MADRID

Juicio a la banda de carteristas más activas de Madrid

El 'clan de las Bosnias' se libra de ir a la cárcel a cambio de pagar una multa de 1.800 euros

  • El juez sustituye la condena de prisión por multas de 1.800 euros a cada acusada

  • Sólo dos han sido condenadas; dos están huidas y otras dos en rebeldía

  • Aprovechaban las aglomeraciones para robar las carteras

Vídeo: ATLAS | FOTOS: EL MUNDO

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Las dos acusadas del clan de las Bosnias que ayer se presentaron a juicio en la Audiencia Provincial de Madrid se han librado de la cárcel. Estas dos integrantes de la banda de carteristas dálmatas que durante años asoló el metro de Madrid con sus fechorías han sido condenadas a seis meses de prisión, aunque el juez les conmuta la pena por una multa de 1.800 euros (cada una) fraccionada en 18 mensualidades de 100 euros.

La sentencia, que es firme, es fruto de un acuerdo entre la defensa, la acusación particular (Metromadrid), que renunció a solicitar el pago de las costas procesales, y el Ministerio Público, que pedía en principio un año de cárcel.

En opinión de Metromadrid, se trata de una sentencia histórica porque por primera vez se condena a una grupo de carteristas como integrantes de una organización criminal. Las acusadas formaban parte de un grupo criminal organizado dedicado a robar en el metro, especialmente a turistas extranjeros, mediante una metodología perfectamente establecida. Según explicó el juez al dictar sentencia, la jefa de la banda asignaba una función a cada miembro del clan. Unas distraían, tapaban y trataban de impedir que sus compinches fueran descubiertas, otras robaban al descuido y otras se encargaban de esconder y huir con el botín. Aprovechaban las horas punta y las estaciones más concurridas y no dudaban en parar las escaleras mecánicas para provocar pequeñas aglomeraciones para cometer sus asaltos. Sus víctimas preferidas eran los turistas extranjeros porque sabían que, llegado el caso, tendrían más dificultades para personarse en caso de ser atrapadas y juzgadas. El atestado recuerda que Metromadrid acumulaba 14.200 denuncias por robos al descuido sólo en 2012, año en que fueron detenidas las acusadas. La criminalidad en el metro se redujo un 40% tras la caída de las Bosnias.

Cabe suponer, o así al menos lo indicó el abogado de las acusadas, Luis Sáiz, que un castigo similar recaerá sobre las otras cuatro integrantes de la banda el día que se sienten en el banquillo. Ayer no comparecieron, por lo que fueron declaradas en rebeldía, porque -según dijo el letrado- «no recibieron la citación».

Por otro lado, las condenadas no pueden ser repatriadas porque sus países de origen, Montenegro y Bosnia-Herzegovina, no las reconoce como ciudadanas. Ambas son viejas conocidas de la Policía y acumulan una veintena de antecedentes por robo, pero pueden tomar el metro como cualquier ciudadano porque la Audiencia Provincial revocó en 2013 una decisión insólita de Metro de Madrid, que les había prohibido acceder al suburbano por sus fechorías. De haber sido juzgadas con el nuevo Código Penal podrían haber afrontado muchos más años de prisión, ya que la nueva ley establece privación de libertad por hurtos de cualquier valor.

El abogado de las acusadas entró en la Audiencia solicitando la libre absolución de sus defendidas, al entender, que eran víctimas de un «juicio mediático» debido a la «alarma social» generada por la inseguridad en el metro. Sáiz hizo hincapié en que sus defendidas querían resolver su deuda con la sociedad y pasar página porque ambas estaban arraigadas en Madrid, una ha tenido un hijo en España.

Poco después llegaron, por separado, sus defendidas, ambas con gafas de sol, zapatillas deportivas, tejanos y gorras de béisbol. Zahida Ibrahimovic, la mayor de ambas, nacida en Montenegro, se negó a hacer declaraciones. Era, según el juez, la segunda en la organización y se encargaba de hacer de portavoz ante la Policía cuando las sorprendían. En 2012 fue detenida en 19 ocasiones por hurto.

Poco después entró Maya Ibrahimovic, apenas 23 años, Bosnia-Herzegovina, seis detenciones en 2012: «Soy inocente», dijo. Mientras su abogado buscaba un acuerdo satisfactorio para sus defendidas ellas esperaban en la puerta. Maya -en perfecto castellano- y Zahida -a trompicones- recriminaban a los periodistas que las fotografiasen. «No somos criminales y todo lleno de cámaras», decía Zahida con voz mendicante. Apareció Luis Sáiz: «Ahora -les dijo el abogado- os preguntarán si estáis de acuerdo y decís a todo que sí». Se abría la puerta de la Sala y comenzaba el juicio.

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