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Medición de la Pobreza

Sistema de Indicadores sobre pobreza y género, 2016-2020


En esta edición, el SIPyG presenta información correspondiente al periodo 2016-20201 con 33 indicadores, la cual incluye nuevas categorías de análisis que suman a la perspectiva de género, entre estas, se incorpora la totalidad del trabajo doméstico no remunerado (TDNR), la visibilización de la desigualdad en el tiempo total de trabajo, la participación económica vinculada a la condición de maternidad y paternidad, las diferencias entre las ocupaciones principales de hombres y mujeres, y la tenencia del activo fijo de la vivienda.

La estructura temática del SIPyG 2016-2020 es la siguiente:


TEMÁTICA DIMENSIÓN ​​​TOTAL DE INDICADORES​
CARACTERÍSTICAS DE LOS HOGARES 4
DIVISIÓN SEXUAL DEL TRABAJO Trabajo doméstico no remunerado​ 4
Trabajo extradoméstico (empleo) 6
Tiempo total de trabajo​ 2
Actividad principal​ 2
DESIGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS SOCIALES Ingreso​ 6
​Educación​ 1
​Salud​​ 2
​Seguridad Social​​ 2
​Vivienda​ 2
​Alimentación 2


Algunos de los principales resultados de los indicadores ante el contexto de la pandemia originada por la COVID-19 son los siguientes:

  • La pobreza extrema y moderada, que disminuyeron de 2016 a 2018 tanto en las mujeres como en los hombres, han aumentado durante la pandemia, siendo la extrema la que presenta una tendencia de mayor crecimiento. Así en 2020, el 44.4% de las mujeres se encontró en situación de pobreza, porcentaje ligeramente mayor en comparación con el 43.4% de los hombres.
  • Las principales causas del aumento de la pobreza en 2020 fueron el incremento de la población con ingresos insuficientes para adquirir la canasta básica de bienes y servicios, y de la que presenta carencia por acceso a los servicios de salud.
    • En este sentido, la población que en 2020 declaró tener acceso a servicios de salud por el INSABI fue 10 puntos porcentuales (pp.) menor a la que reportaba contar con el Seguro Popular, por lo que, ante el contexto de la pandemia, es imperativo que se dé mayor certeza a la población sobre el acceso, funcionamiento y disponibilidad a los servicios de salud que las personas tienen a través de este Instituto, que además incide en evitar los gastos de bolsillo por motivos de salud, que se incrementaron en 2020.
    • Así también, en tanto que el monto total de las transferencias monetarias provenientes de los programas sociales tuvo un aumento mayor en los hombres que en las mujeres, y ante la brecha histórica de género en cuanto a ingresos, es imperioso reforzar la perspectiva de género en las estrategias gubernamentales, aún más en contextos como el de la pandemia de COVID-19. Si bien, el monto total de transferencias para las mujeres es el doble respecto de los hombres, los incrementos para 2020 en ellos fueron del 38% en pobreza, y 33% en ausencia de ésta; y para ellas fue del 6% en situación de pobreza, y del 10% fuera de ésta.

Cinco meses después de haberse iniciado la pandemia de la COVID-19, el ritmo del crecimiento en el empleo de las mujeres se estancó, y la división sexual del trabajo se ha reforzado.

  • De agosto a noviembre de 2020 respecto del mismo periodo del año anterior, el empleo de las mujeres retrocedió en 2.8 pp., a la par que el trabajo doméstico como ocupación exclusiva aumentó en 2.1 pp. (+1.9 millones de mujeres). Si bien, el descenso de la empleabilidad de los hombres fue mayor, en 3.9 pp., su ocupación exclusiva en el trabajo de casa aumentó en 1.2 pp. (+0.5 millones de hombres).
  • Durante agosto-noviembre de 2020 respecto del mismo periodo de 2018, el número de mujeres en búsqueda de un empleo aumentó en 118.5% en situación de pobreza, y en 61.7% en aquellas que no se encontraban en situación de pobreza, mientras que, en los hombres, los incrementos fueron menores, de 97.7% y 58.0%, respectivamente.
  • Para las mujeres en situación de pobreza, antes de la pandemia se observó que el porcentaje de mujeres empleadas fue mayor al de las dedicadas exclusivamente al trabajo de casa (47.1% vs 44.5%), pero durante la pandemia, este comportamiento se revirtió, con porcentajes de 44.8% y 45.8%, respectivamente.
  • Para las mujeres que no están en situación de pobreza, la mayoría contó con empleo durante la pandemia, no obstante, el retroceso de este (-2.9 pp.) fue casi de la misma magnitud en que aumentó el trabajo exclusivamente de casa (+2.3 pp.).
  • Para los hombres en y fuera de la situación de pobreza, el empleo ha sido la única actividad que figura como su principal ocupación antes y durante la pandemia, mientras que el trabajo exclusivo en el hogar asciende a menos del 4%.
  • Al considerar la condición de maternidad y paternidad, durante la pandemia se ha observado que las mayores reducciones en el número de personas empleadas se han presentado en las poblaciones de madres y padres con hijos(as) menores de 5 años. En situación de no pobreza, la contracción fue de aproximadamente un 10% para ambos sexos; en situación de pobreza, fue -5.4% en las madres, y de -9.4% en los padres.
  • Durante la pandemia, se ha observado que el estudio ha retrocedido como actividad exclusiva para la población adolescente, sobre todo para la que se encuentra en situación de pobreza. A la par, el empleo se ha mantenido o aumentado en igual magnitud para ambos sexos, no obstante, los quehaceres domésticos han aumentado más en las adolescentes, de manera que, los roles de género se han reforzado también para esta población durante la pandemia. A nivel nacional, para agosto-noviembre de 2020, el porcentaje que se dedicó exclusivamente al trabajo del hogar aumentó en 6.6 pp. en las adolescentes y en 4.5 pp. en los adolescentes. 
  • Durante la pandemia, tanto mujeres como hombres han aumentado el tiempo que destinan al trabajo doméstico no remunerado, no obstante, estos incrementos han respondido a los roles de género, ya que las mujeres han hecho mayor frente al aumento de este trabajo. De 2018 a 2020, el incremento en el número total de horas que las mujeres destinaron a los quehaceres domésticos fue de 67 millones de horas, mientras que en los hombres fue de 44 millones, es decir, en 2020, ellas destinaron 4.2 veces más horas a este trabajo doméstico que ellos (976 y 233 millones de horas, respectivamente).

En el mercado laboral, también se agudizaron algunas brechas de género. Después de cinco meses de pandemia, la ocupación sin pago aumentó más en las mujeres que en los hombres, las ocupaciones feminizadas presentaron mayores pérdidas de empleos, y en las mujeres se observó una tendencia de elegir, más que los hombres, jornadas de trabajo más reducidas.

  • La ocupación sin pago constituye una de las desigualdades de género ya que es más frecuente en las mujeres, situación que se ha reforzado durante la pandemia. De 2018 a 2020, los mayores aumentos en el porcentaje de mujeres ocupadas sin pago se observaron en las adultas mayores fuera de la situación de pobreza con un alza de 7.9 pp., en las adultas mayores en pobreza con un aumento de 4.2 pp., y en las ocupadas de 16 a 44 años en pobreza con un alza de 3.2 pp.
  • Las ocupaciones feminizadas presentaron las mayores pérdidas de empleo para agosto-noviembre de 2020. La población ocupada de mujeres en este tipo de labores disminuyó en 948.3 mil personas, mientras que el descenso del empleo de los hombres en estas ocupaciones fue de 220.3 mil personas. En las ocupaciones masculinizadas y mixtas el balance entre 2018 y 2020 fue una recuperación de empleos.
  • Durante agosto-noviembre de 2020, la inserción de las mujeres en jornadas reducidas aumentó, en las de menos de 15 horas creció en 395.3 mil trabajadoras, mientras que, en el resto de las jornadas más amplias se redujo en 380.5 mil empleadas; en cambio, en los hombres aumentó el empleo en las jornadas de duración intermedia.

El tipo de arreglos familiares encabezados por mujeres presentan mayor dependencia demográfica, y tienden a ser no conyugal, con hijos(as) y/o con redes familiares como una estrategia para sortear la conciliación entre la crianza y el trabajo remunerado. Así, estos hogares presentan características que pueden mermar en mayor medida su resiliencia ante situaciones económicas adversas, como la pandemia de COVID-19.

Los 33 indicadores que conforman al SIPyG 2016-2020 así como el análisis puntual de las cifras están disponibles en los archivos de descarga dispuestos a continuación:

1 La actualización previa, en marzo 2020, completó la serie 2008-2018 e incluyó la publicación del Informe sobre Pobreza y Género 2008-2018. La nueva serie 2016-2020 corresponde a la Actualización de la Medición oficial de la pobreza en México 2016-2018.