LITERATURA

Anita Raja, la mujer que seguramente sea Elena Ferrante

El nombre que se esconde detrás de la Tetralogía napolitana de Lena y Lenú estaba en boca de media Italia desde que el temido Tommaso Debenedetti entró en la materia

Anita Raja, mujer, napolitana, de 60 años, traductora del alemán al italiano, esposa del escritor Domenico Starmone, es, probablemente, la novelista que se esconde detrás del seudónimo de Elena Ferrante. La Tetralogía napolitana, las cuatro novelas de Lena y Lenù que han vendido millones de ejemplares en el mundo y que se han convertido en un nuevo emblema de la literatura sobre las mujeres, salieron de su escritorio, según el periodista Claudio Gatti, reportero del periódico italiano Il Sole 24 Ore. La prueba que avala su descubrimiento responde al viejo aforismo policial: "Sigue la pista del dinero". Gatti accedió a las cuentas de Raja y descubrió ingresos por servicios editoriales desorbitados para su trabajo. El resto fue coser los flecos.

Para los ferrantólogos más interesados, el desvelamiento no ha sido una gran sorpresa. El nombre de Anita Raja estaba en el runrún desde hace más de un año, una vez quedaron descartadas otras teorías (se habló de Elsa Ferrante, de un hombre...). No era tan difícil dar con su nombre.

Bastaba con ir al encuentro de Tommaso Debenedetti. El famoso inventor de entrevistas iba proclamando a quien quisiera oírlo que Elena Ferrante era Anita Raja. Pero ¿cómo creerle, dado su historial?

Era la época de la publicación en España de La niña perdida (Lumen), cuarta entrega de la saga de la misteriosa Ferrante. Desde que llegara a las librerías el primer volumen (La amiga estupenda) se había especulado mucho sobre la identidad de la autora, pero sus editores italianos, Sandro Ferri y Sandra Ozzola, se habían mantenido firmes en su determinación de no desenmascararla. Debenedetti, entonces, daba el nombre de Raja casi con desdén, como si el secreto fuera una obviedad que conociera toda Italia.

Según Debenedetti, no era difícil encontrar semejanzas de estilo y de estructura narrativa entre las novelas de Ferrante y los textos de autores alemanes traducidos por Anita Raja, sobre todo, si nos atenemos a las versiones italianas de las novelas de Christa Wolf. Y lo mejor: también podrían existir coincidencias sorprendentes entre textos de Ferrante y los del marido de Raja, el también escritor Domenico Starmone. La paradoja aquí estribaba en que Ferrante, para muchos la gran novelista feminista del siglo XXI, pudiera ser en realidad una escritora a la sombra de su marido.

Las pesquisas de Debenedetti no se quedaban ahí. Según contó, para uno de los director del sello editorial Feltrinelli, que publica las novelas de Starmone, las coincidencias entre ambos iban más allá de lo razonable. Al parecer, quienes han tenido acceso a los borradores de una novela de juventud de Starmone aseguran haber encontrado en ella los mismos recursos narrativos que ha convertido en éxito editorial las aventuras de Lina y Lenù. Es más, durante una entrevista concedida hace poco más de un año a IO Donna, revista del Corriere, Starmone desmentía ser Elena Ferrante pero, curiosamente, no quería manifestarse al respecto de su mujer.

También Debenedetti ha tenido acceso a textos manuscritos de Anita Raja que coinciden con la letra de la versión final de La niña perdida publicada en la entrevista que Elena Ferrante mantuvo con Sandro y Sandra Ferri en Paris Review. El 8 de marzo de 2015, Debenedetti creó un perfil falso de Facebook de Ferrante en el que revelaba su identidad públicamente. Al instante, recibió un mensaje privado de la periodista y escritora Tjuna Notarbartolo diciendo: "Meraviglioso! Finalmente lo hai detto a tutti". No hace falta traducción. El post confesionario de Anita Raja recibió likes de Felice Piemontese y Titta Fiore, periodistas culturales de Il Mattino. Dos horas después de publicarse este post, Sandro Ferri, director de la editorial que publica los libros de Ferrante, envió una nota aclarando que la cuenta era falsa.

Anita Raja no quiso atender a este diario cuando tratamos de verificar la siempre peligrosa fuente debenedettiana. No era, por supuesto, la primera vez que Raja renunciaba a ser cuestionada sobre este asunto. Y lo respetamos. Entre otras cosas, digámoslo ya, porque por encima de nuestra curiosidad periodística o literaria prevalece su derecho a permanecer en el anonimato, cuales sean las razones que la llevaron a renunciar a la foto en la solapa del libro. Claudio Gatti, ha despejadio la incógnita de manera algo abrupta, publicando no sólo su identidad, también sus orígenes judíos y hasta el extracto de sus cuentas bancarias. La señora Ferrante, se llame como se llame, se lo debe de haber tomado mal.

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