Por Guillermo Áreas Cabrera
El Proyecto del Gran Canal Interoceánico (GCI), de llevarse a cabo correctamente es lo más grande que puede sucederle a “el paisito”. Lo que no acabo de entender es la forma en que lo están tratando de ejecutar.
A la fecha nadie ha visto un cronograma de trabajo o sea la forma en que se cumplirá el contenido de las labores a desarrollarse teniendo en cuenta una secuencia determinada de actividades y un tiempo establecido.
Determinar la duración de cada una de las actividades de un proyecto es lo que se denomina “cronograma de actividades” y eso nos sirve para analizar si el proyecto está haciendo un uso adecuado del tiempo y los recursos económicos.
Esta secuencia de actividades tiene que iniciarse con la elaboración de los términos de referencia (TR), o sea, las pautas establecidas por el dueño del proyecto para el desarrollo del Estudio de Impacto Ambiental (EIA). Los TR deben requerir información de calidad y en la cantidad necesaria para que se pueda determinar la factibilidad ambiental del proyecto. A la fecha se ignora si se hicieron, quién los hizo y cuál fue su tiempo.
El segundo paso sería la elaboración del EIA o sea el conjunto de análisis técnico-científicos, sistemáticos, interrelacionados entre sí para la identificación, predicción y evaluación de los impactos significativos positivos y/o negativos que producirán a las actividades provenientes de la HKND sobre el medio ambiente físico, biológico y humano.
Debe de llegar a conclusiones sobre los impactos que puede producir sobre el entorno el desarrollo del proyecto del GCI, establecer las medidas para mitigarlos y darle seguimiento y proponer como reducir y/o eliminar los grados de impacto en el medio ambiente.
Cuándo se inició ese EIA, cuándo finalizará, tendrán acceso a él los habitantes de Nicaragua que serán los perjudicados o beneficiados del proyecto y en todo caso es a quienes corresponde, una vez conocidas las afectaciones que tendrá en nuestras vidas, el decidir si lo queremos o no.
No creo que la decisión anterior sea potestad de una empresa extranjera, de la voluntad de un Presidente o de una autómata asamblea legislativa, que igual pareciera ser la misma que tomó la decisión durante la presidencia en Nicaragua del tico, Adolfo Díaz.
El EIA da lugar al Plan de Manejo Ambiental (PMA) que, de manera detallada establece las acciones que se requieren para prevenir, mitigar, controlar, compensar y corregir los posibles efectos o impactos ambientales negativos causados por el proyecto del GCI. Incluye también los planes de seguimiento, evaluación y monitoreo y los de contingencia.
Todo lo anterior tiene un costo económico de miles de millones de dólares, el cual es imposible determinar mientras no se haya seguido la secuencia lógica de actividades establecidas en el cronograma, iniciándose con los TR, pasando por el EIA, para terminar con el PMA.
Lo anterior parece que solo Wang y Telémaco Talavera lo saben al establecer fecha para iniciar labores del GCI a fines del 2014. Llama la atención que el Presidente de la República no ha ratificado tan importante anuncio para su futuro político y el bienestar de Nicaragua que me aterra pensar que el señor Presidente piense como yo, que estamos ante el cuento chino más grande de la historia, más grande que el de Tumarín o la Refinería El supremo sueño de Bolívar, pero necesario para que incida en futuras campañas políticas.
El autor es abogado.
Ver en la versión impresa las páginas: 11 A
