Una nueva burbuja se cierne sobre los resultados de las tecnológicas

Si buscamos en Internet las palabras "burbuja tecnológica", casi todos los resultados reflejan la actual preocupación sobre la posibilidad de que ya estemos en una.

No obstante, la búsqueda con más resultados todavía nos remite a la burbuja de finales de los noventa. Gran parte del actual nerviosismo proviene del miedo a que en el sector tecnológico, con sus elevadas valoraciones y su obsesión por multiplicar el número de usuarios, se esté fraguando otra burbuja.

Un indicio que puede fomentar ese miedo son los dos grupos de resultados que las empresas tecnológicas presentan ante los inversores. Todas las empresas cotizadas de EEUU deben presentar unos resultados basados en unos principios contables concretos. Pero muchas empresas tecnológicas presentan también otros resultados que excluyen ciertos gastos, como la compensación basada en las acciones. Esos resultados proforma fueron objetivo de la reforma de los reguladores a principio de los años 2000 después de que se llegara a la conclusión de que las empresas habían abusado de ellos, ocultando a su antojo los resultados.

Aunque las empresas tecnológicas parecen seguir las normas actuales, muchas vuelven a intentar que los inversores vean el mundo de color de rosa. Por su parte, los analistas les siguen la corriente, basando sus estimaciones en estas cifras. En muchas compañías, la diferencia entre unos y otros resultados ha sido considerable. En los últimos cuatro trimestres, los ingresos netos de Facebook ascendieron al 56% según sus resultados proforma. En Twitter, la cifra en ese periodo equivalía a 22 centavos la acción frente a una pérdida de 98 centavos. El caso de LinkedIn fue parecido. Registró una pérdida de 36 centavos que, según los resultados proforma, se traduciría en unos beneficios de 2,21 dólares. En cada caso, es la compensación basada en las acciones la que marca la diferencia. Y muchas empresas abusan cada vez más de los resultados proforma. Facebook, por ejemplo, no solo excluye el gasto de sus stock-options de los resultados proforma, sino también los gastos de las nóminas vinculados a esta compensación. Aunque el gasto es relativamente pequeño, un 2,7% en el caso de Facebook en el primer trimestre, pone de manifiesto hasta dónde pueden llegar las empresas del sector para maquillar sus resultados.

En el entorno tecnológico intentan justificar todo esto con argumentos anticuados que sugieren que repartir stock options es un gasto de capital, no un gasto operativo, y por lo tanto deberían excluirse de los ingresos. Va en contra de la realidad de Silicon Valley: la concesión de acciones como compensación es el coste habitual de hacer negocios y atraer talento.

"Su supone que los ingresos son una medida de ejecución", afirma Wendy Heltzer, una profesora adjunta de contabilidad en la Universidad DePaul. "Se empieza con ingresos y se restan todos los recursos que se utilizaron para generar el ingreso. El capital humano es uno de esos ingresos".

En otras palabras, dar marcha atrás en el gasto por compensación de acciones es equivalente a pedirles a los empleados que trabajen gratis.

Puede haber casos donde el resultado proforma tenga una finalidad, como en el caso de una compra. Tales ajustes pueden ayudar, en algunas ocasiones, a que los inversores a tener una mejor comprensión y predecir los resultados subyacentes y el potencial de una empresa.

En un documento de 2012, los profesores adjuntos Mary Barth, Ian Gow y Daniel Taylor hallaron pruebas de que las decisiones independientes de analistas para excluir los gastos de las participaciones accionarias de los resultados proforma incrementaron la capacidad de predicción de aquellos ingresos del rendimiento futuro de la empresa.

Pero cuando la gestión rechazó el gasto por compensación basado en acciones, los profesores encontraron evidencias de que lo hicieron de forma oportunista - para aumentar y compensar los ingresos y para encontrar indicadores de ganancias. No encontraron pruebas de que la exclusión tuviera como consecuencia una medición de los ingresos que predijera mejor el rendimiento futuro.

Los inversores ya lo han visto antes. Antes de volver a seguir a ciegas los resultados proforma, deberían recordar cómo acabó la historia.

Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal Blowing The Froth Off Tech Earnings

Más información en www.europe.wsj.com

©2015 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

Tags