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Cristina Plazas
Sábado 27 de febrero de 2021 - 12:00 PM

Adios a un grande..

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Hace unos años mi tía Camila, una de las personas que más quiero y admiro, fue secuestrada por guerrilleros del M19 y la mantuvieron 22 largos meses encerrada en un closet, sin la posibilidad de escuchar radio o ver televisión. Camila tenía tan solo 18 años cuando fue sacada a la fuerza de su universidad, por unos matones con metralletas. Mi familia solo recibió pruebas de supervivencia luego de un año del secuestro. Desafortunadamente en esa época, Herbin Hoyos no tenía el programa de radio, las voces del secuestro, para acompañar a mi familia y a Camila en este camino cruel, tortuoso e inhumano. Cuán diferente hubiese sido para nosotros poder expresarle a Camila lo que sentíamos, decirle lo mucho que la amábamos y la falta que nos hacía. Contarle además las buenas noticias como el nacimiento de su sobrina y otras tantas que pasaron mientras su doloroso cautiverio. Cuán diferente habría sido para ella escuchar nuestra voz en la oscuridad y sentirse por unas horas fuera de ese tenebroso closet.

Gracias a Dios Herbin existió para tantos secuestrados y sus familias. Él sabía cuáles eran sus necesidades y su programa se convirtió en una voz de aliento y una luz para todos. Muchas víctimas de las FARC dan fe que el haber escuchado a sus familias les dio fuerza para sobrevivir a los campos de concentración donde los tenían. Las historias de sus familias los liberaba unas horas de las cadenas, enfermedades y tratos inhumanos.

Los terroristas les arrebataron la posibilidad de ver crecer a sus hijos, pero Herbin les regaló poder escucharlos crecer.

La labor de Herbin iba más allá del periodismo; él era un verdadero defensor de los derechos humanos. Acompañó a las familias en ese camino tortuoso por fuera del programa. Fue la voz de quienes habían sido ignorados por las autoridades, abriéndoles puertas y convirtiéndose en su tabla de salvación.

Para Herbin, el reclutamiento de niños también fue su obsesión. Se dedicó a recopilar pruebas de cómo las FARC les robó la infancia a miles de niños. Se descontrolaba cada vez que escuchaba a los miembros de este grupo ocultando este crimen atroz. Hace unos meses me invitó a conocer el informe que presentó ante la JEP, un trabajo riguroso que le aportó a este tribunal todo lo necesario para actuar con contundencia.

Herbin también fue la voz de las desmovilizadas que denunciaron la esclavitud de las mujeres guerrilleras, a través de la Corporación Rosa Blanca. Para él, era inadmisible que ellas fueran representadas por mujeres como la senadora Sandra Ramírez, que hasta el día de hoy sigue tapando con un dedo las barbaries como el reclutamiento, abortos forzados, abuso sexual entre otros.

Herbin Hoyos fue un grande del que muchos deberían aprender. Buen viaje querido amigo. ¡Qué falta harás!

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