La participación de los seguros privados en la atención de la salud de los ciudadanos será clave para mejorar la sostenibilidad y los niveles de eficacia del sistema sanitario de México, el cual se ubica en el peldaño 67 de una escala mundial que mide la calidad de estos servicios. Éstos son los datos que presenta el informe Sistemas de salud: un análisis global, dado a conocer por Fundación Mapfre en colaboración con el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS).
En este documento se indica que los seguros de Salud y las entidades aseguradoras que los ofrecen pueden jugar un papel adicional relevante, ya sea a través de su participación en la gestión de las políticas públicas, ya sea complementando y ampliando las coberturas obligatorias básicas.
En México, durante la última década se ha observado una penetración mayor de los seguros privados de Salud, con un ligero crecimiento: desde el 0.22 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2007 hasta el 0.33 por ciento en 2017, detalla la investigación.
De acuerdo con el estudio divulgado por Fundación Mapfre, las primas durante 2017. De este monto, la mitad correspondió a coberturas colectivas y la otra parte a seguros individuales. En lo que se refiere al seguro de Salud, dicha cobertura produjo un monto de 3,518 millones de pesos en primas en el mismo periodo; por lo cual, en conjunto, el gasto privado en seguros de Salud ascendió a 71,348 millones de pesos.
Inversión en Salud, muy por debajo de la media
Ahora bien, el gasto sanitario total de México durante 2017 representó 5.4 por ciento de su PIB (5.5 por ciento en 2016), lo que se traduce en 3.5 puntos porcentuales por debajo de la media de los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es de 8.9 por ciento del PIB, según datos de esta institución.
Fundación Mapfre explica que el gasto en Salud por parte del subsistema privado representó 2.6 por ciento del PIB en 2017, y las empresas aseguradoras privadas fueron responsables del 6.1 por ciento del gasto total, por concepto de pago de primas, durante ese mismo año.
Es importante destacar el elevado porcentaje de gasto de bolsillo en Salud, que en 2015 representaba 41.4 por ciento del total de gasto sanitario per cápita. Por si fuera poco, el gasto sanitario estimado per cápita durante 2017 fue de 1,034 dólares (1,020 dólares en 2016), según datos de la OCDE.
Así pues, aplicando la última distribución disponible hasta 2015, más o menos 540 dólares (52.2 por ciento) corresponderían al gasto medio per cápita en el sistema público. Del 47.8 por ciento restante, el gasto en primas de seguros y planes voluntarios de Salud rondaría los 51 dólares por persona (4.9 por ciento).
¿Cómo funciona el sistema sanitario mexicano?
El sistema sanitario mexicano responde a un modelo mixto de corte bismarckiano con elementos tanto del sistema Beveridge como del de libre mercado.
El sistema bismarckiano es contributivo de naturaleza no universal, financiado con cotizaciones de los trabajadores, de la empresa y, en algunos casos, del Estado. La gestión puede estar a cargo del Estado, del sector privado o considerar diversas combinaciones con la participación de ambos. Mientras que el sistema Beveridge es no contributivo de cobertura universal, financiado con impuestos a través de los presupuestos generales del Estado. La gestión suele estar a cargo del Estado e incluir diferentes mecanismos de participación privada. En cuanto al liberal, éste es un sistema de libre mercado, financiado con pagos directos a proveedores de servicios o mediante contribuciones a aseguradoras (primas) a cargo de los usuarios. La gestión está a cargo del sector privado (aseguradoras o prestadoras de servicios de salud).
De esta forma, pueden distinguirse tres grandes componentes en el Sistema de Salud mexicano: las instituciones de seguridad social vinculadas a una relación laboral; los servicios de salud para la población no asegurada (Seguro Popular); y los servicios privados de salud, los de mayor peso del sistema en la actualidad, individualmente considerados.
Indicadores de capacidad del sistema sanitario
Según datos de la OCDE, en 2016 (última actualización disponible) el número de médicos ejercientes en México era de 2.4 por cada 1000 habitantes, cifra 30.6 por ciento inferior a la media de los países que forman parte de dicha organización (3.4 médicos por cada 1000 habitantes). En cuanto al número de enfermeros, este índice ascendía en ese año a 2.9 por cada 1000 habitantes, que es 67.9 por ciento inferior a la media entre los países de la OCDE (9 enfermeros por cada 1000 habitantes).
Por otro lado, el número de camas de hospital en México en 2016 era de 1.5 por cada 1000 habitantes, una cifra 67.3 por ciento inferior a la media de los países de la OCDE en esa fecha (4.7 camas por cada 1000 habitantes). Además, el número de equipos de imagen por resonancia magnética en 2016 era aquí de 2.6 por cada millón de habitantes, parámetro 84.3 por ciento inferior a la media de los países integrantes de la OCDE (16.4 por cada millón de habitantes), y el de equipos de tomografía axial computarizada era de 6.1 por cada millón de habitantes, indicador 76.6 por ciento por debajo de la media de los países afiliados a la OCDE (26.1 por cada millón de habitantes).
Seguros voluntarios y planes de ahorro serán vitales
Pese a lo anteriormente descrito, Fundación Mapfre sostiene que el establecimiento de incentivos para la contratación de seguros voluntarios constituye una pieza clave para favorecer el propósito de aliviar la carga de los sistemas públicos de Salud, y es un complemento por medio del cual se generan mecanismos que permiten ampliar y eventualmente universalizar la atención sanitaria de la población.
Finalmente, Fundación Mapfre recalca en su análisis la importancia del ahorro de mediano y largo plazo para la atención de las necesidades de salud alegando que éste ha sido siempre uno de los aspectos que se han considerado decisivos en la mejora de la atención médica de los ciudadanos.