Un loft con doble altura
Aprovechar la luz, respetar el espacio y elegir piezas con carácter fueron tareas obligadas en este loft barcelonés reformado por completo y convertido en una confortable vivienda con altillo y un singular patio trasero.
Transformar un local habitable en un auténtico hogar fue el reto al que se enfrentó su nueva dueña, Bárbara Aurell, interiorista del estudio Espacio en Blanco. Del local, situado en el barrio de Gracia de Barcelona, no se podía aprovechar nada, con lo que la reforma partió de cero, tanto en su distribución como en las instalaciones y acabados. El objetivo era sacar el máximo partido al espacio —70 m² repartidos en dos alturas— y aprovechar la luz natural, proveniente del ventanal de la entrada. Además, la vivienda contaba con un plus de claridad que proviene de un patio trasero de 20 m².
El espacio ofrece una línea armónica desde la entrada, que continúa por la cocina-comedor, para desembocar en el salón y el patio. Algo que Bárbara consiguió al camuflar tanto la puerta del baño como la de los armarios por la ausencia de tiradores. De esta forma la sensación visual es la de paredes prolongadas hasta el infinito. En el capítulo de materiales, Espacio en Blanco se mantuvo fiel a la filosofía de loft industrial: toda la casa se pavimentó a base de cemento pulido y las paredes se remozaron en blanco puro.
El aprovechamiento y el ingenio son dos constantes en la casa; como se aprecia en la escalera del altillo, cuyo hueco inspiró una librería, o en la inteligente combinación de elementos decorativos vintage y modernos, protagonizados por el sofá Chester, la chaise longue gris perla o las sillas Eames para Vitra. De igual modo, la iluminación desempeñó un papel importante en los distintos ambientes del loft, con piezas como las luminarias Lucellino, de Ingo Maurer, la lámpara de comedor de Noon Barcelona o la Parentesi de Artemide, del salón.
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