Archivo en línea de ‘Eros’, la revista que Robert Kennedy quiso prohibir en 1962

Portadas de los cuatro ejemplares de 'Eros'

Portadas de los cuatro ejemplares de ‘Eros’

Buen momento para disfrutar —verbo muy adecuado para el caso: hablamos de sexualidad y placer— de las capacidades de almacenaje de internet de material gráfico e impreso solo disponible, en caso contrario, para quienes tengan a mano una buena hemeroteca pública, circustancia nada frecuente a estas alturas de muerte del papel.

Si hace unos días hablamos del nuevo archivo online de la revista Performance, una deliciosa locura arty del underground británico, hoy toca dar cuenta de la digitalización de Eros, publicación trimestral estadounidense que intentó proponer la revolución sexual y defenderla nada menos que en 1962, cuando el placer era todavía un tabú excepto en las zonas en sombra del delito potencial o en las muy altas y siempre protegidas esferas del poder.

El editor de este ejemplo de elegancia, libertad de prensa y nula pacatería era Ralph Ginzburg (1929-2006) —del que también hablamos en el blog en la entrada La única revista hippie en la que el diseño importaba [sobre la digitalización de Avant Garde, que editó catorce ejemplares entre 1968 y 1971]—, un intelectual de los de antes, de cuerpo y alma, sin miedo a la represión, defensor de sus colaboradores, de amplísima cultura, mayor bondad, nulo retorcimiento y adalid verdadero y sin disfraz para quedar bien en la foto de la libre opinión, un derecho que no otorgan los poderes sino la vida misma.

Mosaico con dos piezas gráficas de 'Eros'

Mosaico con dos piezas gráficas de ‘Eros’

En 1962, el Fiscal General de los EE UU, Robert Kennedy, hermano del presidente JFK, acusó de pornógrafo al editor por vulnerar la ley federal que consideraba delito distribuir material obsceno por correo. Si la ley mordaza española consigue que muchos editores se aprieten el bozal ellos mismos, imaginen el cuadro: el hermanísimo acusador público máximo, los católicos Kennedy y la proclamación del sexo como derecho del individuo en la caverna de 1962.

Ginzburg, judío de familia pero heterodoxo también contra la raza: se oponía a la circuncisión y se mofaba de los mojigatos de todo credo, se convirtió en un defensor del albedrío ciudadano al ir hasta el final contra la familia irlandesa —aquello sí que era casta y, además, con la sexoadicción de JFK escondida en los dormitorios pero aceptada por toda la saga— y lograr que, pese a ser condenado el editor a cinco años de cárcel —cumplió ocho meses—, el asunto Eros llegase al Tribunal Supremo, en el primer caso en que el derecho a la libertad erótica fue discutido por los togados estadounidenses [sentencia íntegra del Supremo, en inglés] y la liberalidad de los muy pijos y demócratas Kennedy quedase en entredicho.

Otro montaje con un par de piezas gráficas de ‘Eros’

No esperen encontrar en la nueva web con los cuatro ejemplares digitalizados de la revista —por desgracia no hubo tiempo ni dinero para más y sólo pudieron editar los números de Primavera, Verano, Otoño e Invierno de 1962— porno playground, erotismo arrabalero o instrucciones para adolescentes sobre como practicar gimnasia sexual. Eros confiaba la validez de los colaboradores y la inteligencia de los lectores y, aunque deseaba calentarlos, no los consideraba mastuerzos.

El penúltimo ejemplar de la revista se abría con un homenaje póstumo a Marilyn Monroe —la actriz acababa de suicidarse un mes antes—, incluidas las atrevidas fotos en topless que le hizo Bert Stern. Con el nembutal a punto de hacer efecto, la más triste de las sex symbol no había conseguido ayuda telefónica de su amante, el presidente Kennedy.

Jose Ángel González

 

1 comentario

  1. Su sitio es maravilloso! Les deseo una muy buena continuación.

    15 mayo 2017 | 12:31

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