidas, agua en tinacos –porque ahí no hay canal de donde tomarla-. La premisa era contribuir a abatir el hambre, de nuestra familia primero, y secundariamente, de los habitantes de la Tierra del Hambre.

TIERRA ÁRIDAPronto crecieron las matas, el suministro de agua fue suficiente para que los tallos engordaran y las matas guardaran la turgencia necesaria… su estructura se llenó de hojas, aparecieron los pétalos y formaron la corola, la antera encima del filamento del estambre empieza a producir el polen que no tardan en recoger las abejas, los carpelos formaron el pistilo guardando los ovarios, varios sépalos –cáliz– recubren la flor hasta que abre, abrazados siempre al tallo, por fin, aparece la solanácea y le roba el rojo a la luz y se cumple el ciclo natural, por fin!…, el Hambre tiene un enemigo, un jitomate jugoso, de muy buen tamaño!.

En las tardes, después de salir de mi despacho, iba a la parcela a chiflarles a las plantas, y darles el cobijo y apapacho necesario, regresaba orgulloso de lo noble de la tierra. Sin embargo, esa esperanza chocó y se fragmentó al saber que los dueños del mercado habían dispuesto acaparar el producto basto a un precio irrisorio respecto al monto de la inversión, las corvas se debilitaron, el amigo del Hambre estaba dispuesto a sacrificar el producto en aras de sus utilidades, la cuota en toneladas era suficiente para su saciar su ambición… el Hambre ganó, nuestra producción no era necesaria para los dueños del mercado, las matas de jitomate en su mayoría se quedaron con sus hijos abrazándola para siempre hasta su muerte. Pensé en el valor agregado, enlatarlo, imposible, no apareció en mi sueño quebrantado por la realidad obtusa, una empresa en 10 kilómetros a la redonda. Cortamos y llenamos unas 60 cajas, para el uso familiar, puré congelado, lo demás al consumo diario de allegados y amigos. El resto a la intemperie, moribundos hasta fenecer. $90,000 pesos se extinguieron en el esfuerzo, pero la vida además de esfuerzos es de resultados, los cuales quedaron a 15 centímetros enterrados.

A los días, los cómplices del Hambre vieron fructificada su estrategia y lograron grandes utilidades al cuidar la cuota del mercado, el producto se comercializó en un 800% más al precio pagado, porque se puso escaso. En tanto, en la Tierra del Hambre, en otra latitud, no hay tierra que producir, únicamente tienen en un pequeño hueco aguardando un abrelatas y la esperanza fraguada en sus dos manos estiradas esperando la clemencia de los dueños del mercado.

El hambre tiene de cómplice al desperdicio, en el monte y en la mesa, en el monte porque no hay financiamiento, las empresas no se administran y la infraestructura es transitoria, se almacena, se transporta y se vende… No se transforma, carecemos de vendedores, siempre… siempre a la espera de compradores, nos faltan vendedores. En México, vienen cosas buenas para el ámbito local, ya hay un plan, confiemos en la realidad.

En la mesa, el desperdicio es más cruel, la ingesta en muchos países rebasa la cuota necesaria de las 2,000 calorías, y a lo que resta de la ingesta le ponemos el membrete de basura, los sistemas de consumo son inequitativos, la demanda de energía se incrementa, los químicos alimenticios dominan los metabolismos… la Tierra del Hambre crece en su población, la comida se pudre, en las esquinas aguardan embolsadas los restos que son testimonio del hastío, y serán trasladados a enclaves de acopio al aire libre… ahí ese alimento desperdiciado generará gases dañinos que incrementarán el calentamiento global… y el espacio de la Tierra del Hambre se expandirá, sin clemencia sino hacemos algo diferente…

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