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¿De verdad hay alimentos que ayudan a blanquear los dientes?

“Frote su dentadura con una rama de apio y obtendrá una sonrisa nívea”. Tras leer semejante afirmación, nos hemos puesto manos a la obra: ¿estos mejunjes funcionan?

“Si quiere tener una sonrisa brillante… frótese con apio, coma mucha fresa, enjuáguese la boca con vinagre de manzana”. No es extraño leer en blogs y publicaciones tales mensajes, que enarbolan que determinados alimentos blanquean la dentadura. Tenemos malas noticias. Los expertos consultados aseguran: “Pese a las diversas leyendas urbanas al respecto, no existen alimentos blanqueantes”. Es más: algunas de estas prácticas pueden dañar los órganos anatómicos duros que pueblan su boca.

Tener unos dientes tipo Hollywood es el sueño de muchos. Podemos exhibir una sonrisa permanente, como la de Jim Carrey, pero si luce amarilla, resultará poco atractiva. Los odontólogos disponen de métodos y productos probados y seguros para aclarar el tono de nuestra dentadura, pero también existen remedios “caseros”, cuya eficacia dista de estar confirmada. “No hay estudios científicos contrastados que avalen esas teorías”, asegura la doctora Pepa Calvo Box, vocal de Odontología Estética del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región (COEM).

Apio, zanahoria y manzana: solo limpian (un poco)

Uno de estos remedios sostiene que la textura del apio, la zanahoria o la manzana, cuando se frotan en los dientes, ejerce un efecto “papel de lija”, blanqueándolos. Aunque es cierto que nuestros dientes agradecen masticar ese tipo de alimentos duros, su poder detergente no está comprobado. “Al ser masticados pueden eliminar en pequeña medida la placa bacteriana de superficie que se deposita sobre los dientes”, explica la doctora Calvo. Es decir: limpian. “Pero en ningún caso sustituyen al cepillado, y no está demostrado que provoquen ningún grado de blanqueamiento”.

Fresas: sabrosas, pero engañosas

Las fresas tampoco aportan nada al color de nuestros dientes. Quienes defienden que sí, lo hacen amparándose en el ácido málico, un compuesto que también se encuentra en la manzana y que, en efecto, estimula la producción de saliva y puede reducir las bacterias de la boca (es ingrediente habitual en muchas pastas dentífricas). Pero sus efectos decolorantes son engañosos. “Los ácidos de las frutas provocan un proceso erosivo prácticamente imperceptible sobre la superficie del esmalte de los dientes, siempre y cuando su consumo no sea excesivo, en cuyo caso puede ocurrir que la erosión vaya en aumento. El inicio de este desgaste puede parecer que blanquea los dientes, pero en realidad lo que supone es que va reduciendo el espesor del esmalte dentario”, advierte la especialista.

También hay mucha literatura a pie de calle acerca de un supuesto ungüento mágico de fresas y bicarbonato que puede usarse como dentífrico. “El resultado de esta mezcla es un producto abrasivo que es posible que disminuya la presencia de manchas en los dientes, pero a expensas de ajar su superficie, en un proceso que será irreversible, puesto que el esmalte desgastado no se puede regenerar a posteriori”, explica la experta.

Cítricos: mejor para las encías

Algo parecido sucede con la vitamina C, abundante en los cítricos. Como buena vitamina, le hace varios favores a nuestra boca. “Es antioxidante y puede tener un efecto antibacteriano”, anota Pepa Calvo. “También ayuda a la cicatrización, por lo que puede tener más beneficios sobre la salud de las encías que sobre la de los dientes”. Y ahí terminan sus aportaciones, porque en lo que al blanqueamiento dental se refiere, hay que andarse con cuidado. “Los cítricos provocan un proceso erosivo leve pero continuado sobre la superficie dentaria. De hecho, existen técnicas de microabrasión para eliminar algunas manchas de los dientes que emplean el ácido cítrico, pero siempre sobre la base de un leve desgaste de la superficie dentaria. No es recomendable, por tanto, comer con frecuencia cítricos a mordiscos, por el riesgo de erosión, sobre todo en los dientes anteriores”.

Vinagre de manzana: un enjuague erróneo

El no va más es una teoría que asegura que mezclando vinagre de manzana y agua se consigue un enjuague bucal presuntamente efectivo. Si quiere jugar al Quimicefa, adelante, pero no aplique el resultado a sus órganos. La doctora Calvo afirma que esta curiosa fórmula no tiene ninguna lógica. “El vinagre de manzana contiene ácido acético, cuyo uso continuado puede provocar un proceso erosivo sobre la superficie del esmalte”, advierte. Como sucede con otros antídotos de andar por casa, “el inicio de este desgaste puede parecer que blanquea los dientes, pero en realidad va reduciendo el espesor”. Aliñe sin temor la ensalada con este líquido, pero no frote con él las piezas de su mandíbula.

Queda claro, pues, que ningún alimento sirve de pócima para blanquear los dientes. Al contrario, algunos de ellos, en dosis elevadas, pueden oscurecerlos: café, té, vino tinto, chocolate, salsas muy coloreadas (tomate, kétchup, curri) o colorantes tipo azafrán. Entonces, ¿tenemos que controlarnos con la ingesta de estos alimentos, así como con la de los que erosionan? ¿Hay un límite diario de fresas, limones o salsa de tomate? De ninguna manera: válgase solo de su sentido común y una dieta equilibrada. Aquí las cifras, en forma de límite, no son necesarias. “Es fundamental llevar un régimen armónico y una buena higiene oral, de forma que no haya que excluir ningún alimento”, concluye la experta.

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