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Bloody Mary mediterráneo

Aromatizamos el clásico cóctel de zumo de tomate y vodka con hierbas aromáticas, mostaza y vinagre de Jerez, y se vuelve por arte de magia más mediterráneo que la canción de Serrat.

Mismo cóctel, otro escenario.
Mismo cóctel, otro escenario.MÒNICA ESCUDERO

El otro día una amiga desarrollaba una teoría de esas que dividen el mundo en dos tipos de personas: en este caso, las que les gusta beber cosas que saben a comida y las que no. Tardé un segundo en pensar que tenía mucha razón, y solo medio en situarme en el primer grupo: si tú también estás en él, seguramente serás tan fan de esta versión del Bloody Mary como yo.

El único secreto de este cóctel es usar un buen zumo de tomate: puedes hacerlo tú mismo con una licuadora o hacerte con uno de calidad, por ejemplo uno refrigerado que no proceda de concentrado. Yo soy devota del de San Flavino, el único motivo por el que peregrino a Mercadona de vez en cuando (aunque hace poco me chivaron que estaba también en las neveras de vegetales de algunos supermercados Día%). Cualquier información en los comentarios sobre otros sitios donde encontrarlo será recibida por sus fans –que me consta que son muchos–, con parabienes y mucho amor.

Se consigue una versión menos alcohólica usando vino de Jerez en lugar de vodka: conseguiremos un aperitivo de esos que entran solos y te ponen la sonrisa tonta sin que luego te quedes dormido encima del arroz. Quede claro que esta no es de las más bestias, las hay que apuestan por una proporción de una parte de alcohol por dos de zumo de tomate: busca la que más se adapte a tu gusto variando las proporciones hasta que te parezca perfecto.

Sin alcohol también está buenísimo: sírvelo en un vaso grande con hielo y te ahorrarás tener que preparar diferentes tipos de bebidas para abstemios, niños, jovenzuelos o embarazadas (siempre que les guste el zumo de tomate, claro). Para conseguir un aspecto más sofisticado –que incluso se puede convertir en un entrante para comer con cuchara con la ayuda de un poco de agar agar u otra gelatina– puedes hacer agua de tomate.

Si le coges el gusto a esto de versionar el Bloody Mary, puedes ponerle lima y salsa de kimchi, vinagre de arroz y wasabi o cambiar el zumo de tomate por Clamato -en tiendas de alimentación latina-: las posibilidades son casi infinitas mientras respetes el equilibrio entre ácido, salado, picante y la graduación alcohólica. Intenta buscar vodkas sin aromatizar para que no interfieran con el sabor de los ingredientes.

Se puede acompañar con unas buenas aceitunas y patatas chips, un queso seco, el jamón que permita el presupuesto o mejillones y berberechos de lata: dejar caer un par de cucharadas del jugo de conservación de estos últimos en el vaso también puede darle al cóctel un buen meneo (chiste a evitar, pero inevitable).

Dificultad: La de encontrar o preparar un buen zumo de tomate.

Ingredientes

Para un cóctel

  • 50 ml de vodka
  • 150 ml de zumo de tomate
  • 15 ml de vinagre de Jerez
  • Una cucharadita de café de mostaza (antigua o la que se prefiera)
  • Pimienta
  • Sal (o sal de apio, si no la lleva ya el zumo)
  • Salsa perrins
  • Una ramita de tomillo fresca
  • Unas gotas de aceite de oliva
  • Hielo
  • Decoración al gusto: una ramita de tomillo, una anchoa, un trocito de queso seco, una cebollita en vinagre, una rama de apio…

Instrucciones

1.
Con la ayuda de un mortero –o algo que sirva para aplastarlo bien– machacar las hojas de tomillo junto con el vinagre (es mejor hacerlo presionando contra el fondo y haciendo círculos para que no salpique). Reposar unos 15 minutos.
2.
Pasar el vinagre aromatizado por un colador de malla fina y disolver en él la mostaza.
3.
Poner en un vaso mezclador o jarra –con 5 cubitos grandes de hielo, previamente enfriada y escurriendo el agua resultante– el vodka, el zumo de tomate, el vinagre con la mostaza, 4 golpes de salsa perrins, sal y pimienta.
4.
Colar y vertes en vasos largos o bajos y anchos, decorar al gusto y servir inmediatamente.

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