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Reportaje:7. ACCIÓN EXTERIOR. LA IMAGEN INTERNACIONAL | La sostenibilidad del Estado de bienestar

La 'marca España' se cae del pedestal

En los años de bonanza la imagen era buena en exceso; ahora, peor de lo que merece

Claudi Pérez

Los alemanes no destacan precisamente por su sentido del humor, y los bancos no digamos, pero según el Deutsche Bank -el primer, el gran banco alemán- España era en 2007 "la variedad feliz del capitalismo", "una de las más impresionantes historias de éxito de las últimas décadas". Esa era, en resumidas cuentas, la imagen de la marca España (si es que ese concepto existe) a escasos meses de la entrada en el túnel de la crisis. Una recesión es una forma un tanto extraña de poner las cosas en su sitio, y además crea enormes distorsiones. Puede que sea injusto, pero una fotografía resume bien la imagen actual de la economía española en el contexto internacional: la del presidente Zapatero en el Foro de Davos, sentado entre el primer ministro de Grecia (epicentro de la crisis fiscal europea) y el presidente de Letonia (el país europeo que ha sufrido una crisis más profunda).

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En clave española, los tres últimos años han sido una forma de despertar de un ensueño, del espejismo que dejó un largo viaje de 15 años de bonanza sustentados en montañas de deuda -pública, pero sobre todo privada-, en una burbuja inmobiliaria, en una época dorada que toca a su fin. En clave externa ha desatado exageraciones a la altura de las del Deutsche Bank, esta vez para mal: "España es el enfermo de Europa", dispara Desmond Lachman, del neoconservador American Enterprise Institute. "Aunque debería decir que no tan enfermo como Grecia", apostilla para rebajar la dosis de veneno.

Déficit público, endeudamiento, desplome del consumo, paro, burbuja inmobiliaria, dificultades en la banca, caída en picado de la confianza, competitividad. Los problemas de la economía española son intensos y muy diversos. Y sin embargo no explican por sí solos el feroz ataque que ha recibido en los mercados. Otros países están igual o peor (Irlanda sin duda, y puede que también Italia) y no han recibido tanta estopa. Pero la economía es una ciencia eminentemente social: el relato, la historia que cuenta, es tan importante como los números. Y España es, claramente, uno de los malos en ese relato que explica el capítulo actual de la crisis. La causa es, precisamente, esa imagen de marca a la baja, el sentimiento negativo del mercado respecto a España, la desconfianza que va calando, que se va instalando en la versión española de la crisis.

"Cuando un taxista nigeriano de Washington saca el tema del euro, de Grecia y cita inmediatamente a España para preguntar si va a aguantar la presión es que las cosas van mal", apunta desde la capital estadounidense Ángel Cabrera, director de la escuela de negocios Thunderbird, en Arizona. "La marca España está tocada porque la economía se ha situado en el ojo del huracán, por el contagio de la crisis griega. El milagro español que todo el mundo citaba hace unos años se ha desvanecido. Y esa llamada al realismo debe ser bienvenida porque no somos tan ricos como creíamos, ni podemos permitirnos como país según qué cosas que estaban a la orden del día hasta hace literalmente dos días, hasta la aprobación del plan de ajuste de un Gobierno que anteayer, como quien dice, seguía negando la evidencia. Así es la vida", explica Cabrera. "Dicho esto, el ensañamiento también es injusto: lo que se ha conseguido en los últimos años no va a desaparecer de un día para otro. Los logros están ahí y es el momento de ponerlos en valor", aconseja.

David Humphrey, catedrático de Economía en Florida, despacha con desdén los clichés que sitúan a España como ese enfermo de Europa, que empiezan a hablar de "la gripe española". "Aun así, la economía se enfrenta a un largo estancamiento, aderezado por la crisis fiscal y una posible crisis bancaria", resume este ex economista jefe de la Reserva Federal. Y de la categoría a la anécdota. Humphrey veranea a menudo en España: "Tampoco era normal eso de dos casas, dos coches y dos hijos por familia".

EE UU y Reino Unido llegaron a nacionalizar bancos, y varios países europeos les inyectaron miles de millones de euros: en España apenas hay dos entidades intervenidas. La deuda pública está en torno al 200% del PIB en Japón y ronda el 100% en varios países de la eurozona: no alcanza el 60% en España, cuya economía ha caído menos que la de los grandes países. Las exportaciones no han perdido cuota de mercado en esta crisis. Hay un buen puñado de indicadores que vienen a decir que la crisis es dura, que hacen falta reformas... "Pero que tampoco es para tirarse por el balcón, como ha llegado a parecer a juzgar por las reacciones de unos mercados cada vez más psicóticos", afirma Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters. "La gestión de la crisis ha sido mala: lo mismo puede decirse en toda Europa. En los años buenos la imagen de España era mejor de lo que debía, y ahora se va al otro extremo. Y por cierto: siempre, siempre es así", cierra el economista José Luis Alzola.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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