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Los zapatos de 2018 (para salir de fiesta) serán joya o no serán

No importa si tienen tacón o son absolutamente planos, si los vas a llevar para salir o para ir a trabajar: lo importante es que tengan detalles brillantes y muy especiales
Foto: Elena Olay / Realización: Isabel Llanza, Laura Sueiro, Patricia López

No es la primera vez que lo recordamos, pero es que a día de hoy las palabras de los compradores de Mytheresa con respecto a las tendencias en calzado siguen resonando en nuestros oídos: “compra cualquier cosa menos básicos ”. Y aunque siguen existiendo modelos tendentes al minimalismo con un ligero regusto arty, es cierto que la exuberancia se ha hecho fuerte en muchos, muchísimos: los zapatos de 2018 serán joya o no serán. Y lo serán independientemente de si son para salir de fiesta o para ir a trabajar.

La primera consecuencia inevitable de esa máxima está bastante clara, y son los aderezos de todo tipo. El concepto joya trasciende la nomenclatura literal para abarcar casi cualquier tipo de adorno. El strass más clásico (ese redondo y plateado) continúa vigente, pero convive con declinaciones de color y forma además de con plumas, perlas y altas dosis de glitter, una de las grandes tendencias de la primavera-verano 2018. ¿El objetivo? Acercarse lo máximo posible al calzado que llevaría cualquier protagonista de cuento de fantasía.

Foto: Javier Cortés / Realización: Lara Tascón

Sin embargo, y aunque la asociación de ideas resulta lógica por los códigos de vestimenta que siguen funcionando hoy día, estos zapatos no solamente sirven para ir de fiesta. De hecho, puede que lo más interesante sea el enésimo capítulo de la descontextualización que están viviendo al aparecer a la luz del día y en horario de oficina.

La carga visual que atesoran estos zapatos, ya sean de tacón, ya sean planos, pueden llegar a hacer un poco más complicada la tarea de crear looks, pero el manual de uso más intuitivo es el más efectivo: se llevan fenomenal con básicos para convertirse en los protagonistas absolutos del estilismo. Los vaqueros y pantalones de traje son la pareja perfecta de baile si se quiere ofrecer cierta tensión, pero faldas largas de punto de aspecto artesanal pueden surtir el mismo efecto. La cuestión está, en realidad, en saber si se prefiere un tacón fino o un mule plano y abrazar sin reservas la suave pátina ochentera que se intuye en muchos de ellos para llevar la fiesta hasta donde se dirijan los pasos.