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Filósofa valenciana

"La ética es de primera necesidad"

La filósofa valenciana, que dejó la Metafísica por la Ética en la transición, logra el Premio Nacional de Ensayo por su último libro - La catedrática reclama sensibilidad en un momento en que «la vida pública no da muestras de una moralidad exultante»

"La ética es de primera necesidad"

Adela Cortina (Valencia, 1947) estaba ayer en la comisión de la Fundación Étnor (Ética de los Negocios y las Organizaciones) cuando empezaron a dejarle «papelitos» con mensajes de periodistas que querían hablar con ella. Fue al salir cuando vio en un ordenador un titular que decía que había obtenido el Premio Nacional de Ensayo 2014 por su libro ¿Para qué sirve realmente la ética? Sorprendida por el premio «más importante de su carrera», se confesaba ayer tarde, asaltada en un paso de peatones frente al Centro Cultural Bancaja de Valencia, antes de la conferencia con la que abrió el XXIV Seminario de Ética Económica y Empresarial de la fundación que dirige.

«Hasta un pueblo de demonios se daría cuenta de que le interesa más la cooperación que el conflicto». La cita es de Kant y la catedrática de la Universitat de València la utilizó ayer para explicar la importancia de la ética que predica. Un valor «más necesario que nunca, de primera necesidad siempre», si bien «ahora se ve de una manera palpable».

Si no se pone en práctica es por «estupidez», porque se necesita inteligencia y sensibilidad moral para advertir que los «juegos de suma positiva» de apoyo, en los que nadie pierde son más positivos a medio y largo plazo que los de suma negativa (los regidos por la competitividad; alguien pierde para que otro gane).

¿Y tiene sensibilidad moral el Gobierno valenciano? Cortina responde con una sonrisa que a preguntas de ese cariz no tiene respuesta. Como filósofa, habla, «en general, de que la vida pública no da muestras de una moralidad exultante».

La profesora reconoce como sus principales referentes a José Luis Aranguren y al alemán Karl-Otto Apel, el inaugurador de la ética del diálogo, línea kantiana en la que trabaja el conocido como grupo de Valencia, que ella encabeza.

Cortina empezó su trayectoria investigadora en la Metafísica, para cambiar en la transición a la democracia por la Ética y la filosofía política, atraída por la reflexión en torno a si eran posibles unos valores comunes para todos.

No es habitual que se reconozca un ensayo sobre ética. La profesora cree que significa que «hay gente que piensa que a la ética hay que ponerla sobre el tapete», porque mucha economía y mucho fútbol, «y la crisis tiene mucho que ver con la falta de unos valores de libertad, justicia y solidaridad». «De eso va el libro», resume. «La ética sirve para crear ejemplaridad, que tampoco está mal que hubiera algo de ella añade. Sirve para explicar a la gente que los seres humanos no saben sólo competir, sino también cooperar y que eso es lo que habría que impulsar para una sociedad más justa».

El Premio Nacional lo otorga el Ministerio de Educación y Cultura y está dotado con 20.000 euros. El jurado destacó ayer que el ensayo de Cortina «acierta en aplicar el rigor de la filosofía a los interrogantes de la vida actual».

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