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Baobabs Mausoleum Ep.1 Ovnifagos Don't Eat Flamingos

Baobabs Mausoleum Ep.1 Ovnifagos Don't Eat Flamingos

Análisis, Baobabs Mausoleum Ep.1 Ovnifagos Don’t Eat Flamingos

Una berenjena vampiro agente del FBI, un pueblo extraño, habitantes extraídos de la mente de Tim Burton, ciervos mutantes y pollos ovni, ¿qué puede salir mal en este juego?

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Análisis Baobabs Mausoleum Ep.1 Ovnifagos Don’t Eat Flamingos

El título que tenemos hoy entre las manos es uno de esos proyectos indies que hacen honor al motivo por el que existieron, el de ofrecer aventuras que ninguna distribuidora se atrevería a publicar dada su temática o contexto narrativo. A lo largo de los veinte años que lleva en activo MeriStation han pasado por nosotros multitud de propuestas jugables que de una u otra manera nos han expuesto su historia desde el principio hasta el final de forma coherente. Hay algunos que hemos tenido que hilar fino para comprender lo que querían contarnos mientras que con otros ha sido coser y cantar. Siguiendo con términos de costura, la aventura de la que os vamos a hablar ahora es como si bordáramos en punto vainica, algo difícil de desarrollar en nuestras mentes pero que una vez completado el trabajo el resultado final es fantástico. Una pueblo lleno de misterios introducido en un videojuego en el que en todo momento no sabemos qué puede ocurrir después por lo chocante que resulta todo.

Baobabs Mausoleum Ep.1 Ovnifagos Don’t Eat Flamingos es un videojuego desarrollado por Celery Emblem, concretamente por el madrileño Jacobo Estevez (Jacob Jazz). Llegó a Steam Greenlight el pasado mes de noviembre y recibió luz verde en tiempo récord. El proyecto inicial fue presentado en El Zerouno, un evento mensual donde se reúnen profesionales del sector y aficionados a los videojuegos en el que los desarrolladores muestran a los asistentes sus creaciones. Los responsables de estas reuniones se lanzaron al agua para crear el sello Zerouno Games y apadrinaron este videojuego de difícil escritura.

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Una berenjena vampiro en apuros

Lanzado el pasado seis de julio para PC y Mac (dentro de poco llegará también a ordenadores con sistema operativo Linux), Baobabs Mausoleum Ep.1 Ovnifagos Don’t Eat Flamingos nos cuenta la historia del agente del FBI Watracio Walpurgis, una berenjena vampira que mientras conduce por Albatros Road, fuma y habla por teléfono al mismo tiempo atropella a un ciervo mutante dejando su coche y móvil maltrechos. No sabe si todo es producto del accidente o del alcohol pero un hombre de dios en el cuerpo de un castor maleducado que se hace llamar Timothy Gloster Jr. le da la bienvenida a Flamingo’s Creek, un pueblo que solo se deja ver el 11 de marzo cada 25 años. Un pueblo que solo aparece en nuestras peores pesadillas.

Con este surrealista inicio de juego ya vaticinábamos que la aventura en cuestión iba a ser desternillante, loca y abstracta. Y todo esto sin conocer todavía a los habitantes del extraño pueblo donde transcurre la historia, personajes con cierto toque a Tim Burton a cada cual más bizarro que el anterior. Si a este batiburillo de esperpentos incluímos wendigos, pollos ovnis, extraterrestes con cabeza de luna, un filtro VHS de la década de los 90 y un regusto a producción cinematográfica de serie B, tenemos el juego más loco que hemos probado en mucho tiempo.

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Rompiendo esquemas

El videojuego en su mayor grueso se presenta en perspectiva cenital, como si de un juego de rol de la vieja escuela se tratase. De hecho Jacob Jazz ha declarado en más de una ocasión que juegos como The Legend of Zelda: Link Awakening DX sirvieron como inspiración a la hora de dar vida a su retoño. Para la parte más estrambótica (la narrativa) se basó en series televisivas como Twin Peaks (la última fase os sonará mucho), Pesadillas de R.L. Stine o Bob Esponja, y creednos que hay un poco de todo entre sus bytes. Mientras que controlamos a Watracio en su labor de arreglar el coche y largarse de esa aldea de chiflados debemos recolectar monedas y descubrir los cinco coleccionables que podemos encontrar a lo largo de los 10 capítulos. Hay rompecabezas por el medio, algunos rocambolescos pero todos de sencilla resolución. También hay algo de plataformeo y de acción patrocinado por un paquete de tabaco que al fumarlo produce bolas de fuego con la que atacar a nuestros enemigos. Exploración, tintes RPG, plataformeo, acción… ¿algo más? Pues sí, Baobabs Mausoleum en su capítulo cuatro altera la aventura para ofrecernos una jugabilidad en primera persona donde controlamos a nuestro morado amigo a través de un cementerio buscando a unos conejos (a la vez que damos caza a un ciervo dorado legendario) en un divertido minijuego. Ojo aquellas personas que sufran de cinetosis puesto que este nivel es bastante peligroso para los que padecen esta singular enfermedad.

La aventura se centra principalmente en escapar de Flamingo’s Creek mientras hablamos con sus desvariados aldeanos pero poco a poco se va torciendo la cosa hasta llegar a un punto que Watracio no sabrá qué hace allí ni qué debe hacer. ¿Por qué la aldea sólo aparece cada 25 años? ¿Quién ese ese chico con cabeza de luna? ¿Quienes son esos ciudadanos tan dementes? ¿Qué dramático giro de los acontecimientos tomará la historia? Tampoco podemos contar mucho de la misma dada su escasa duración de apenas dos horas y la gracia del mismo está en sorprender al jugador con cada conversación y excentricidad que aparece en pantalla. Lo que sí podemos deciros es que el pueblo cuenta con 64 habitantes y desde el principio se nos hace la pregunta de quién ha sido el último en llegar. Parece ser que el número 64 es alguien importante en la historia y hasta aquí podemos leer. Hay humor a toneladas y cameos como el del director John Carpenter, así que en ese aspecto no os va a defraudar.

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Pixelart noventero

Baobabs Mausoleum Ep.1 Ovnifagos Don’t Eat Flamingos ha sido desarrollado bajo el siempre socorrido estilo visual pixelart. No es ni mucho menos el mejor representante en esta categoría gráfica y los personajes, sobre todo, cojean de tener pocos detalles pero el concepto en general es vistoso y entra por los ojos. Los escenarios por otra parte sí están repletos de detalles pero recicla bastantes elementos vistos en anteriores decorados, sin embargo y como ya hemos dicho el producto supera el aprobado con creces. Cuenta con una opción para aplicar al juego un filtro VHS noventero que transformará nuestro monitor en una tele CRT que puede llegar a molestar pero como característica extra no está de más.

En el apartado sonoro es bastante bueno y prescinde de las melodías chiptune que suelen acompañar a los juegos indie para deleitarnos con otras más trabajadas e incluso temas vocales. La masterización de las mismas es exquisita y tienen una calidad tremenda, una lástima que solo tenga un puñado de ellas aunque esperamos que hayan más en los volúmenes restantes. Lo peor de este apartado, sin duda, es el molesto “cuac” habitual en las conversaciones y que proveniene del famoso cliente de chateo IRcap.

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Los fallos que le vemos a esta deliciosa locura hecha videojuego se encuentran en su control, en su duración y en lo dispersa que parece la historia. El primer punto básicamente porque controlarlo con mando obliga a usar los analógicos y en ciertos momentos su control es algo inestable y rápido como para solventar los problemas que se nos proponen. Esto se soluciona utilizando el teclado en los momentos más delicados. La duración ya lo hemos comentado anteriormente, con apenas 2 horas de duración (1:45h. nos ha costado a nosotros ver el cartel de continuará) apenas puedes discernir sobre qué ocurre en el pueblo o en qué lío se está metiendo Watracio. Sí hay escenas donde vemos hacia donde irá el título pero te deja con ganas de más. La extraña forma de ser de los habitantes, el ciudadano 64, los ovnis, los asesinatos que ocurren en Flamingo’s Creek, su particularidad de aparecerse cada 25 años y un montón de cosas más conforman la tercera característica negativa que le hemos visto a Baobabs Mausoleum Ep.1 Ovnifagos Don’t Eat Flamingos. Demasiadas incógnitas para tan poca duración que pueden hacer que el jugador se sienta algo perdido al completarlo.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.