Hoy, hace 100 años, en la Primera Guerra Mundial: Alemania se enfrenta a Francia en el Grand Prix de 1914

Seis días después del asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando, el primer duelo a cara de perro entre Francia y Alemania se produjo en Lyon, durante la celebración del Grand Prix de Francia.

mercedes-1914Aunque este artículo debería haberse publicado en su fecha, a principios de julio, por razones que no vienen al caso no he podido hacerlo hasta ahora. Pero aunque la efeméride concreta ya haya pasado, el tema que trato sigue estando de plena vigencia. Por eso he considerado oportuno publicarlo ahora.

Ya he señalado en la entradilla que el Grand Prix de Francia correspondiente al año 1914 tuvo lugar el 4 de julio, menos de una semana después del terrible atentado que segó la vida de los herederos del trono imperial austro-húngaro. Casi todos los expertos consideran como principal desencadenante de la Primera Guerra Mundial el asesinato de los príncipes, así que es de imaginar la tensión que se mascaría en el ambiente durante los días que mediaron entre el crimen y la declaración de guerra del 28 de julio.

El duelo automovilístico

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Episodios de la guerra franco-prusiana de 1870

La rivalidad entre franceses y alemanes no era nueva. Nos podríamos remontar a 1870, a la guerra franco-prusiana y a la derrota sufrida por los franceses en una guerra que finalizó con la unificación alemana y la coronación de Guillermo I como káiser del Imperio Alemán. La derrota de Francia tuvo como principal consecuencia la pérdida de los codiciados territorios de Alsacia y Lorena (regiones situadas en la frontera entre Francia y Alemania, en permanente disputa entre los dos países debido sobre todo a su riqueza en minerales básicos para la naciente industria).

El duelo entre ambas naciones no solo era político, ya que en el plano automovilístico los pilotos franceses estaban a la gresca en cualquier competición en la que participasen. Y más teniendo en cuenta que el equipo Peugeot había dominado las carreras en los últimos años. Una hegemonía que no era vista con buenos ojos por el equipo Mercedes.

Los alemanes irrumpen en Francia

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Otto Salzer conduciendo un Mercedes en el Grand Prix de 1914

Gracias a su incipiente industria, Lyon —la antigua capital de la Galia— se había convertido desde el siglo XIX en una destacada plaza financiera. Y allí se presentaron los alemanes del equipo Mercedes dispuestos a participar en el Grand Prix de 1914, que se celebraría en la capital del Ródano. El equipo Peugeot, y Georges Boillot, el héroe nacional francés, se mostraron preocupados ya que, aunque su liderazgo era indiscutible, nunca se habían enfrentado con los alemanes de Mercedes.

La expectación fue aumentando a raíz del magnicidio en Sarajevo y del ambiente prebélico que se respiraba en esos días. Y el suspense era mucho mayor porque Mercedes se movía por la zona con el espíritu de cuerpo militar que estuviese preparando una invasión. El secreto reinaba en todo lo que hacían. Regidos por la discreción más absoluta, establecieron su cuartel general en un pueblo de las proximidades de Lyon. Y no le permitieron a nadie que pudiese acercarse a sus coches. Se dice que un ingeniero francés logró saltarse las estrictas medidas de seguridad y pudo ver in situ lo que se cocía en la trastienda alemana. La preocupación de los miembros del equipo Peugeot se acrecentó todavía más cuando supieron que el motor de los Mercedes se asemejaba sospechosamente al de los aviones de combate.

El comienzo de la carrera

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Parrilla de salida en Lyon

Durante las primeras vueltas al circuito, el Mercedes de Max Sailer se puso en cabeza a un ritmo endiablado. Tras él, los otros cuatro vehículos alemanes comenzaron a marcar una velocidad que el Peugeot de Boillot a duras penas podía mantener. Pero cuando el bólido de Sailer se averió por el sobreesfuerzo, el héroe francés alcanzó la primera posición con su pequeño Peugeot.

Los cronistas de la época relataron que entonces se inició una persecución en la que el Peugeot parecía una liebre acosada y perseguida por una jauría de perros rabiosos alemanes. En concreto, siguiendo las órdenes que emitían desde los boxes, eran cuatro los Mercedes que lanzaban ataques consecutivos sobre el francés.

La estrategia de Mercedes

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Motor de uno de los Mercedes del Grand Prix de 1914

Ya he comentado que Mercedes se tomó el Grand Prix de Francia como si de una batalla se tratase. Para ello, estableció una organización del equipo que sobrepasaba con creces a la del equipo Peugeot. De hecho, muchos de los asistentes ni siquiera comprendían las extrañas señales que se propalaban a los pilotos desde los boxes alemanes, repleto también de técnicos que cronometraban y daban instrucciones a los «señalizadores». Por otra parte, mientras que con un enorme despliegue de medios cada mecánico se especializaba en una tarea con la precisión de un cirujano, los franceses no podían hacer otra cosa que rezar para que su irreductible caudillo galo de grandes bigotes resistiese los embates de aquella legión de pilotos teutónicos.

Cada vez que un motor de Mercedes se rompía, un nuevo bólido se aprestaba a asediar el primer puesto de Boillot, cuyo pequeño coche cada vez mostraba mayores indicios de no poder resistir, no solo los embates germánicos, sino todo el maltrato al que él mismo le estaba sometiendo.

El desenlace

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Christian Lautenschlager

En 1914 los circuitos no disponían de los medios de hoy en día. Al no haber cámaras que emitiesen en directo, ni un sistema de megafonía que informase de lo que ocurría en otras partes del trazado, a los espectadores tan solo les quedaba esperar pacientemente a que llegasen los vehículos a la altura de las tribunas en las que estos contemplaban las carreras.

Al comenzar la última vuelta, Boillot y sus tres perseguidores habían desaparecido de la vista del público. La expectación era máxima y muchos franceses pensaban que su líder sería capaz de resistir los últimos 37 kilómetros que le quedaban para completar esa última vuelta. Durante el tiempo de espera, la incertidumbre se apoderó de los espectadores, que esperaban ansiosos el desenlace final.

De repente, una nube de polvo apareció en la visual de la recta de meta. Se trataban de los automóviles que se disputarían la victoria final. Con murmullos y emoción contenida, el público agudizó la vista deseando que fuese Georges Boillot el que emergiese entre la polvareda. Sin embargo, el sonido del motor que podía escucharse no era el del Peugeot. Los más expertos fruncieron el ceño al reconocer el ronroneo de un motor mucho más potente como el de Mercedes. Y además no venía solo.

Cuando el polvo en suspensión se disipó, todo el mundo comprobó con decepción que en primer lugar aparecía el Mercedes de Christian Lautenschlager. Tras él, otros dos Mercedes pasaron en segundo y tercer lugar por la línea de meta. El Peugeot de Georges Boillot no había sido capaz de soportar el intenso trabajo al que había sido sometido y se había quedado tirado a pocos kilómetros de la meta. Alemania había ganado la primera batalla de la Primera Guerra Mundial ante un gélido público francés que recibió con silencio y desprecio a los vencedores del Grand Prix de 1914.


 

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5 comentarios sobre “Hoy, hace 100 años, en la Primera Guerra Mundial: Alemania se enfrenta a Francia en el Grand Prix de 1914

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