Un diagnóstico precoz del autismo permite la intervención temprana que mejora la calidad de vida de los pacientes

El trastorno se inicia antes de la primera mitad del embarazo y se va desenvolviendo en los primeros años de vida
Se trata de una alteración de las capacidades que propician la relación humana; los problemas se detectan en niños en los dos primeros años de vida
Están en marcha iniciativas europeas que prometen ofrecer datos novedosos en los próximos años sobre su clínica y abordaje

El autismo hoy por hoy no tiene cura pero existen avances en su abordaje. En este sentido, enseñar a personas con autismo las carencias específicas de cognición social (capacidad de relacionarse) y ayudarles para que estén en entornos ordinarios y conocidos mejora su calidad de vida. Además, la posibilidad de tener un diagnóstico precoz hace que se mejore su pronóstico.

Estas manifestaciones han sido realizadas por el Dr. Joaquín Fuentes, jefe de Servicio de Psiquiatría infanto-juvenil de Policlínica Gipuzkoa durante la jornada "La cognición social: un abordaje multidimensional", celebrada por el Hospital Aita Menni en la Universidad de Deusto de Bilbao. La cita tuvo como eje central el estudio el conocimiento de las capacidades psíquicas que permiten al ser humano vincularse socialmente, competir, colaborar, criar a los hijos, construir las civilizaciones o crear instituciones.

El experto explicó que el autismo, o como ahora se denominan los "Trastornos del Espectro del Autismo" (TEA), constituye un "problema reconocido de salud pública por su diversidad clínica y repercusión diferente en las personas que los presentan". "Su impacto a nivel personal, familiar y social ha generado diversas líneas de investigación", apostilló.

Así, dio a conocer que "su frecuencia, similar a la presentada por las demencias, incluido el Alzheimer, y la falta de medios de prevención y de resolución, han contribuido a la puesta en marcha de iniciativas europeas que prometen ofrecer datos significativos en los próximos años". "Se puede anticipar que, al igual que siempre pasa en los avances sanitarios, el progreso será utilizable también para otros trastornos neuropsiquiátricos", agregó.

Los TEA constituyen el paradigma de un fallo de la cognición social en niños desde su más corta edad. Es un trastorno que se inicia anatómicamente antes de la primera mitad del embarazo y su clínica se va desenvolviendo en los primeros años de vida.

En este contexto, el experto afirmó que, "conocedores de la mayor frecuencia de los TEA entre los siguientes hijos de familias que ya han tenido un niño o una niña mayor diagnosticado, el análisis del desarrollo de estos nuevos bebés a riesgo nos está permitiendo observar el desarrollo del cuadro de una manera prospectiva".

Para el Dr. Fuentes es "muy importante trabajar en este tipo de pacientes" la fijación de la mirada; la especialización cerebral en el lenguaje oído; la atención compartida (como respuesta al adulto o como iniciación ante el adulto); la comprensión, el lenguaje y la simbolización, entre otros aspectos.

"El mundo social que los demás entendemos intuitivamente, en espejo, y  para cuya asimilación no necesitamos explicaciones, se convierte en un entorno complejo, difícil y frecuentemente desagradable para las personas con autismo, y esto genera aislamiento y muy posiblemente todo un cortejo de síntomas secundarios que han o habían sido definidos como parte de los TEA", concluyó.

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