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Formas de comunicación en las plagas: ratas y ratones

Formas de comunicación en las ratas y los ratones

24 Enero, 2018

Continuamos hablando sobre las diversas formas de comunicación que presentan las especies plaga más comunes en el medio urbano. Tal y como veíamos con las cucarachas, conocer estas distintas formas de comunicación nos resulta muy útil para llevar a cabo los métodos dirigidos a su control, de una forma eficaz. En el presente artículo hablaremos sobre formas concretas en las que ratas y ratones se relacionan con sus congéneres.

En las ratas, los mecanismos de comunicación tienen mucha importancia, puesto que son animales que viven en grupos jerarquizados. Por lo general, los clanes, tanto en la rata parda (Rattus norvegicus) como en la negra (R. rattus) están formados por un macho dominante y algunas hembras subordinadas. Las ratas son animales principalmente nocturnos, por lo que el sentido de la vista no lo tienen especialmente desarrollado. Esto lo compensan con un gran potencial de sus sentidos del olfato, el oído y el tacto; de tal forma, que se comunican entre sí emitiendo feromonas y vocalizaciones. El órgano olfativo es el elemento sensorial más importante. No sólo les ayuda en la búsqueda de alimento. La emisión de feromonas sirve para alertar a sus congéneres de peligros, para marcar el territorio, para interaccionar con el sexo opuesto, etc. Gracias a estas marcas olorosas, se pueden identificar perfectamente los lugares donde las ratas están presentes. Su olor es característico y es uno de los aspectos más significativos que revelan la existencia de una infestación. Los marcajes también pueden indicarnos las zonas de tránsito o sendas de paso.

Con respecto a la comunicación auditiva, hay que decir que las ratas son sensibles a los ultrasonidos, frecuencia de onda superior a los 20 kHz y no percibidos por el ser humano. De entre toda la gama de sonidos que emiten, aquellos con una frecuencia entorno a esos 20 kHz se asocian a dolor o malestar, mientras que una frecuencia mayor, sobre los 50 kHz, indica bienestar. Por tanto, estas llamadas ultrasónicas son empleadas en situaciones de agresividad y en interacciones sexuales o madre-cría. Los sonidos pueden complicar el control de las plagas de ratas, sobre todo si utilizamos trampas de captura. Si estas trampas no provocan la muerte instantánea del roedor, tanto sus chillidos audibles como sus emisiones ultrasónicas, ahuyentarán al resto del grupo, pudiendo desaparecer temporalmente de las instalaciones y dando una falsa sensación de que el problema ha sido resuelto. Las ratas pueden volver, si no se han subsanado las deficiencias que favorecen o permiten su acceso, cuando éstas detecten que el peligro ha pasado.

En el ratón casero (Mus musculus) también son fundamentales las interacciones comunicativas entre individuos. Los ratones viven en grupos familiares más o menos estables en función de la disponibilidad de alimento. Estos grupos están controlados por un macho dominante y territorial. Los ratones se comunican principalmente, al igual que las ratas, mediante la emisión de vocalizaciones y de sustancias olorosas o feromonas. Dichas feromonas son producidas por glándulas presentes en su organismo, como pueden ser las de Tyson; pero también están presentes en sus lágrimas o en su orina. Del mismo modo que las ratas, el olfato es el sentido más desarrollado. Las feromonas son la señal de alarma frente a depredadores o peligros. El olor desempeña sobretodo un papel social fundamental a la hora de establecer los límites de su territorio. Los machos dominantes lo defienden de forma agresiva. Este marcaje hace que, a pesar de su pequeño tamaño, los ambientes con infestaciones de estos roedores queden impregnados de un olor característico. El olor, junto con la localización de sus excrementos o los daños a materiales o alimentos, suelen ser los indicativos más claros de una plaga de roedores.

Por último, añadir que los ratones también pueden comunicarse entre sí mediante sonidos, ya sea a través de chillidos audibles por el ser humano o por ultrasonidos. Estas llamadas pueden alertar a otros roedores cuando se emplean trampas de captura que no provocan la muerte inmediata del animal. Los ratones aprenderán a asociar dichas trampas con un peligro, las eludirán y éstas perderán su efectividad. Por ello, es importante analizar correctamente la situación para elegir la técnica de control más adecuada a cada caso concreto.

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