Destilerías de whisky y residencias de las que nunca más se supo

carlos cortés monforte / la voz

MONFORTE DE LEMOS

21 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Renfe de los miles de ferroviarios, la chacinera, las fábricas del calzado, la cerámica de O Castelo... Son los nombres del declive industrial de Monforte, una suerte de reconversión que duró décadas y que ha dejado la ciudad convertida en un monocultivo laboral del sector servicios, alimentado fundamentalmente por las administraciones públicas y la hostelería. Los intentos más o menos articulados de devolver a la industria local un poco de aquel peso no han funcionado, pero los partidos políticos no dejan de caer en la tentación de recurrir a las promesas de nuevas empresas, industriales o no, en sus campañas electorales. Y de esto nadie se libra.

El año 2001 puede ser un buen punto de partida para un recuento de las más recientes promesas incumplidas por los partidos políticos monfortinos en materia de empleo. Aquel año quedaba colocada la primera piedra del puerto seco, el polígono industrial con conexión ferroviaria que iba a devolver a la ciudad al mapa del transporte.

Eran los tiempos del segundo mandato municipal del alcalde Nazario Pin. Dos años después perdería la mayoría absoluta y dejaría el Ayuntamiento en manos de Severino Rodríguez. El puerto seco no acababa de arrancar y a Pin no le sirvió el anuncio de la próxima instalación en la ciudad de una destilería de whisky. Después vino la derrota electoral y de la destilería nada más se supo.

Llegaron las siguientes elecciones y con ellas nuevas promesas. Esta vez por partida doble. En abril del 2007, en vísperas de que empezase la campaña, el candidato socialista a la alcaldía, José Tomé, anunciaba solemnemente en el parador de turismo que el empresario madrileño Villar Mir instalaría una empresa en Monforte que empezaría a funcionar en el 2009 y crearía un centenar de empleos directos. Acababa de nacer la polémica sobre Pacadar. Pero el PSOE no fue el único. Un mes antes que Tomé, el BNG también había subido al Parador. El alcalde Severino Rodríguez y el entonces vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, firmaron un protocolo para edificar una residencia de la tercera edad en los 11.300 metros cuadrados de la vieja chacinera. Ocho años después, la chacinera sigue tan vacía como la parcela del polígono de O Reboredo que iba a ser para Pacadar.

Tampoco la campaña electoral del 2015 se ha librado de los anuncios de nuevas empresas. Pero con estos antecedentes, no es de extrañar que el reciente anuncio de la Xunta sobre las fábricas de pellets no haya provocado precisamente una explosión de júbilo. Al fin y al cabo, se supone que van a instalarse en el puerto seco, un polígono empezado en el 2001 que iba a estar operativo en el 2005, pero no fue inaugurado hasta el 2013. Mejor tomárselo con calma.