Coronavirus en Wuhan: colombianos en cuarentena

El epicentro de la crisis mundial por el coronavirus está en la provincia china de Hubei, específicamente en su capital, Wuhan, en donde se reporta el mayor número de contagios. Cuatro colombianos en este lugar, que esperan ser evacuados el 22 de febrero, le cuentan a El Espectador cómo ha sido vivir tres semanas en esta metrópolis origen de la epidemia.

redacción internacional
16 de febrero de 2020 - 01:00 a. m.
Así se ve una de las calles de la ciudad de Wuhan, en China. / Archivo Particular
Así se ve una de las calles de la ciudad de Wuhan, en China. / Archivo Particular

El coronavirus parece cebarse con la provincia china de Hubei, particularmente con Wuhan, su capital, en donde se registró la fuente primaria del primer brote -el 2019-n-COV- a finales de diciembre en un mercado de pescados y mariscos, y donde hoy se concentra el foco del nuevo virus -el COVID-19- . Las cifras son reveladoras: hasta el viernes en toda China se reportaban 63.949 contagiados y 1.382 fallecidos; de ellos 51.986 casos (81%) y 1.318 muertos (95%) se concentran solo en Hubei, provincia en donde viven 14 colombianos, que desde hace varios días piden con urgencia ser evacuados.

La situación es preocupante. El jueves pasado (13 de febrero) en Wuhan, capital de Hubei, se presentó el mayor número de contagios en un solo día: 13.436 (a nivel nacional fueron 14.840), diez veces más que el día anterior. De acuerdo con las autoridades provinciales, todo se debe a una modificación en el método de contabilizar a los enfermos, que busca tratar casos con mayor anticipación. El viernes las cifras de recuperados llegaban a 6.848 (1.202 dados de alta en un solo día). Sin embargo, la preocupación mundial ante la magnitud de esta epidemia no hace más que crecer.

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Wuhan está desbordada por la cantidad de enfermos: se han adecuado edificios enteros para recibir a los miles de familiares de los contagiados y se han construido hospitales en tiempo récord para la emergencia sanitaria; pero las mascarillas y otros elementos protectores escasean; las calles están desoladas, las cerca de 20 universidades de esta ciudad suspendieron clases y el transporte público es casi inexistente, los servicios de domicilios demoran hasta tres días y muy pocos se atreven a salir de sus casas.

La ciudad comenzó a quedarse sola a finales de enero y la primera semana de febrero, cuando Estados Unidos, Japón, Rusia, algunos países europeos, e incluso de África y de América Latina sacaron a sus ciudadanos en vuelos fletados. Pero varios colombianos siguen atrapados en el epicentro de la crisis sanitaria mundial.

Guillermo Buitrago, candidato a Ph.D en Administración colombiano que vive en Shanghái desde 2010, da un parte de tranquilidad desde esa ciudad. Dice que en donde él vive, las autoridades se han tomado muy en serio la propagación de la epidemia. “Hay un sentimiento de cuidado impresionante entre los chinos, acatan las órdenes del gobierno, usan tapabocas y tratan de continuar con sus vidas”.

Pero en Wuhan, alerta, la situación es otra: “Revisando números que se reportan oficialmente a diario y siguiendo el avance del brote estamos en una carrera contra el tiempo para poner a los colombianos en una zona segura, porque la epidemia está concentrada justo donde están ellos; allí no sólo hay un incremento diario de nuevos casos sino que los sistemas de salud están colapsados, es cuestión de tiempo sacar sanos a nuestros connacionales”.

Colombianos piden auxilio desde Wuhan

 

Desde el 25 de enero, catorce colombianos que están en Wuhan, epicentro de la crisis sanitaria mundial, contactaron al cuerpo diplomático en China y al Ministerio de Relaciones Exteriores en Bogotá para pedir su evacuación. El 31 de enero, la Cancillería emitió un comunicado en el que decía que daría apoyo a esos catorce connacionales; y desde entonces comenzó a definir el operativo para sacar a quienes se encuentran en la provincia de Hubei. Una evacuación que estaba planeada para el 5 de febrero debió ser cancelada, según la Cancillería, porque “no se habían expedido las autorizaciones del gobierno chino”.

Pero los colombianos comienzan a desesperarse y el pasado 11 de febrero enviaron una carta en la que dicen que estudiantes y residentes con hijos (6 años y  4 meses) “atraviesan una delicada situación humanitaria como consecuencia de la cuarentena”. Reclamaban celeridad en el trámite “por el avance de la epidemia”. La respuesta llegó el viernes cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores informó que el vuelo de traslado de los connacionales “está programado para el próximo 22 de febrero”.

Los tropiezos de la repatriación

 

¿Por qué se demoró la operación? De acuerdo con fuentes de Cancillería, no ha sido un tema fácil de organizar. Para poder trasladar a los connacionales se hace necesario buscar una aeronave con la mayor autonomía de vuelo posible (más de 30 horas desde Wuhan a Colombia) y se deben tramitar varias escalas; primer problema, pues varios países ya no permiten la llegada de vuelos procedentes de China.

El Ministerio de Relaciones Exteriores informó que el avión destinado para la operación estará lista el 21 de febrero, “una vez culmine su mantenimiento de rigor y los sobrevuelos de prueba”. La aeronave tuvo que ser adecuada para ajustarse a los protocolos relacionados con el coronavirus: entre pasajero y pasajero debe haber una distancia de un metro y debe haber paneles divisorios entre ellos.

Al mismo tiempo, contemplan tres posibles rutas de evacuación que impliquen el menor número de escalas. “Colombia ha emitido ocho solicitudes de sobrevuelo a países como Argelia, Marruecos, España, India, Emiratos Árabes Unidos, entre otros, y está a la espera de sus respuestas”, informó el Ministerio. Agregó que “la tripulación está compuesta por 10 personas, que contará con el apoyo de un personal médico dispuesto por el Ministerio de Salud, la Cruz Roja y la Secretaría de Salud de Bogotá, para hacer los respectivos chequeos al llegar a Wuhan y durante el vuelo”. Y confirmó que los connacionales, una vez lleguen a Colombia, serán puestos en cuarentena.

El embajador colombiano en China, Luis Diego Monsalve, en comunicación con El Espectador aseguró que, “por parte de la embajada colombiana en China, estamos ya preparados con todos los trámites que nos corresponden para la operación”.

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La repatriación de los catorce colombianos, según exdiplomáticos colombianos, puede llegar a costar hasta $4.500 millones de pesos, dinero que sale del Fondo Especial para las Migraciones, que está a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores, pero que no tiene fondos fijos asignados, sino que su presupuesto depende de lo que se asigne anualmente. Antes de autorizar ese gasto, un comité estudia el caso y comprueba si la repatriación aplica y qué va a cubrir: tiquetes, alimentación, hospedaje, entre otros gastos.

Al parecer, en cuestión de horas, los colombianos dejarán Wuhan, epicentro del coronavirus. Cuatro de los catorce connacionales que piden a gritos salir de la ciudad china le contaron a El Espectador cómo han vivido la crisis sanitaria mundial. Y enviaron fotos en las que muestran qué pasa a su alrededor en estos días de crisis por el virus.

Así es vivir en el epicentro del coronavirus

María Fernanda Guerrero Talero

Estudiante de Economía

Universidad Huazhong de Ciencia y Tecnología

Pero hasta ahora no ha pasado nada. Primero intentaron evacuarnos por tierra, pero ese plan nació mal porque cuando informaron eso ya se sabía que con la cuarentena no estaban dejando entrar ni salir a nadie por vía terrestre. La única vía era y sigue siendo la aérea. Hoy Wuhan parece una ciudad fantasma, no hay gente en las calles, no hay metro ni buses. Yo vivo en el campus de la universidad y no puedo salir de mi cuarto. Puedo pedir domicilios dos veces a la semana de tiendas cercanas, que abren solo por un par de horas, aunque el centro educativo da tres comidas al día. Todos los días nos piden bajar a tomarnos la temperatura y tenemos una aplicación en donde a diario, antes de las siete, informamos temperatura y estado de salud en general.

En esta universidad somos cuatro colombianos, que sólo nos comunicamos por teléfono porque nos da miedo salir. Más cuando nos enteramos de que justo al lado adecuaron un edificio para alojar a las familias de los contagiados. La universidad suspendió clases y me siento un poco abandonada. Veo como todos mis compañeros, incluso de América Latina, ya fueron evacuados y yo no. Tengo miedo. Yo sé que sacar a 14 personas de China no debe ser fácil, pero solo les pedimos que se apresuren: hay una aplicación que señala cuántas personas a tu alrededor están contagiadas y realmente ya tenemos pánico.

Sandra Catalina Moreno Perilla

Estudiante de Gestión Administrativa

Universidad Huazhong de Ciencia y Tecnología

 

Llegué a Wuhan hace 5 meses. Vine a realizar mi Maestría en Gestión Administrativa gracias a una beca del gobierno chino  (China Scholarship Council CSC). No hay una fecha determinada para el inicio de clases, que en un principio era el 17 de febrero. Wuhan es una ciudad muy grande, aproximadamente cuatro veces Bogotá y tiene muchos sitios para conocer turísticamente, como parques, lagos y museos. Es una ciudad donde veías gente en todo lado a todas horas, particularmente en los centros comerciales, que son grandes y sofisticados.

Me enteré del coronavirus el 31 de diciembre por rumores que comenzaron a circular por WeChat. A  diario debo informar mi estado de salud en una aplicación de la universidad, en el que incluyen la temperatura y los inconvenientes presentados en el día a día. Nos recomiendan no salir del edificio. Desde mi dormitorio puede conseguir comida de dos maneras: en la universidad, que se encarga de proporcionar desayuno, almuerzo y cena para los estudiantes. Y el segundo, la compra de víveres que puedo pedir a domicilio pero que tarda tres días en llegar.

El 25 de enero nos contactamos con el consulado de Beijing para realizar actualización de datos. Allí nos toman los datos y crean un grupo de WeChat. En este grupo nos notifican de las acciones que están tomando y transmiten las últimas noticias. Nos dicen que están trabajando en un plan de evacuación desde el 30 de enero. El embajador nos ha expresado su más sincera preocupación y su compromiso con el plan. Lo más difícil de estar aquí es vivir con la ansiedad de un posible contagio, enfermarse y asumir ese proceso sin ninguna compañía cercana. Además del hecho de estar la mayoría del tiempo encerrado, es como una casa por cárcel.

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Carlos Andrés Ceballos Erazo

Estudiante de Arquitectura

Universidad de Yangtzé, Jingzhou, provincia de Hubei. A 200 kms de Wuhan

 

Yo no estoy en Wuhan, pero sí muy cerca, a tres horas en la ciudad de Jingzhou, de la provincia de Hubei, que está en cuarentena. Soy estudiante de una maestría en arquitectura. Antes del coronavirus tenía una vida muy feliz, pero el 1 de en

Yo agradezco los esfuerzos y sé que trabajan en un plan de evacuación; somos optimistas en que podremos salir de la provincia de Hubei, epicentro de todo esto, muy rápido. La única forma de salir de aquí es por vía aérea. Lo que yo pido es que se haga con más rapidez, esto es urgente, los números son aterradores; la ciudad pasó de tener 1 caso confirmado a casi 1.500. Amigos de Indonesia, Argelia o Kazajistán ya se fueron y yo sigo acá.

Ladys Blanquiceth

Ama de casa en Wuhan

Mamá de un bebé de 4 meses

Por redacción internacional

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