María García Nieto: «Se me conquista con unos huevos rotos con jamón»

La Voz

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

03 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ayer cumplió 19 años. Dentro de unos días se presentará de nuevo a la selectividad, ahora ABAU, para subir un poco su media. «Estoy a 0,1 del corte actual para Medicina», comenta. Este curso-puente estudia Enfermería en Santiago. Tiene que compaginar su formación con una actividad, incesante estos días, como Meiga Mayor de las Hogueras de San Juan. «El año pasado comí en Riazor para guardar la parcela para los amigos. Estuve muchas horas en la playa. Recuerdo que me saqué una foto y ya había luz, serían las siete u ocho de la mañana. Me tomé solo un par de cervezas porque no soy de beber. Este año no sé, depende del Ayuntamiento», comenta con cara de resignación María García Nieto. De siempre del Ventorrillo, se graduó el pasado año en el colegio Calasanz Padres Escolapios. «Lo considero mi segunda casa», afirma. Me cuenta que solo se presenta a Biología y Química para arañar esas décimas que le faltan para alcanzar su meta soñada. «De muy pequeñita quería ser egiptóloga, pero desde los 6 o 7 años tuve claro lo de convertirme en médica. No tengo clara la especialidad, pero quiero una bata blanca», asegura.

Una casualidad

Dice que escucha música desde que se levanta hasta que se acuesta. Le pregunto por el concierto de qué artista dejaría de ir el 23 de junio a la playa. «A ver, directos que ya son imposibles, como uno de Michael Jackson, de Queen, de Antonio Flores, o el de los Tres Tenores en Roma. Bueno, también me gustan Arctic Monkeys, Franz Ferdinand o la música de autor de Luis Ramiro», relata María. Su plan habitual por las noches es quedar en casa de algún colega y bajar a locales como Pelícano. «Al botellón hace mucho que no voy. La verdad, ahora que lo pienso, entre una cosa y otra a mis amigos los veo más en la biblioteca», comenta mientras da un sorbo a un té negro. Charlamos en el Veracruz de Picavia. «Mis amigos flipan con que sea Meiga, pero ninguno me ha criticado. Lo disfruto mucho. Ver todo desde el otro lado está bien. Es como ver una versión de lo mismo», analiza. Recuerda el día que aparcó en el entorno de la plaza del Humor y se fijó en un cartel que anunciaba la selección de candidatas a Meiga. «Fue una casualidad. Le hice una foto con el móvil y me puse en contacto con ellos. No contaba con ser la elegida y me quedé alucinada», rememora.

Cinco pulseras

Luce el nombre de María en una gargantilla de plata. En la mano derecha lleva un anillo de su madre. Y en la muñeca izquierda cinco pulseras. «Esta (me enseña la primera empezando por la mano) la compré un día con unos amigos. Esta es del FIV, un festival al que fui hace poco a Vilalba, y todavía no me la quité, esta la compré en Eferro, en Riego de Agua, que es una tienda que me encanta; esta la compramos en Marrakech y esta se la robé a mi hermano, que nunca se la pone», explica sonriente. No tiene novio ni carné de conducir. «Sacar lo voy a sacar, pero me gusta ir andando a todos lados». Dice que su principal virtud es escuchar y, cuando le pregunto por un defecto, tarda unos segundos en contestar: «Tengo que seleccionar cuál te digo. Cuando me enfado tengo un carácter muy fuerte. Lo que más me enfada es cuando la gente habla sin saber o cuando no me salen las cosas», destaca. Alegre, extrovertida, curiosa, dice que le gustan las sardinas y el churrasco, pero confiesa que «se me conquista con unos huevos rotos con jamón». Me habla con pasión de la Ciudad Vieja y del paseo marítimo. De las playas de Riazor y Orzán. «La espuma blanca, los colores rojo y violeta al atardecer, la arena, ahora que está toda lisa...», comenta esta aficionada a la lectura que confiesa que cuando paso «por delante de una librería» tiene que entrar, «y el 90 % de las veces compro». Nos despedimos. «Soy de comer cuatro o cinco sardinas como máximo».

«Mis amigos flipan con que sea Meiga, pero ninguno me ha criticado»