La llegada de la COVID-19 originó no solo crisis sanitarias y económicas alrededor del mundo, sino también derivó en serios problemas de salud mental para muchas personas; sobre todo, aquellas que tuvieron que cambiar drásticamente sus hábitos diarios como pasar de trabajar en una oficina a tener que adaptarse al home office.
De acuerdo con McKinsey & Company, consultora estratégica global, actualmente, casi 41 por ciento de los estadounidenses luchan con problemas de salud mental derivados de la pandemia; sin embargo, en la mayoría de las empresas no se cuenta ni con el asesoramiento ni con las herramientas adecuadas para poder brindar apoyo a los trabajadores.
Este año, los tres principales desafíos a los que los empleados se enfrentan son ansiedad por despidos, agotamiento y salud mental; incluso muy por encima de preocupaciones como seguridad financiera, el cuidado de los niños y las responsabilidades de la educación en el hogar.
La ansiedad y la depresión se han vuelto temas muy frecuentes entre la fuerza laboral, lo que representa una seria amenaza para las empresas de todos los giros en cualquier nación hoy en día y también en el futuro; y aunque los problemas de salud mental siempre han estado presentes, es el momento para que los líderes se pregunten qué hacen para ayudar a sus empleados a mantenerse saludables física y emocionalmente.
Aunado a lo anterior, hay que tomar en cuenta el costo económico que representa para el mundo la pérdida de productividad ocasionado por una mala salud mental; pues de acuerdo con la información de la consultora global, esto podría sumar un mil millones de dólares al año.
Ante esta situación, McKinsey & Company comparte cinco estrategias para que las empresas ayuden a sus empleados a hacer frente a estos tiempos turbulentos de la mejor manera:
- Abrir las líneas de comunicación
Demuestre compromiso desde arriba y dé el ejemplo comunicando lo que se debe. Se puede hacer a través de correos electrónicos enviados a los empleados con preguntas breves para saber qué tal van con su trabajo, su vida y su salud. No olvide recordar que siempre pueden acceder a recursos de salud mental y ayuda profesional para quienes puedan solucionar crisis inmediatas.
- Comprender y satisfacer la necesidad
Comprender el impacto de la angustia psicológica, las enfermedades mentales y los trastornos por uso de sustancias en la fuerza laboral. Esto incluye el uso de encuestas de empleados, informes de beneficios, reclamos por discapacidad y evaluaciones de productividad.
- Conocer los signos de angustia
Invertir en capacitación para que los líderes cuenten con habilidades, lenguaje y normas adecuadas para apoyar a sus colegas. Se recomienda considerar también una breve capacitación para los líderes de los equipos centrada en reconocer los signos de angustia en las personas.
- Hacer que la ayuda esté disponible
Adopte estrategias para abordar los factores de estrés clave, mejorar la alfabetización de la salud del comportamiento, promover el bienestar mental y prevenir el abuso de sustancias.
- Adoptar y fomentar el autocuidado
Cree una cultura inclusiva donde se apoye a quienes buscan tratamiento y autocuidado, se celebre la recuperación y la conectividad social sea una prioridad.
Mantener un diálogo abierto preguntando a sus colegas si toman descansos regulares, priorizan el sueño, etcétera.
Finalmente, McKinsey & Company hace énfasis en que llevar a cabo esto no es una tarea fácil y no existe una solución única para todos; requerirá aprender un nuevo vocabulario sobre salud mental y muchas organizaciones deberán hacer grandes transformaciones tanto estructurales como culturales; sin embargo, atender estos problemas traerá grandes beneficios económicos y sociales a cada organización.