Iban a cumplirse 40 años sin festejos. La ansiedad carcomía a la directiva del Deportivo Quito, que en pos de ganar el título nacional hizo ofrecimientos de premios millonarios al plantel si sumaban la tercera estrella, en el 2008.

Liderados por el volante Luis Fernando Saritama, calificado como el símbolo chulla, el equipo cerraba una gran campaña el 3 de diciembre al ganar 2-1 a Macará, y con ello adjudicarse el título.

Era el inicio de una debacle económica, que llevaría al cuadro azulgrana a la casi desaparición. Los expresidentes Santiago Ribadeneira y Joselito Cobo afirmaron, en el 2014 y 2016, en ese orden, que lo mejor era la liquidación del club.

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Sin mediar el excesivo gasto que se hizo para ser campeón, de forma irresponsable, una nueva directiva llegó a la institución en el 2009 y el déficit aumentó.

Además de Saritama, el club fichó estrellas como Iván Hurtado y Michael Arroyo. El técnico fue Rubén Darío Insúa.

La celebración del bicampeonato se dio luego de que los chullas vencieran 3-2 en la final al Deportivo Cuenca. Los extranjeros Mauricio Donoso, Iván Borghello y Marcos Pirchio también conformaron esa plantilla de lujo.

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Ya con pasivos que asfixiaban al club, con huelgas de los futbolistas, con cortes de los servicios básicos... los dirigentes en el 2011 no pararon en su ambición de sumar más glorias.

Arribaron jugadores cotizados como Marcelo Elizaga, Fidel Martínez, Jairo Campos, Matías Alustiza... El Quito sumaba otro título, el quinto en su historia, pero el despeñadero era su futuro. (D)