«I make images that intellect will never make». Joan Lalucat no se anda por las ramas, con esta frase de Francis Bacon inicia un libro en el que recopila su proyecto final del Grado Superior de Ilustración. La influencia del pintor británico es capital en la obra del joven artista catalán. La descomposición de los cuerpos, la sangre, el gusto por el retrato en espacios vacíos y abstractos, la provocación y la investigación del alma humana (o de la psicología, como le gusta decir al artista) son los elementos que trazan una conexión entre Lalucat y Bacon.

Ossos freds, Joan Lalucat.

Ossos freds, Joan Lalucat.

Carne, huesos y sangre

El título de su última colección tampoco deja lugar a dudas. Joan Lalucat (Barcelona, 1985) disecciona cuerpos para descifrar cerebros. En Pervers i insolent el pecho y la cara del retratado se descoyuntan, la carne se reblandece hasta formar casi un fluido rosa. La boca y los dientes se deforman mientras que el labio inferior parece crecer hasta el pecho. Solo los ojos permanecen inalterados, pequeños, animales.

Pervers i insolent, Joan Lalucat.

Pervers i insolent, Joan Lalucat.

En L’aprobació del ser superior, el retratado aparece vestido, pero la cabeza es un muñón sin labios con las encías en carne viva. Y en Una visita inesperada el expresionismo adquiere tintes tétricos.

Con esta serie de retratos, Lalucat busca un doble objetivo. En primer lugar trata de captar nuestra atención sensorial. Una obra de arte penetra primero a través de los sentidos, dejando a un lado el intelecto. Estos retratos turban, despiertan, azuzan. También podemos sonreír con ellos, pero es esa risa tensa que mira de reojo.

En segundo lugar, el artista catalán trata de conectar con nuestro cerebro, proponiendo una investigación de la psicología del ser humano, de esas emociones incontenibles que (de)forman nuestro carácter. Somos furia, morbo, crueldad. Somos todo eso que vemos en los demás, pero no en nosotros mismos.

La mentida, Joan Lalucat.

La mentida, Joan Lalucat.

De Velázquez a Bacon (y a Lalucat) no hay tanta distancia. El objetivo es el mismo: captar el alma humana en un lienzo. Solo cambian las técnicas… y los tiempos. Los retratos de Lalucat asustan, pero tampoco se puede decir que den ganas de tomar una copa con Inocencio X…

Collages y técnica mixta

Más interesantes, si cabe, se nos antojan las obras encuadradas bajo la serie «Collages y técnicas mixtas». Lalucat parte de imágenes tomadas de revistas y periódicas generando obras  que acuchillan al espectador. Sus títulos tampoco pasan desapercibidos: Autolesió, Violació, etc.

Autolesió, Joan Lalucat.

Autolesió, Joan Lalucat.

A buen seguro que el pintor catalán anda sobrado de humor negro. Muchas de las fotos que toma son de modelos que aparecen en anuncios. La sonrisa ‘Profident’  del personaje protagonista de Autolesió choca con el acto que acaba de perpetrar, todo ello envuelto en unos amables tonos azules.

En Tens tota la meva atenció, la imagen real gana mucho protagonismo. Lalucat deforma la boca y añade las piernas en postura imposible. De nuevo, sonreímos, pero a una distancia prudencial, por si la modelo decide saltarnos a la yugular en un parpadeo. Por su parte, en La Caça, no hay rastro de imágenes reales, todo se centra en un ser grotesco con su boca y mano ensangrentados.

L'aprobació del superior, Joan Lalucat.

L’aprobació del superior, Joan Lalucat.

Inicios

Si vamos atrás en el tiempo y echamos un vistazo a las obras más antiguas de Lalucat, comprobamos que el artista catalán se ha baconizado. Los retratos que aparecen en su libro de recopilación de ilustraciones como Nostalgia o Més enllà dels pensaments (también llamado Melancolía) muestran una menor descomposición de las figuras. El artista nacido en Barcelona había experimentado con la sinestesia, con la fusión de la pintura y el sonido. En Nostalgia, por ejemplo, la lluvia acompañaba el visionado de la obra, tratando de construir puentes sensoriales para explicar, de nuevo, qué hay detrás de las emociones y la interpretación de las mismas.

A nivel pictórico, algunas de las obras de esta época resultan muy interesantes como el caso de La recepció, en la que la figura adquiere tintes místicos gracias a las armonías de colores y la leve deconstrucción en pequeños fragmentos de color.

Pero Joan Lalucat ya mostraba años atrás su afición por lo turbio, por el lado oscuro, como muestran dos obras de gran impacto: Susto 2 y Americana. Son cuadros cercanos a la imaginería fantástica, casi de terror. Munch también estaría orgulloso.

Te invitamos a visitar la galería de Joan Lalucat Vehil en Artelista.

La veritat fa mal, Joan Lalucat.

La veritat fa mal, Joan Lalucat.