jueves, 6 de enero de 2022

Los europeos nos hemos creído más inteligentes que los demás

Fueron los propios europeos los que han creado el problema al creerse "más inteligentes que los demás" y "ellos crearon estos problemas por sí mismos, y deberían resolverlos por su cuenta también" Estas son un par de perlas que nos ha dejado Putin al respecto de la crisis energética que estamos viviendo, y además tenemos que aguantar que encima tenga razón.


Nos ha recordado a los europeos dos cosas, que a ver si interiorizamos de una vez:

  • La energía solar no produce de noche y además tampoco lo hace cuando no hay sol.
  • La energía eólica no produce cuando no hay viento.
  • Adicionalmente en España no disponemos de agua suficiente para turbinar.

Por tanto hay que comprender que las renovables no pueden funcionar sin una tecnología de respaldo, que ahora mismo es el gas y que en un futuro debe ser el almacenamiento. La energía nuclear se apartó de la ecuación en España hace ya mucho tiempo y creo que ya no estamos a tiempo de retomarla.

Partiendo de esas premisas y hasta que las tecnologías de almacenamiento a baterías no estén maduras debemos diseñar una transición energética realizable, basada en las siguientes premisas:

  1. Tecnologías de almacenamiento escalables y rentables
  2. Ejes norte - sur que permitan intercambiar el sol del sur de Europa con el viento y el agua del norte.

Las únicas tecnologías de almacenamiento razonables ahora mismo, en cuanto a escalabilidad y costes son (por orden de viabilidad):

  • Centrales de bombeo. La experiencia de la Muela nos debe servir para aprender. Esta central infrautilizada inicialmente porque se creo para atender la segunda fase de Cofrentes (que nunca llegó), se descubrió que era vital cuando se incorporaron las renovables al mix.
  • Hidrógeno. La tecnología del hidrógeno está madura para su implantación, siempre que el coste de la energía eléctrica para producirlo sea el adecuado, y sobre todo es escalable porque el capex necesario irá disminuyendo con la implantación masiva. Ideal para combinarla con renovables.


Estas tecnologías son completamente compatibles con la de baterías y es necesario crear un marco que incentive el adecuado mix de almacenamiento y de tecnologías renovables de producción. Además debemos de ir también creando otro marco favorable para realizar plantas piloto de almacenamiento a baterías que nos permita ir avanzando en este sentido, pero tengamos claro que la solución al almacenamiento no será una única tecnología.


Parece que los estados lo han comprendido por fin y hay bastantes proyectos en marcha al respecto. Mientras se completan estos proyectos es necesario disponer de una tecnología de respaldo que permita poner en marcha un quirófano con una operación de urgencia a las 12 de la noche un día de invierno como el domingo pasado en que la eólica nos estaba dando 890 MWh y la fotovoltaica 0. Es decir a esas horas (entre las 21:00 y las 24:00, horas punta de un domingo) no disponíamos de aproximadamente el 30% del mix de producción eléctrica. Con esto quiero poner de relevancia la importancia del sistema eléctrico y la obligatoriedad de mantener su continuidad y calidad de suministro.


Mientras estas inversiones se materializan no debemos olvidar que el gas es lo único que tenemos a corto plazo, y que además para algunos procesos es muy difícil de sustituir y por tanto no podemos cerrar este grifo sin riesgo de sufrir lo que estamos sufriendo actualmente, al margen de que en España siguen habiendo ocho millones y pico de consumidores de gas natural Por otro lado las redes de gas son un activo muy importante para el transporte y vehículo del hidrógeno (con algunas modificaciones: la molécula de hidrógeno es más pequeña que la de metano).


Mientras tanto no perdamos el foco con el sistema marginalista de fijación de precios, porque lo que estaba haciendo el cacareado sistema (hasta que el gobierno intentó cargárselo) es lanzar incentivos tremendamente fuertes para la implantación de renovables en España que a la larga reducen el coste de producción. Por favor, no olvidemos que cualquier mercado marginalista incentiva en el largo plazo la reducción de los costes de producción.


Mientas tanto los estados deben de procurar y facilitar que los agentes puedan acceder a gas natural a precios razonables y mediante contratos seguros y a largo plazo y esto es un juego geopolítico en el que ni siquiera los agentes más importantes del sector del gas pueden jugar solos. Necesitamos ver a nuestros responsables de exteriores y energía en Omán, Qatar, Nigeria, Arabia Saudí, Argelia o Irán llevándolos de la mano y favoreciendo la contratación estable y a largo plazo de estos agentes para asegurar una transición justa para todos. Mientras tanto no desinvirtamos en gas, porque la infraestructura existente, pagada con el sudor de todos, la vamos a necesitar para llevar hidrógeno.


La energía eléctrica que usa mi hijo para jugar a la play no es de primera necesidad, pero la del quirófano que citaba antes o la que usa una familia del norte de España para calentar la casa, esa si.

domingo, 20 de enero de 2019

La Nube


He decidido liberar algunos trabajos o proyectos,bien por su antiguedad, bien por su interés. Algunos de ellos, pese a su antiguedad aportan muy buena información todavía y otros son perfectamente vigentes. Por otro lado también he decidido liberar muchas de las transparencias que uso en mis clases de prevención de riesgos laborales, al objeto de dar la máxima difusión  a algunos temas, que a mi juicio son importantes. Aquí teneis un listado, que se irá actualizando en próximas fechas.

Documentación relativa a instalaciones eléctricas:
  1. Guía Técnica de instalaciones eléctricas en bares
  2. Coordinación de protecciones enMT
Transparencias clases de Prevención de riesgos:
  1. El marco normativo de la PRL


lunes, 10 de abril de 2017

¿Es bueno el peaje de respaldo?

Uno de los principales argumentos que esgrimen muchos grupos y lobbies a favor de las energías renovables es que se producen allá donde se consumen, con las evidentes ventajas que esto lleva asociado:
- Menores pérdidas por transporte y distribución de la energía.
- Menores inversiones en redes de transporte y distribución.

Esta última afirmación constituye una gran falacia que está limitando el desarrollo de las estas energías y que debemos abandonar cuanto antes para abordar un nuevo modelo que nos permita desarrollar este tipo de energías, que sin duda son la respuesta al formidable reto del cambio climático que debemos acometer ya, sin más retrasos.

Quiero introducir el problema analizando una de las grandes controversias mediáticas con respecto a las medidas implantadas por el gobierno. El llamado "impuesto al sol" o peaje de respaldo. Estos costes tienen la función de contribuir a los costes del sistema ya que el propio sistema está garantizando el suministro en el caso de que el recurso renovable que empleamos no esté disponible.

Puede parecer lógico que debamos contribuir a los costes del sistema, aunque no lo estemos empleando porque este sistema tiene la obligación de respaldarnos en el caso que nuestro recurso renovable desaparezca (ausencia de sol,viento, agua fluyente, etc)

Vamos a tratar de analizar la veracidad de esta última frase que tanta polémica ha generado en nuestra sociedad, y que ha hecho correr ríos de tinta en relación con el "impuesto al sol"; Analicemos los argumentos que usualmente se dan para estar en contra de esta impopular medida y valoremos su validez:

1.- La implantación de renovables en una vivienda es asimilable a una medida de eficiencia energética. De la misma forma que comprar un lavavajillas o una lavadora de eficiencia energética mejorada contribuye al ahorro en el consumo de energía, la implantación de un generador renovable contribuye también a este ahorro.

Este símil a simple vista puede parecer cierto, pero tiene algunas limitaciones; la primera es que el nuevo electrodomésticos no se va a comportar alternativamente de forma eficiente o no en función de si hay sol, o de si hay viento o no. La compra de este electrodoméstico de forma masiva en el territorio español dará señales de precio para reducir la capacidad excedentaria de generación, mientras que en el caso de la implantación de renovables no gestionables será necesario mantener la capacidad excedentaria del sistema para los casos en los que no haya recurso renovable.

2.- El peaje de respaldo es tan ridículo como que el dueño de la tienda de verduras me cobrase una tasa de disponibilidad al montar un huerto urbano en mi casa. Bien, en el caso que así lo hagas, en el momento en el que no tengas producción de tu huerto, deberás acudir al mercado a comprar la verdura y asumir todas consecuencias asociadas. Supongamos que un porcentaje muy alto de las viviendas de tu barrio montáis un huerto urbano en el balcón de vuestras propiedades. Es evidente que las ventas de verdura de las tiendas de tu barrio disminuirán y es posible que algunas de ellas tenga que cerrar, reduciendo la oferta de verduras. En el momento que tu huerto no tenga producción, deberás de acudir al libre mercado a comprar las verduras y si las encuentras un 100% más caras o simplemente en tu barrio no hay, deberás de asumir las consecuencias y tomar la decisión de asumir los sobrecostes (en forma de mayor precio, o en forma de desplazamiento fuera del barrio para comprar).
En el caso de la energía eléctrica queremos tener ese suministro garantizado, pero sin sobrecostes, o en cualquier caso que los soporten otros.

Siendo realistas lo que la red nos ofrece, a unos costes bastante razonables, es el respaldo para cuando nos quedemos sin sol o sin viento. Si esta última idea no nos gusta siempre podemos asumir nosotros los costes de respaldo en forma de instalación de baterías y desconectarnos por completo de la red. Una vivienda de unos 100 m2 necesitaría unos 5 días de autonomía y eso vendría a suponer unos costes de instalación de unos 12.000 € en baterías (aproximadamente y a ojo de buen cubero). Si las baterías duran unos 10 años, el coste e respaldo anual proporcionado por nuestras baterías es de 1.200 € año. Hagamos números, ¿el peaje de respaldo es superior o inferior a esta cifra?.

Suele ponerse el ejemplo de Alemania como excelencia en la implantación de energía renovable. Nos olvidamos que el respaldo de la fotovoltaica instalada en Alemania se realiza a través de plantas térmicas de carbón, haciendo que la emisión de CO2 sea mucho más alta que en España. Actualmente Alemania obtiene el 40% de su energía del carbón. ¿Es este el modelo que queremos para España?. Francamente el mix energético español me parece mucho más razonable.

El problema general de las renovables (sea a través de autoconsumo o grandes plantas generadoras) es el necesario respaldo debido a su no gestionabilidad. Hasta ahora estamos obteniendo ese respaldo a través de, fundamentalmente, plantas térmicas (carbón, ciclo combinado, etc). Debemos avanzar en nuestro modelo de red y mix de generación para obtener ese respaldo de las mismas fuentes renovables, pero para ello es inviable realizar un consumo local de las mismas, o al menos el respaldo no puede ser local, ya que los fenómenos meterorológicos son locales y si queremos ser independientes de la climatología en el suministro eléctrico la necesaria potencia de respaldo deberá estar situada fuera del meteoro dominante. Es decir, debemos de ser capaces de traer la energía producida por el viento de Dinamarca o por hidráulica de Noruega hasta España y exportar la energía producida por el sol español hasta Dinamarca y Noruega, por ejemplo. Incluso esa interconexión a nivel interior en la Península es débil. Me pregunto ¿donde están infraestructuras proyectadas hace tiempo (como la línea de transporte transmanchega) que permitirían aumentar la capacidad de evacuación eólica y fotovoltaica Castilla la Mancha u otras similares?.

La interconexión mallada a nivel continental es inevitable para conseguir un objetivo de penetración de las renovables cercano al 100%.

Este cambio de modelo, no nos olvidemos, nos aportará una ventaja que no tiene ninguna otra fuente de generación fósil (salvo quizás la nuclear, pero rechazable por otros motivos) y es que el coste marginal del kWh producido es tendiente a 0. Es decir una vez instaladas las plantas de generación y afrontados sus costes fijos, el coste de producir el siguiente kWh es despreciable frente al resto de tecnologías fósiles. Con una una red mallada lo suficientemente amplia y densa y afrontados los costes fijos de instalación de las plantas renovables, el coste marginal de la energía será tendente a 0. Los estados y la sociedad civil son las que deben instrumentar los mecanismos adecuados para recuperar esos costes fijos y el rendimiento adecuado de esas inversiones (este último tema no puede ser ya objeto de este post, porque da para algunos libros).

El cambio de paradigma para crear las bases de este modelo de energía debe estar basado los siguientes tres pilares:

- Establecimiento de una red de transporte y distribución lo suficientemente densa y extensa para soportar el respaldo de renovables mediante renovables.
- Establecimiento de la necesaria potencia renovable atendiendo a su disponibilidad. La disponibilidad de una central nuclear es de 8.000 horas al año, mientras que una  central solar, en el mejor de los casos, puede llegar a las 1.800 horas, por tanto hay que construir al menos 4,4 kW de solar para sustituir cada kW nuclear.
- Gestionar de forma inteligente esa red de forma que el transporte y distribución de la energía entre los nodos sea lo más eficaz y eficiente posible.

No demos más excusas al legislador con simples y débiles quejas en relación a deficientes y baratas metáforas como el "impuesto al sol" y abordemos el problema de raíz y trabajemos por cambiar el modelo energético actual. Cambiando el modelo actual el peaje de respaldo se derogará sólo.

lunes, 4 de enero de 2016

TODO LO QUE DEBES SABER DE LA BATERÍA DE TESLA (ii)

En el artículo anterior analizamos la posibilidad de desconectarnos de la red mediante la batería de tesla, dejando pendiente el análisis del empleo de las mismas como almacén nocturno (cuando el coste de la electricidad es más barato), para el uso diurno (cuando la energía es más cara).

En principio este uso es algo más complejo desde el punto de vista de ejecución técnica ya que necesitaríamos algún dispositivo que nos conecte a la red por la noche, para la carga de la batería, y desconecte por el día, para el empleo exclusivo de la batería como fuente de energía. Actualmente en el mercado no conozco ningún dispositivo compacto que pueda realizar esa función con cierta inteligencia, pero es evidente que no es tan complejo y que de popularizarse estos sistemas saldrán dispositivos como churros. Tendremos que considerar también que este dispositivo deberá ser capaz de convertir la corriente alterna de la red en continua para la carga de la batería y viceversa, para su uso en la vivienda.

Si contamos con que el consumo diario de una vivienda, tal y como dijimos, se puede estimar en unos 10 kWh para climas medios, con una sola batería deberíamos apañarnos, aunque las pérdidas producidas en el sistema harían que andásemos algo justos; en cualquier caso nada que justifique la inversión de una segunda batería adicional.

Para optimizar el sistema, deberíamos contratar una tarifa de acceso 2.0DHS, que dispones de tres franjas de discriminación horaria, con un total de 7 horas diarias de precio superreducido, entre la 1:00 de la madrugada y las 7:00 de la mañana.

Resumiendo, instalaríamos en nuestras casas una batería tesla de 10 kWh y un equipo capaz de gestionar la carga y descarga de la batería y la conexión / desconexión de la red a las horas adecuadas. Podemos suponer unos costes de 3.100 € de la batería, más unos 700 € de dispositivo de gestión de carga y unos 200 € de instalación. Total de la broma: 4.000 €

Para completar el análisis deberíamos saber los costes de la energía en estos periodos, para poder calcular los ahorros generados y por tanto el periodo de amortización de la batería y equipo adicional. Como el análisis es sencillo podemos suponer que la energía la compramos a coste, sin contar el margen de comercialización, el impuesto eléctrico y el IVA.
Consultando la web de red eléctrica, el precio de coste durante el mes de diciembre fue:


2.0 DHS
P1 P2 P3
Peaje 0,062012 0,002879 0,000886
Energía 0,084318 0,072084 0,055170
Total 0,146330 0,074963 0,056056

Es decir que la carga completa de la batería durante las siete horas de periodo superreducido tendría un coste de:
Coste de la carga diário = 10 kWh/día x 0,056056 €/kWh = 0,56056 € /día

Siguiendo con el promedio, el coste medio anual quedaría:

Coste de la carga anual = 0,56056 x 365 = 204, 60 € / año.

La pregunta que nos debemos hacer ahora es: ¿Cual es el coste anual de la energía adquirida a la red?

Si tenemos en cuenta que el resto de conceptos de la factura eléctrica, como la potencia contratada, deberemos de pagarlos igualmente, el ahorro vendrá provocado por el empleo sólo de la energía comprada en un periodo superreducido, mientras que con una instalación "normal" compraremos energía en todos los periodos. La distribución "normal" de consumo en esos periodos podría ser un 30% en periodo punta, un 40% en periodo valle y un 30% en periodo supervalle, y este perfil os garantizo que supondría un esfuerzo de adaptación muy grande de una familia normal.

Bien, de esta forma el coste anual total (CAT) de consumo sin batería vendría dado por:

CAT = (0,146330x0,3 + 0,074963x0,4 + 0,056056x0,3)x10x365 = 331,06 € / año

Con lo cual el ahorro producido por la instalación del sistema es de 126 € / año y el plazo de amortización del mismo es de 31 años.

Podemos añadir algo de ahorro porque la instalación del sistema llevaría aparejado una reducción de la potencia máxima contratada. Siendo extremistas podríamos reducir la potencia contratada hasta los 2,3 kW, frente a los usuales 5,750 kW de las viviendas más normales. El peaje de potencia contratada vigente durante el año 2015 ha sido de 38,043426 € / kW y año y si a esto le añadimos el margen de comercialización de una CUR, que es de 4 €/kW y año, el ahorro total producido por la reducción de la potencia contratada es de:

Ahorro por potencia = (5,750 - 2,300) x 38,043426 x 4 = 524,99 € / año

Sorprendente, ¿verdad?. Es una conclusión a la que, los que conocemos el mercado eléctrico, llegamos hace tiempo, nuestras actuales tarifas de venta de energía están configuradas casi como una tarifa plana, donde el parámetro a optimizar es más la potencia contratada que la energía consumida, desincentivando considerablemente el ahorro.

Bueno, con esta última cifra, el ahorro total vendría dado por el consumo de energía, que era de 126 € / año más el ahorro por potencia contratada de 524,99 € / año, que hace un total de 650 €. Esto hace que podamos amortizar el coste de la instalación en unos 7,6 años. Periodo mucho más razonable que los anteriores 31 años.

Si a las cifras anteriores le añadimos la inclusión del bono social, disponibles para potencias inferiores a 3,0 kW, el periodo de retorno de la inversión bajaría aún más. En cualquier caso el objeto del bono social es otro y a mi parecer resultaría inapropiado su uso para una instalación de estas características.

Aunque queda mucho por pulir en estos números, en principio, resulta interesante esta aplicación de las baterías (sean de Tesla o no). Algunos inconvenientes de este sistema es que las baterías no pueden dar una potencia punta tan elevada como la de la red, y por tanto tendríamos que modificar nuestros hábitos de consumo y ser algo más eficientes.

El futuro de la energía desde luego es apasionante y todos los caminos nos llevan a un cambio de paradigma. La red eléctrica debe de dejar de ser un elemento centralizado y convertirse en una red distribuida donde todo el mundo será capaz de producir, consumir y almacenar. Empecemos a trabajar en ello.



lunes, 5 de octubre de 2015

LA ÉTICA EMPRESARIAL FRENTE A LA SELECCIÓN DE CANDIDATOS.

"Ya te llamaremos..." es una frase que siempre ha servido para lo mismo...


Aunque he de reconocer que he tenido desviaciones y que en función de las circunstancias no siempre he obrado igual, pertenezco a una de las últimas generaciones que considera a proveedores y empleados como los grandes activos que permiten a las empresas diferenciarse de su competencia, como ya he comentado en otros artículos.

Al analizar el funcionamiento de cualquier empresa siempre seremos capaces de identificar un proceso común en el que unos inputs:
  •  materia prima,
  •  productos semielaborados, 
  •  simplemente unos datos, 
son transformados en unos outputs a través de procedimientos, saber hacer o unos medios intensivos de capital (maquinaría, herramientas, vehículos o tecnología) y vendidos normalmente en un mercado competitivo. El precio de venta de esos outputs es fijado por el mercado y depende, en gran medida, del valor añadido que la empresa haya sido capaz de agregar a los inputs iniciales.

Estos ejercicios de simplificación son buenos porque nos permiten tomar una distancia, a veces muy recomendable, para poder distinguir el tronco de las ramas del árbol.

De esta forma, el proceso descrito sobre cómo la empresa genera valor añadido queda sustentado por dos pilares fundamentales:
  • proveedores de nuestra organización,
  • nuestros empleados
Nuestros proveedores nos van a permitir acceder a los mejores inputs y medios de capital disponibles en el mercado, y en función de esas dos variables se va a comportar, en gran medida, nuestro proceso productivo. De nada nos sirve tener una receta de galletas excelente si las harinas que nos proporcionan nuestros proveedores no son las adecuadas o no lo hacen a un precio competitivo, o bien las manipulamos con maquinaria o medios inadecuados que estropean el sabor final o su coste.

Por otro lado, los inputs y medios intensivos de capital son manejados por nuestros empleados, para transformarse en los outputs que la organización trata de colocar en un, cada vez más competitivo, mercado de bienes y servicios. No olvidemos que los procedimientos establecidos, los conocimientos, el saber hacer y en definitiva la cultura propia de la empresa descansa en los hombros de nuestros compañeros o trabajadores

Estos proveedores y trabajadores son reclutados a través de procesos de selección, y es, a este respecto donde las escuelas de negocio, los masters e incluso los propios empresarios, están llenos de frases grandilocuentes del tipo "Solo hay una oportunidad para causar una primera impresión" que pocas veces he visto poner en práctica de forma efectiva.

Estos mismos gestores de las grandes frases no son capaces de diseñar procedimientos de selección, tanto de proveedores como de empleados, que no socaven mínimamente cierta dignidad de los mismos.

Una vez un jefe de área, a las órdenes del cual yo trabajaba,  y en un ejercicio de sinceridad encomiable por su parte, para ejemplificar el trato que deberíamos de prestar a cualquier posible proveedor que se acercase a nuestra puerta, nos contaba cómo había tratado él hace veinte años a un vendedor que le presentó sus productos. En represalia, veinte años después nuestro jefe de área seguía teniendo vedado el acceso a los productos que ese vendedor representaba.

En el colmo de la estupidez, una vez me ocurrió que después de hacer doscientos kilómetros para una entrevista, me cruce con un reclutador que me indicó que para acceder al puesto era necesario mi cambio de residencia, cuando la oferta no lo especificaba y en mi candidatura estaba más que claro que yo no estaba dispuesto a cambiar. Al margen de ser la entrevista más corta que he mantenido nunca, la opinión que me causó el reclutador así como la empresa para la que trabajaba, os la podéis imaginar.

Anécdotas al margen, es cierto, o al menos yo así lo vengo observando, que la crisis en la que todavía estamos inmersos ha creado un exceso de demanda de empleo y una contracción en la oferta que ha degenerado en modos de reclutamiento y selección que podríamos calificar de poco amistosos con los candidatos.

No deberíamos olvidar que cuando lanzamos un proceso de selección, los que en definitiva queremos algo somos nosotros, y los candidatos, al fin y al cabo, nos están dedicando su valioso tiempo e información a cambio de una expectativa. Gestionar adecuadamente esa expectativa es labor de los reclutadores, sean propios o externos. En definitiva, los procesos de selección son, a mi modo de ver, una oportunidad excelente para crear adeptos a nuestra marca.

La economía clásica ha venido considerado a las personas como "homo economicus", es decir, personas que toman decisiones desde la racionalidad en función exclusivamente de sus intereses. Los trabajos de los premios nobel Daniel Kahneman o Thomas Schelling en torno a la decisión, demostraron que en ese proceso, las emociones y expectativas juegan un papel decisivo. Los humanos, en definitiva no siempre somos capaces de tomar la decisión más favorable a nuestros intereses, sino que el rencor, la ira, la empatía entre otras muchas emociones pueden hacernos tomar una decisión que no es racional. Generar odio, o cuanto menos antipatía hacia nuestra marca puede hacer que nuestros productos sean abandonados, por muy buena opción de mercado que estos representen.

En estos tiempos, en los que enviar un curriculum es mandarlo poco menos que a un agujero negro, del que en el mejor de los casos, nunca vuelve, constituyen una oportunidad excelente para convertir cualquier proceso de selección, en un oportunidad de venta, o en al menos, una excelente acción de branding. 

Al respecto de esto último, pensemos por un momento en corporaciones de mano de obra intensiva, como las grandes marcas de retail (Zara o Grupo Cortefiel), o empresas de distribución (Carrefour, Alcampo), por citar algunos ejemplos de empresas que realizan al año cientos, incluso miles de procesos de selección, en los que los  candidatos a su vez, son posibles clientes. ¿Qué ocurriría con nuestra imagen de marca si nuestros candidatos son sistemáticamente maltratados?, o quizá podríamos hacernos las preguntas correctas: ¿Con cuantos clientes potenciales contactamos al año en procesos de selección?; ¿Qué ocurrirá con nuestra imagen de marca si nuestros candidatos obtienen una experiencia positiva del proceso de selección?; 

Una de las experiencias más frustantes por las que pasa un candidato es la falta de información durante todo el proceso.  Creo sinceramente que convertir un proceso de reclutamiento en algo que genere más "engagement" hacia nuestra marca es realmente sencillo y bastaría con cumplir este simple decálogo:

  1. Especificar claramente y de forma veraz los requisitos para cubrir la vacante.
  2. Agradecer sistemáticamente el envío del CV
  3. Trasladar a los candidatos la idea de que no hay perfiles buenos o malos, sino más bien perfiles que nos encajan o no en este instante concreto en el que se produce la vacante. No ser seleccionado en este momento, no implica que no se puedan presentar futuras candidaturas.
  4. Informar de los pasos de los que costa el proceso.
  5. Informar puntualmente del paso en el que se encuentra la candidatura, sin generar falsas expectativas.
  6. Realizar las entrevistas de selección en el municipio donde se ha de cubrir la vacante.
  7. En caso de rechazar la candidatura especificar el motivo. Esto proporciona a los candidatos rechazados una inestimable oportunidad de mejora.
  8. Identificar claramente al reclutador y proporcionar algún medio para ponerse en contacto con él, con objeto de aclarar posibles dudas sobre el proceso.
  9. Garantizar la confidencialidad del proceso.
  10. Finalizar el proceso con una oferta claramente documentada y proporcionar al candidato elegido una plazo razonable para valorar la propuesta.
Existen algunos procesos de selección en los que, por sus características, no siempre será posible aplicar la totalidad de los puntos, o al menos no en todas las fases, pero ceñirse lo máximo a estos generará respeto y aprecio por nuestra marca.

Los objetivos finales del proceso de selección han de ser, por supuesto, cubrir la vacante con aquél candidato de más talento para el puesto y conseguir que los candidatos rechazados sigan deseando trabajar con nosotros.

miércoles, 22 de julio de 2015

Y CÓMO HEMOS CAMBIADO...

Estamos en una época de revisión de los paradigmas que nos han guiado a través de los últimos quince años.

Paradigma es una palabra que suele emplearse para describir el conjunto de experiencias, creencias y valores que afectan la forma en que un individuo percibe la realidad y la forma en que responde a esa percepción de la realidad.

Más concretamente y aplicado al mundo de la empresa, la temática que nos preocupa en este blog, el paradigma que nos ha gobernado desde aproximadamente 1995 hasta 2008, tanto en nuestras actitudes como en nuestro foco empresarial, es un paradigma adecuado para la gestión de  la abundancia que caracterizó  ese periodo histórico. El extraordinario superavit de recursos que  correspondió a ese lustro obligó a  las empresas a buscar un tipo de gestores, que si bien no sabían hacer prácticamente nada por sus propias manos en relación con el negocio que gestionaban, si sabían gestionar otros recursos para obtener los extraordinarios objetivos que se se les pedían. 

Nos encontramos pues, en esa época, con unos gestores que eran tan buenos como lo eran los miembros de sus equipos, encargándose tan sólo de gestionar las comunicaciones entre ellos o las incorporaciones de nuevos miembros a esos mismos equipos. Al calor de ese paradigma surgieron escuelas y estilos de gestión que incidían en esos valores, olvidándonos, a mi modo de ver, que ese gestor también debe prestar ayuda a los colaboradores que se lo soliciten, y para ello debe de conocer su trabajo. No digo saber realizarlo mejor que el propio colaborador, pero si al menos conocerlo, porque ese conocimiento y la visión más amplia que proporciona el escalafón, generalmente son suficientes para proporcionar una ayuda muy valiosa.


Es verdad que este tipo de gestores trataban de explotar las sinergias y economías de escala propios de cualquier equipo, pero parece que a cambio de conocer estas técnicas se les "perdonaba" su absoluto desconocimiento de los procesos que gestionaban. Desde ese punto de vista, parece más eficiente formar en estas técnicas a auténticos especialistas o al menos a buenos conocedores del proceso, que a auténticos foreigners.

En ese periodo me cansé de escuchar frases del tipo "no tengo por qué saber hacer, tengo que hacer que se haga". Época en la que se designaba a gerentes y directores que no tenían ni idea de los procesos que gestionaban o de los sectores en los que se movían, y no sólo en el ámbito de la empresa, sino que esta visión paradigmática se extendió al resto de la sociedad.

Con esto no quiero decir que para gestionar con éxito una empresa constructora debas de haber sido previamente albañil, pero lo que también parece claro que si eres mecánico y has tenido antes un taller de automóviles, probablemente tendrás más dificultad para llevarla a buen puerto.

Es evidente que en la actual economía en crisis, la mera gestión de las restricciones, sin más aporte a la cadena de valor ya no es suficiente, y de esta forma hemos visto desaparecer paulatinamente, desde 2008, este tipo de puestos, y os diría también que este tipo de perfiles.

Además añadiría que estamos viviendo una época en que los costes de intermediación están disminuyendo drásticamente, en gran medida ayudados por una herramienta tan potente como es internet. La aparición de fenómenos colaborativos tan potentes como Airbnb, Uber o BlaBlaCar sólo ha sido posible a través de un vehículo global como internet que ha derribado las fricciones y reducido los costes de intermediación.

Creo que el paradigma al que nos dirigimos, es más de saber hacer que de gestionar. Sólo quiero hacer una aclaración final, no me gustaría que se confundiese la figura del innovador, con la del gestor. Los innovadores serán siempre necesarios en todas las empresas.

jueves, 14 de mayo de 2015

TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LA BATERÍA DE TESLA.


Evidentemente, interesados como estamos en los últimos meses por la energía, conbuenapinta no podía pasar por alto el espectacular lanzamiento por parte de Tesla Motors de sus baterías Powerwall.  Prudentes y analíticos, como corresponde a nuestra línea editorial, hemos decidido esperar unos días para realizar un análisis más a fondo de este producto.

Powerwall


Habrá dos versiones de Powerwall: una de 10kWh y otra de 7kWh. La primera, según Tesla, está destinada a aquellos que quieran poder tener la posibilidad de mantener una casa completa funcionando si la luz se va. La de 7kWh, por su parte, está dirigida a usuarios que quieran aprovechar la energía recogida en acciones cotidianas como puede ser la recarga del coche. Por supuesto, los clientes podrán hacerse con múltiples Powerwalls, instalando hasta 9 en casa.

Las baterías de Tesla no serán baratas. La de 10kWh tiene un coste de 3.500 dólares y la de 7kWh se sitúa en los 3000 dólares, mientras que la instalación va por separado.

 ¿Cuánto hay de verdad en la expectación generada?, ¿podremos pasar de las empresas eléctricas instalando una de estas en casa? ¿Es la solución definitiva a nuestros problemas energéticos?

Vamos a analizar en primer lugar el uso de estas baterías conectadas a un sistema de recarga formado por energía solar fotovoltaico, que es el uso más básico y que primero se nos ocurre. Y como somos muy atrevidos, vamos a intentar desconectarnos de la red, para ser completamente independientes y generar nuestra propia energía, y de paso evitarnos el dichoso peaje de respaldo con el que se nos tiene amenazados en España desde hace unos cuatro años.

Para ello lo primero que necesitamos saber es el consumo de electricidad promedio de un hogar español. Atendiendo a las cifras que nos da el IDAE este es de unos 30 kWh / día. Esta cifra hay que entenderla como necesidades energéticas diarias, incluyendo la calefacción, agua caliente y aire acondicionado. Como en los hogares españoles es muy habitual obtener la energía de calefacción y agua caliente a partir de calderas de gas, la cifra de consumo eléctrico disminuye considerablemente. En este artículo vamos a contar con una media de unos 10 kWh, que constituye una media bastante razonable, y de esta forma, este ratio de consumo lo podemos extender a más climas.

Después debemos de entender que los sistemas solares a baterías (incluyendo la de Tesla) no están exentos de pérdidas, pérdidas que por supuesto deberemos de considerar para obtener un confort similar al que obtenemos conectados a la red. El listado exhaustivo de las pérdidas a considerar es:

·         Pérdidas por rendimiento de la batería. Según la web de Tesla, en las powerwall son de un 8%

·         Pérdidas por el convertido. El convertidor que usemos para cargar la batería tiene sus propias pérdidas, y estas suelen ser en torno a un 10%.

·         Pérdidas varias. En las instalaciones solares se suelen cifrar en un 5%. Estas pérdidas engloban las pérdidas en los cables, conectores, etc.

·         Coeficiente de autodescarga diario. Todas las tecnologías de batería se van descargando ellas mismas diariamente. Lo hemos experimentado todos desgraciadamente, cuando intentamos arrancar un coche que lleva mucho tiempo parado. En la tecnología de ión litio, estas pérdidas vienen a representar un 0,33% diario.

·         Profundidad de autodescarga. La tecnología de ión litio es precisamente una de las que mayor autodescarga permite. Nosotros consideraremos que la profundidad de autodescarga permisible en esta batería es del 98%.

Con todo esto podemos concluir que las pérdidas totales del sistema estarán en torno al 24%, y por tanto para cubrir las necesidades energéticas de 10 kWh consideradas anteriormente, nos hará falta contar con una batería de 13,16 kWh. Pero si además queremos desconectarnos de la red completamente, deberemos de considerar que necesitamos una autonomía mayor, por si el día sale nublado y la batería no se carga. Ya os digo yo por experiencia propia que deberemos de contar con una autonomía de al menos cuatro días, si no queremos tener problemas. Además aplicaremos un coeficiente de seguridad del 2%, por si acaso. Con todas estas consideraciones, la capacidad que necesitamos en el banco de baterías es de 53,71 kWh. Es decir, que si queremos desconectarnos por completo de la red, vamos a necesitar al menos cinco baterías Powerwall de 10 kWh.

Para hacer funcionar todo este entramado, necesitaremos instalar unos paneles fotovoltaicos, que se encarguen de cargar estas baterías por el día, para que por la noche podamos usar la energía eléctrica almacenada. Para que todo funcione bien deberemos instalar en torno a 4 kWp de paneles solares fotovoltaicos, para que en invierno podamos continuar con nuestra vida habitual.

O sea, que resumiendo, desconectarnos de la red, supone comprar 5 Powerwall de 10 kWh e instalar 4 kWp de energía solar fotovoltaica. Con el euro a 1,13 dólares, las 5 Powerwall nos costarán unos 15.500 €. Los 4 kWp de energía solar nos pueden suponer unos 4.000 €, redondeando. Total, entre pitos y flautas nos vamos a gastar unos 20.000€ de vellón, todo ello para ahorrarnos unos 800 € anuales que gastamos en energía eléctrica (con calefacción y agua caliente a gas, insisto). Vamos, que la inversión la amortizamos en 25 años.

Conclusión, usando las baterías de Tesla Motors, no es viable la autosuficiencia energética.
¿Dónde está el error? Es muy sencillo, no podemos continuar con el paradigma de consumo energético actual. Si queremos la autosuficiencia a corto plazo debemos de consumir mucho menos energía. En este artículo hemos partido de mantener en autoconsumo los mismos consumos que tenemos cuando estamos conectados a la red, y aquí es donde está el fallo. Debemos de entender que la energía es un bien escaso y muy valioso, y como tal tenemos que tratarlo.

Como decimos siempre, es un análisis sencillo, pero da ya algunas pistas. En el próximo artículo analizaremos otro uso interesante de las Powerwall.
Enlaces:
http://www.teslamotors.com/powerwall