19/04/2024
01:59 PM

Indira Murillo: 'Mi mayor ilusión es que la corrupción sea sancionada”

A la periodista le parece increíble que aún hay miles de familias sin acceso al agua potable en Honduras.

Tegucigalpa, Honduras

Representar a Honduras en el extranjero es una responsabilidad que Indira Murillo ha sabido manejar con éxito. La famosa basquetbolista y periodista no olvida sus raíces en el barrio El Bosque, de la capital, adonde disfrutaba con sus vecinos con tal que hubiera un aro para encestar la pelota.

Hoy, Murillo se destaca como funcionaria en el Banco Interamericano de Desarrolllo (BID) en la capital de Estados Unidos, poniendo el nombre de Honduras en alto.

¿Adónde creció?

En uno de los barrios más frescos y viejos del centro de Tegucigalpa. Como diría mi buen amigo Guillermo Anderson: una cipota de barrio, mocosa, descalza, jugando rayuela y bajando guayabas.

¿Disfrutó su niñez?

Mucho, siempre hacía travesuras creativas. Me encantaba jugar con la lluvia, muñecas, hacer galletas de tierra y, por supuesto, jugar baloncesto.

¿Cuál era su sueño?

Quería ser empresaria. Abrí un saco de mangos verdes, los pelé y me puse a venderlos con sal y pimienta. La ilusión no me duró mucho porque mi papá me desmanteló el negocio y me dijo que no había necesidad.

¿Cómo es su familia?

Mi padre, Alfredo Murillo, era ingeniero agrónomo y mi madre, Norma Alvarado, colgó su título de secretaria y se dedicó a la familia. Yo soy la menor de ocho.

¿Tuvo carencias?

Me tocó usar la ropa y los juguetes de mis hermanas. Viví sin grandes lujos, pero tuve una infancia llena de cuidados, rigor y mucho amor. No me hizo falta nada.

¿Cómo inició en el baloncesto?

En el patio de mi casa, era muy grande y de tierra, pero había un tablero con un aro. Allí di los primeros pasos en este deporte. Después jugábamos en el parque de La Leona y en el desaparecido gimnasio Rubén Callejas Valentine.

¿En qué momento dejó de ser un pasatiempo?

Cuando nos permitió, junto con mi hermana Norma, lograr becas de estudio. Tuvimos al igual que nuestro hermano Helmuth la oportunidad de formar parte de la Selección Nacional de Baloncesto de Honduras. No brillé tanto como mi hermana que fue nombrada por varios años como mejor jugadora de Centroamérica.

¿Por qué se inclinó hacia el periodismo?

Mi papá me enseñaba poemas de Esteban Guardiola, Guillén Zelaya y Rubén Darío. Me regalaba poemarios y me pedía que recitara en público. Desde ahí soñaba con ser periodista, anhelaba ser como Ana Elsy Mendoza, la reportera de Abriendo Brecha.

¿Cómo inició en la televisión?

A un año de graduarme hice mi práctica en Radio Cadenas de Noticias y luego di un salto a Canal 5. Bajo la dirección de Rossana Guevara nos convertimos en los fundadores de TN5. Fue una etapa maravillosa, mi primera escuela en periodismo televisivo.

¿Qué cobertura la marcó como reportera?

Sin temor a equivocarme fue el huracán Mitch, eso fue terrible. Muy fuerte recordar lo que vivimos como reporteros encerrados en La Ceiba, incomunicados. Miré pasar personas que se las llevaba la corriente, sentía impotencia al no poder hacer nada.

¿Dejó el baloncesto por el periodismo?

Llevé las dos cosas al mismo tiempo, aún era estudiante de Periodismo cuando fundé Indy del Bosque, una escuelita de baloncesto para los niños de escasos recursos del barrio El Bosque. Llegué a entrenar a 120 menores.

¿Qué le deja la labor social?

Además de divertirme me hace crecer como ser humano. Jugando con Nacional de Ingenieros, el dueño del equipo nos patrocinó los uniformes y balones. Siendo periodista creé la Fundación Amor para ayudar a menores huérfanos.

¿Y el periodismo?

El contacto con la población. Me identifico con la gente y siempre he creído en ellos sin importar su nivel educativo o estatus social.

¿Tuvo miedo de cubrir alguna noticia?

Hasta el día de hoy uno sale de casa a ejercer el periodismo y no sabemos si vamos a regresar. Cuando fui reportera en Honduras la situación no era tan difícil como ahora.

¿Nunca fue amenazada?

No. En aquel tiempo no recuerdo a algún periodista asesinado por la profesión. Es una carrera muy arriesgada, pero nunca me impidió hacer mi tarea.

¿Estuvo en riesgo?

Estuve en medio de balaceras, pleitos de pandillas juveniles y en zonas sumamente peligrosas. Bendito Dios nunca nos pasó nada.

¿Por qué decidió irse a Estados Unidos?

Mis padres habían solicitado mi residencia. Estaba en un buen momento y decidí dejar todo para empezar de nuevo. Trabajé un año en Telemundo Nueva York y también dirigí una radio en Virginia. Luego surgió la posibilidad de trabajar en el BID.

¿Qué hace en el BID?

He permanecido casi ocho años como consultora del departamento de Relaciones Externas. Empecé como productora de televisión.

¿Ha sido discriminada por ser latina en EUA?

La discriminación se da en todas partes. Un porcentaje de la población estadounidense cree que todos los latinos somos mexicanos. He aprendido a ser muy tolerante y respetuosa.

¿Qué es lo que más extraña de Honduras?

A mis mejores amigos y amigas. Añoro regresar a mi equipo de baloncesto. Extraño la sopa de olla, el tapado, las rosquillas en miel, las tustacas, alcitrones, las semitas de manteca.

¿Pasa informada?

Todos los días leo noticias por Internet y redes sociales. Aunque soy ciudadana estadounidense y juré lealtad a esta patria, mi amor por Honduras sigue siendo el mismo.

¿Cómo es su vida en familia?

Muy normal, me casé hace dos años con Omar Nava. Mi esposo es boliviano y de momento no tenemos hijos, pero esperamos que muy pronto. Si no, estoy con el corazón abierto para adoptar una niña hondureña.

¿Cómo ve a Honduras desde EUA?

A pesar de todo lo que sucede es un país bello, lleno de encantos y personas extraordinarias. Tengo esperanza de que cese la inseguridad y que la corrupción sea sancionada, es mi mayor ilusión. Me parece mentira que todavía haya miles de personas sin acceso al agua potable.

¿Qué la decepciona?

La falta de oportunidades para los jóvenes y la impunidad que dejó en libertad a un exagente de la desaparecida Dirección de Investigación Criminal que asesinó a mi hermano menor hace varias décadas.