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El método para que las empresas ayuden de verdad a la sociedad
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REINVENTANDO EL VOLUNTARIADO CORPORATIVO

El método para que las empresas ayuden de verdad a la sociedad

Jaime Ulloa es el fundador de la Asociación Trabajo Voluntario, que busca promover el voluntariado en las empresas, y tiene la formula para lograr que funcione

Foto: El emprendedor social Jaime Ulloa. (Asociación Trabajo Voluntario)
El emprendedor social Jaime Ulloa. (Asociación Trabajo Voluntario)

Según el Observatorio del Voluntariado 2013 (un informe que realiza todos los años la Plataforma del Voluntariado de España), aunque el 85% de los españoles asegura haber colaborado en proyectos así al menos una vez en la vida (como entregar ropa o alimento, o donar dinero a alguna asociación) sólo el 14% ha participado en algún tipo de voluntariado formal, esto es, trabajando en asociaciones, ONG o fundaciones.

El perfil del voluntario en España es similar al del resto de países, en su mayoría son jóvenes (de entre 25 y 35 años de edad) y jubilados (por encima de los 65): los menores de 35, que representan el 46,9% del voluntariado, buscan experiencia laboral y capacitación, y los mayores de 65 buscan ocupar su tiempo libre en una vivencia activa. Pero, ¿qué hay de toda la población activa mayor de 30 años? ¿Por qué las personas con mayor experiencia laboral no forman parte del voluntariado? La respuesta a esta pregunta sólo podemos buscarla en un sitio: las empresas.

En 2002 Jaime Ulloa, matemático, empresario y emprendedor social de Ashoka, decidió fundar junto a un grupo de amigos la Asociación Trabajo Voluntario, la primera institución que ha promovido el voluntariado corporativo en Perú. En una década ha logrado implementar proyectos solidarios en 125 empresas grandes de Perú y México, gracias a una metodología que busca aportar valor a los voluntarios y la sociedad, pero también a las empresas, que ven cómo su esfuerzo no sólo repercute en su reputación, sino también en su cuenta de resultados.

Un cambio de paradigma

“Cuando comenzamos, nuestra contraparte en la empresa era el área de responsabilidad social y nuestro discurso era el típico de una organización que está buscando promover el voluntariado para lograr un impacto social”, explica Ulloa a ACyV. Desde la asociación trataban de convencer a los directivos de que el voluntariado mejoraría la reputación de la empresa, el ambiente laboral, la integración entre los empleados, el orgullo de pertenencia, el compromiso…

“Este es el discurso típico del voluntariado corporativo”, reconoce Ulloa. “Pero nos dimos cuenta al comenzar a profundizar de que tal vez la persona del área de responsabilidad social nos compraba el argumento, pero el de Recursos Humanos, que es el que gestiona el tema laboral, no lo ponderaba igual. Lo entendía de una manera mucho más compleja y pensaba que las expectativas que generabael voluntariado corporativo no eran realistas”.

Entonces Ulloa y sus compañeros comenzaron a pensar de qué manera podían convencer mejor a las empresas. Su conclusión fue clara: si el voluntariado no aportaba un valor tangible a la empresa, este no sería más que una actividad puntual sin ningún recorrido.

“Siqueremos darle valor a la empresa, lo primero que tenemos que hacer es entenderla, comprender cuáles son sus prioridades y, a partir de ahí, generar una propuesta de valor sabiendo que es algo que a la empresa le va a interesar”, explica el emprendedor social. “Aalgunas empresas el valor que más les interesaba era el desarrollo de competencias, aotras la integración entre empleados, aotras el clima laboral… Cada empresa toma forma como negocio y tiene distintas prioridades, y es importante saber quélugar ocupan en la lista las fortalezas tradicionales del voluntariado corporativo”.

Entonces la asociación de Ulloa comenzó a generar proyectos personalizados para las empresas y, desde entonces, no han dejado de crecer: “Hemos obtenido una respuesta muchísimo mayor, porque el voluntariado corporativo se convierte en una actividad más de la empresa, estratégica y que le aporta valor al corazón del negocio, a lo que es más prioritario en la empresa. Esa propuesta de valor personalizada que tenga sentido para la empresa despierta una reacción mucho más positiva”.

Un voluntariado de mayor calidad

En opinión de Ulloa “los voluntarios que vienen de la empresa son un grupo más de los voluntarios que se van a dar en la sociedad”, pero pueden aportar un valor diferenciado: “Para que cualquier proyecto social sea exitoso y logre el impacto esperado se necesita capacidad de gestión y lo que sí tienen los voluntarios de la empresa a diferencia de otros grupos es una desarrollada capacidad de gestión, porque su trabajo de todos los días la requiere y la desarrolla. Si movilizamos a voluntarios de las empresas para que utilicen esas capacidades que tienen estamos generando una oferta de voluntarios que pueda aportar la parte técnica a los agentes sociales”.

El objetivo de la Asociación Trabajo Voluntario, además de popularizar el voluntariado en los entornos empresariales, pasa por profundizar en el impacto de éste. Hasta la fecha la mayor parte del voluntariado corporativo consiste en acciones anuales, donde participan muchas personas, casi a modo de actividad de team building: actividades de un día en el que los empleados vana sembrar árboles, pintar una escuela, mejorar la infraestructura de una institución pública…

“No me animaría a decir que no sirve para nada”, apunta Ulloa, “para mucha gente que no ha hecho en su vida voluntariado ir un día puede ser el punto de inflexión que le anime a comprometerse más y a participar en nuevos proyectos, pero este tipo de voluntariados no están usando las habilidades profesionales y las capacidades de gestión de los trabajadores. Hay otrotipo de voluntariado, basado en habilidades, en los que se busca del voluntario su capacidad profesional y esto es algo que está apareciendo en España y algo a lo que las ONG empiezan a prestar más atención”.

Los proyectos más ambiciosos de la Asociación Trabajo Voluntario buscan que los trabajadores acaben dirigiendo sus propias empresas sociales, y es lo que han bautizado como voluntariado emprendedor. En él, como explica Ulloa, ”no se dice a los trabajadores quétienen que hacer, sino que se invita a estos a que propongan sus propios proyectos. Lo que les pedimos es que sean innovadores, de alto impacto, sostenibles y replicables. Nosotros los empoderamos y acompañamos en el proceso y estos consiguen hacer proyectos increíbles. Esto hace que haya una cantera de proyectos sociales que van generando un dinamismo y un impacto importante en la sociedad en que se despliegan y contagia a otros voluntarios a hacer lo mismo”.

En cierta medida, Ulloa hizo este mismo camino: su asociación comenzó como un proyecto voluntario y acabo convirtiéndose en una empresa social, una ONG con modelo de negocio, que no depende de donaciones, y es escalable y sostenible. Un ejemplo.

Según el Observatorio del Voluntariado 2013 (un informe que realiza todos los años la Plataforma del Voluntariado de España), aunque el 85% de los españoles asegura haber colaborado en proyectos así al menos una vez en la vida (como entregar ropa o alimento, o donar dinero a alguna asociación) sólo el 14% ha participado en algún tipo de voluntariado formal, esto es, trabajando en asociaciones, ONG o fundaciones.

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