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Para cambiar tu mundo, cambia tu conversación

Tenemos un problema y no paramos de hablar de él con amigos o con la almohada. Podemos llegar a ser obsesivos y repetir una y otra vez la misma cantinela. El hecho de hablar de ello nos alivia (cuidado que es peor tragárselo todo y no compartirlo con nadie). Pero quizá la solución pase porque una vez hayamos hablado de nuestros problemas, comencemos a transformar los temas de nuestras conversaciones. Las conversaciones que mantenemos nos definen. Todos tenemos personas en nuestro entorno que sabemos que si quedamos con ellas nos hablarán de lo mismo: que si sus hijos, que si el fútbol, que si las enfermedades… Son parte de sus pasiones o de sus obsesiones porque lo que hablamos nos atrapa. Nuestras palabras configuran nuestro mundo de realidades. Si pensamos que nuestro jefe es una pesadilla y lo repetimos a sol y sombra, será muy difícil observar algo distinto de él o de ella. Como hemos dicho en alguna ocasión: el objetivo para la felicidad no es tener la razón, sino ser prácticos con nuestras propias emociones. Y nuestras conversaciones nos encienden ciertas emociones. O si no, piensa cómo te quedas después de hablar de lo mal que va el país, la empresa, la pareja o lo que sea… Por ello, si quieres sentirte bien contigo mismo necesitas revisar cuáles son las conversaciones que mantienes. Veamos tres claves para ello:

  1. Hablar no es conversar. Hablar es solo una parte. Hablar no cambia necesariamente los sentimientos, las ideas propias o de los demás; sin embargo, la conversación nos ayuda a transformar nuestra forma de entender el mundo, como sostiene Theodore Zeldin, en su libro “Conversación”. La conversación es más permeable. Implica escucha, tener la curiosidad sobre el otro y estar dispuesto a cambiar nuestras propias ideas iniciales (por eso, quizá las conversaciones más estériles entre conocidos son las políticas… es difícil que alguien varíe el punto de vista, por otros motivos que no son conversacionales). Por ello, ¿qué porcentaje del tiempo hablas y cuánto conversas?
  2. ¡Necesitamos amigos conversadores! A veces cuando vivimos un problema con la pareja, las mujeres solemos llamar a amigas (y los hombres a amigos) para contar lo mal que nos va y los errores que cometen “siempre” los hombres (o las mujeres). Esas conversaciones nos alivian. Total, todos estamos en el mismo barco… pero no necesariamente nos ayudan a crecer. Una conversación te reta internamente. Cuando tengamos un problema, sea cual sea, necesitamos que no nos den continuamente la razón y escuchemos otros puntos de vista para ampliar nuestro enfoque. ¿Con qué personas tienes la posibilidad para compartir buenas conversaciones?
  3. Abramos nuestros temas de conversación. En la China antigua había asociaciones poéticas que reunían a mujeres para conversar de otros temas diferentes a las tareas domésticas. Es un buen ejemplo para comprender que hagamos lo que hagamos, necesitamos incluir temas de conversación más allá de nuestros problemas u obsesiones, que nos alivien de lo que nos duele o simplemente, para comenzar a contemplar la vida de una manera más amable. Piensa, por ejemplo, en la última semana de qué has estado conversando con la pareja, familia o amigos…
  1. Hablar no es conversar. Hablar es solo una parte. Hablar no cambia necesariamente los sentimientos, las ideas propias o de los demás; sin embargo, la conversación nos ayuda a transformar nuestra forma de entender el mundo, como sostiene Theodore Zeldin, en su libro “Conversación”. La conversación es más permeable. Implica escucha, tener la curiosidad sobre el otro y estar dispuesto a cambiar nuestras propias ideas iniciales (por eso, quizá las conversaciones más estériles entre conocidos son las políticas… es difícil que alguien varíe el punto de vista, por otros motivos que no son conversacionales). Por ello, ¿qué porcentaje del tiempo hablas y cuánto conversas?
  2. ¡Necesitamos amigos conversadores! A veces cuando vivimos un problema con la pareja, las mujeres solemos llamar a amigas (y los hombres a amigos) para contar lo mal que nos va y los errores que cometen “siempre” los hombres (o las mujeres). Esas conversaciones nos alivian. Total, todos estamos en el mismo barco… pero no necesariamente nos ayudan a crecer. Una conversación te reta internamente. Cuando tengamos un problema, sea cual sea, necesitamos que no nos den continuamente la razón y escuchemos otros puntos de vista para ampliar nuestro enfoque. ¿Con qué personas tienes la posibilidad para compartir buenas conversaciones?
  3. Abramos nuestros temas de conversación. En la China antigua había asociaciones poéticas que reunían a mujeres para conversar de otros temas diferentes a las tareas domésticas. Es un buen ejemplo para comprender que hagamos lo que hagamos, necesitamos incluir temas de conversación más allá de nuestros problemas u obsesiones, que nos alivien de lo que nos duele o simplemente, para comenzar a contemplar la vida de una manera más amable. Piensa, por ejemplo, en la última semana de qué has estado conversando con la pareja, familia o amigos…

Fuente de la foto: Pixabay

Comentarios

Llevas razón en que hablar no es lo mismo que conversar, pero a veces puedes tener conversaciones en las que no expresas lo que te preocupa; a veces ya sabes lo que se te va a decir cuando te preocupa algo y se sabe que ninguna de las soluciones es la válida, lo he experimentado en alguna experiencia y realmente el problema sigue ahí, aunque seas el mejor conversador del mundo y tu receptor también.
Hablando de hablar... y por si os sirve:Claves útiles al hablar: ¿quién da más? wp.me/p5lqd6-l6 vía @jiribas
La verdad que a veces los hay que son pedantes con todas sus fuerzas y no digo más.
Claves útiles al hablar: ¿quién da más? wp.me/p5lqd6-l6 vía @jiribas
me encanto.muy buen consejo y muchisima razon !!
Iribas es precioso lo que dices cuando se pincha en tu nombre , pero me quedo con eso, por tu parte puedes escribir otras cosas parecidas e igual de bonitas.
Con las conversaciones nos dejamos ver, nos exponemos. La conversación refleja el pensamiento, pero también lo podemos hacer la inversa. Utilizar el lenguaje para cambiar nuestro pensamiento, a través de las palabras que utilizamos. Os invito a leer este post sobre el poder de las palabras ;)https://atravesdelasemociones.wordpress.com/2015/12/08/142/
Que bien dices, seguramente si vamos a pensar de esta manera muy pronto veremos el cambio. Gracias
Muchisima razon, etoy muy encantado por esos consejos. Gracias
Está muy bien ese post pero tengo una pregunta que hacerte ¿ no crees que si a una persona se le están dando continuamente mensajes positivos luego es incapaz de sufrir una crítica? lo digo tanto por los niños como por las personas adultas. Gracias de antemano si me respondes.
Mil gracias Lara, Jose, Nina, Graciana, Iris, A través de las emociones, Mesas, Tienda online Paraguay y Bibiana por enriquecer con vuestras reflexiones este post. Efectivamente Lara, a veces no es fácil; conversar es el arte de estar dispuesto a transformarte, a dejarte ver como dice A través de las emociones, pero si esta opción se queda fuera hablaremos pero no conversaremos. Bibiana estoy contigo en que no es buena idea que nos estén dando siempre la razón; eso no es conversar. De hecho, en el segundo punto propongo que pidamos a nuestros amigos conversadores que no nos den la razón porque sí.De nuevo mil gracias a todos y feliz semana!!!

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