OPINION

Jubilados a los 50: el estruendoso silencio del Ibex y de la CEOE

Álvarez-Pallete durante la junta de accionistas
Álvarez-Pallete durante la junta de accionistas
José González

Los empresarios españoles tienen problemas de voz. Disfonía y afonía: ronquera e incapacidad de hablar, según los casos. La ronquera puede ser lógica porque en los últimos meses, con el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, al frente, se han desgañitado gritando a los cuatro vientos contra un posible acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos que perjudicaría a la economía.

En cambio, ningún empresario ha hecho comentarios a la reflexión lanzada en EE UU por la organización Business Roundtable sobre lo que han sido, son y deberían ser las empresas responsables. La organización, a la que pertenecen dos centenares de sociedades de la talla de Apple, Amazon, ATT, IBM, BlackRock o Ford, sostiene que las compañías y sus gestores deben mirar más allá de los accionistas o, lo que es lo mismo, más allá del beneficio y su reparto si quieren afrontar los nuevos tiempos.

La propuesta de la Business Roundtable no ha tenido eco alguno en España. Afonía total en la CEOE y silencio estruendoso en el Ibex. Las grandes compañías estadounidenses, la crema y nata del capitalismo, defienden que las empresas deben tener en cuenta no sólo a sus inversores sino también a los trabajadores, a los clientes, a los proveedores y a las comunidades. Es un debate importante que evoca el llamado 'capitalismo renano' que nació después de la Segunda Guerra Mundial, el modelo de economía de mercado social en el que empresas y sindicatos comparten responsabilidades. Para Alemania fue una herramienta que consolidó su economía.

Silencio en España. El país está en otra onda y no solo por la deriva de sus políticos. Es cierto que el modelo alemán no es lo que era. A partir de los noventa, el modelo empezó perder color. La globalización y el triunfo de la economía financiera debilitaron las políticas empresariales de cogestión y con ellas, la cultura del diálogo entre Administración, empresa y sindicatos. 

El PSOE pide más apoyo a los trabajadores mayores de 50 años y recuperar su protección por desempleo
La expulsión de miles de trabajadores maduros del mercado puede golpear a la pensión.

La España de la democracia apenas si llegó a tantear las ventajas de una economía más social. Como en la mayor parte de los países desarrollados, a partir de los 90, España optó por un modelo caracterizado por el menor peso del Estado en la economía y la búsqueda de la competitividad de las empresas. Una búsqueda más basada en la devaluación salarial que en la innovación. Turismo, hostelería y salarios cada vez más bajos para una economía en declive. En una situación típica de países del tercer mundo, el país exporta jóvenes bien formados que contribuyen a sostener los sistemas de bienestar de otros países. Silencio.

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En esa burbuja empresarial suenan de forma estrepitosa los planes de las grandes corporacionesCaixabank, Banco Santander, Telefónica- para desprenderse de miles de trabajadores que apenas superan los 50 años. Un diputado –Alberto Montero, Unidas Podemos- ya planteó en el Congreso a principios de año, refiriéndose al Banco Santander, la paradoja de despedir personal a miles mientras en el sector bancario se realizaron en 2017 más de 17 millones de horas extras sin remunerar. ¿Respuesta? Silencio.

Acciones al alza

Desde el punto de vista de país y sociedad, precisamente el que ahora se plantean las grandes corporaciones estadounidenses, la expulsión de mayores de 50 de las grandes empresas y bancos es un error. Con despidos a miles y prejubilaciones a los 53 años pueden mejorar los balances de las empresas y las cotizaciones bursátiles de las compañías a corto plazo. Pero es imposible que gane el conjunto del país.

Incluso si los despidos se hacen mediante Planes de Suspensión Individual (PSI) -Telefónica-, sin coste aparente para las arcas públicas, en lugar de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), que si tienen un coste para la Seguridad Social. El mensaje que llega a la sociedad es de desánimo: los trabajadores maduros donde mejor están es en casa. Eso en un país que ha retrasado la edad de jubilación oficial a los 67 años. Es evidente que algo no cuadra.

La evolución de la pirámide de población apunta a que los trabajadores jóvenes y formados van a ser cada día menos. Si se expulsa a los empleados maduros de las áreas y corporaciones más productivas y tecnificadas, el golpe a la sociedad puede ser irreparable. Los mayores de 50 que encuentren ocupación -y no es fácil a esa edad- lo harán en servicios auxiliares y en la economía sumergida. Una zancadilla para las pensiones futuras. La propuesta de la asociación de grandes empresas americanas apuesta por poner luces largas en la gestión empresarial. Difícil pero no imposible.

“El éxito a largo plazo de estas empresas y de la economía de Estados Unidos depende de que inviertan en la seguridad económica de sus empleados y de las comunidades en las que operan”, dice la Business Roundtable. Cámbiese Estados Unidos Unidos por España y obtendrá...un atronador silencio.

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